Capítulo 1

26K 1K 101
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


—  ¡No me toques!

Sentía mi cuerpo completamente roto. Los golpes no me dejaban moverme por más que lo intentara. Los hematomas de mi cuerpo me tenían paralizada de pies a cabeza. Gritos de socorro se extendían a través de mi garganta.

Ni una sola ayuda para poder defenderme. La vida estaba siendo arrancada de mi cuerpo. No podía conservar más fuerzas pues es esa hombre al que tanto temor le poseo el que me las quitaba. No me defiendo, no lucho por mi vida, no hago nada. Me rindo por completo ante la amenaza de mi padre. Aquella persona que tanto amaba era un monstruo y nunca me había dado cuenta.

— ¡Me has arruinado la vida! — grita.

Su mirada al rojo vivo. El cuchillo siendo agarrado con fuerza por su mano. Sus nudillos empezaban a ponerse blancos. Sin embargo, el color escarlata que llenaba su mano opacaba cada signo de presión en su mano.

Sangre mía. Sangre que había arrancado de mi piel como si fuera de su propiedad. De mis labios, de mi nariz, de mi rostro. Todo aquello era mío. Lo estaba destrozando. Me estaba destrozando.

Su cuerpo se colocó de horcajadas a mí. Su pesado organismo aplastaba el mío tan diminuto en comparación. El recuerdo de mi hermano en la misma posición acechó mi mente durante unos segundos. Mis ojos comenzaron apagarse como una llama de un vela que pierde su potencial. Una risa llenó el lugar. Una terrible y escalofriante carcajada que no consiguió causarme nada. Ni dolor, ni sufrimiento, nada. Mi cuerpo se sentía lo suficientemente pesado cansado como para no realizar ni una acción más.

— Tú me has arruinado la vida — escucho a la distancia —. Mereces morir por ello, cariño. — sentencia con la voz más fría que he podido escuchar en mi vida.

Observaba por mis ojos a punto de ser cerrados como alzó su cuchillo. La sonrisa que formó su rostro me causaba un dolor en mi pecho. Mi propio padre era incapaz de amarme. Algo que en mi vida se iba a olvidar.

Cierré los ojos esperando el golpe, la acuchillada que me haría morir. Un movimiento rápido, un pinchazo de dolor para después ver negro. Sentía la sangre salir de mi cuerpo mientras mi padre se mofaba de mí al verme morir.

— Nunca volverás a ser feliz, maldita hija.






Me levanto al completo de la cama. Mi cuerpo sudando por todos los poros posibles. El corazón en mi boca mientras coloco mis manos en la cabeza respirando con pesadez. Las lágrimas amenazando con salir como todas las mañana que me sucede esto.

¡No me beses! (U.D.S.#4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora