Internado para Varones

CAPÍTULO 1

Karol
Me encontraba en mi habitación con el gran sobre blanco sobre mis manos, el sonido del reloj invadía la habitación y mi mejor amiga me miraba desesperada desde el sillón.

—Karol, abrelo de una maldita vez. —habló Carolina.

—Sh... Paciencia.

Su ojo izquierdo empezó a palpitar

—¡¡MALDITA ME HICISTE LEVANTARME TEMPRANO COMO PARA QUE ME DIGAS QUE TENGA PACIENCIA!! —Se exaltó un poco.

Trague saliva y me dispuse a abrir el sobre antes de que se le saliera el chamuco a la Kope.

—"Querido Lionel Sevilla.

Por medio de la presente queremos informarle que usted ha sido aceptado en el internado Roller, le damos la más cordial bienvenida y esperamos su llegada el próximo Lunes."—leí en voz alta.

—¡Quedaste! —me dió un gran abrazo.

—¡Si quedé wuuu!

—Karol recuerda que tienes que relajar las hormonas, te conozco amiga y sé como estás de loca pero tienes que hacerte pasar por chico así que controlate traviesa.

—No prometo nada. —reí a lo que me siguió la corriente. No sé qué haré sin verla todos los días durante 2 años, demonios, la extrañaré.

Después de hacer un mini festejo con jugos Caro se tuvo que ir a su casa, mañana me ayudaría a colocarme la peluca de varón. Mi papá está al tanto de la locura que voy hacer, no está de acuerdo pero el sabe que ser una gran patinadora siempre ha sido mi sueño y confía en que después que me gradué las cosas en la academia cambien y sea mixta.

Yo también confío en que eso pase.

Viernes, Sábado y Domingo se pasaron rapidísimo, durante esos días estuve practicando mi voz grave de macho, mi bobo hermano Lionel me ayudó a caminar como todo un hombre (por así decirlo) además me explicó cosas de hombres que ¡Guacala!

Lo más triste es que el Lunes llegó y tenía que despedirme de ellos así que nos unimos en un abrazo grupal como familia y claro no podía faltar mi mejor amiga.

—Los extrañaré mucho, prometo visitarlos cuando la academia me lo permita.

Los sollozos de mi hermanito menor Peter me conmovieron.—pequeñín no llores. —dije aún abrazandolos.

—Yo no estoy llorando, de seguro es Lionel.

Nos separamos todos del abrazo sorprendidos y en efectivo era Lionel el que lloraba.

—¡¿Qué?! —preguntó al ver qué lo mirábamos. —se está llevando la mayoría de mi ropa. —siguió llorando y lo apapache con un abrazo.

—Ya, ya, ya...—le di palmadas en la espalda como un bebé.

Fue muy difícil decirles adiós pero tenía que seguir adelante así que me despedí por última vez de ellos, papá me llevó hasta la academia y me fue mucho más complicado despedirme.

—Te amo hijita linda... —dijo con un nudo en la garganta. Igualito que Lionel. —o bueno hijito lindo. —reímos.

—Yo también te amo papá.

—Recuerda que siempre tendrás un lugar con nosotros y cuando quieras regresar tu solo llamame y no importa si estoy haciendo del baño o en cualquier otra cosa yo vendré por ti.—sonreí y le di un beso en la mejilla antes de salir del auto, de verdad amo tanto a mi familia.

Miré la academia, realmente era inmensa, una sensación bonita invadió mi estómago, ya no la estaba viendo a través de una imagen, esta es mi realidad.

Suspire profundo antes de entrar.