CAPÍTULO 12

309 31 4
                                    

Tonto, tonto, tonto, TONTO Max.

¡Ahora Ruggero piensa que es mi novio! Urgentemente tengo que aclarar todo con él, pero antes tengo que hablar con Kopelioff.

Ya cuando se salieron del baño los dos tarados salí del cubículo y me dirigí a la habitación.

—Carolina necesito un mega favor... —fui directo al punto.

—Soy toda oídos.

—Me vino la regla y no me traje toallas. —susurré con miedo de que pudiera entrar cualquier persona.

—Karol, Karol, ¡Karol! ¡¿Cuántas veces te he dicho que instales el maldito calendario?!

—No me regañes.

Suspiró. —bueno, en 30 minutos llego.

—Te adoro, eres la mejor amiga del mundo mundial. —le envié un beso.

Se empezó a reír sarcásticamente. —esto no es de a gratis mamasita, haz que un chico te acompañe a recibirlas ¡pero guapo Karol!

Mi cerebro automáticamente pensó en Agus, además es el único que sabe la verdad así que por esa razón también lo llevaré.

—Está bien, lo que digas, te veo en 30...—colgué la llamada por que Ruggero entró a la habitación.

—Hola... —se sentó en su cama. —¿con quién hablabas?

—Con... Con la chica que te platiqué el otro día.

—Oh... —sonrió. —¿qué esperas para decirle que te gusta?

—Pues, saber si a esa persona le gusto también lo cual es imposible por que me bloqueo... DE SU VIDA claro. — inventé para no levantar sospechas.

Se quedó pensativo. —deja ver si entendí, te bloqueo de su vida pero ¿estabas hablando con ella?

—L-lo que pasa es que me llamó para eso, me dijo que no quería saber nada más de mi. —miré el suelo triste.

—Mm... —se puso de pie. —ven aquí hermano. —abrió sus brazos y claro que me aventé a ellos para abrazarlo, si tienes una oportunidad de abrazar a Ruggero Pasquarelli obviamente no la desaprovechas.

Nos separamos del abrazo y le sonreí a lo que el me devolvió otra sonrisa. —gracias, necesitaba tanto este abrazo. —volvimos a sentarnos y hubo un  silencio incómodo, el parecía ido, como si estuviera en otro lugar.

—¿Te sucede algo? ¿Te volvió el dolor a tu rodilla? —me acerqué a él preocupada, salió de su trance y me miró por unos segundos.

—No es nada, solo que, Lionel... ¿Tienes una hermana? —Demonios, demonios, ¡demonios!
¿Por qué pregunta tan de repente?

—¿Por qué la pregunta? —contesté nerviosa.

—Es sólo que estuve chateando con una chica que tiene el mismo apellido que tú y ahora que lo veo... —me miró fijamente a los ojos. —tiene tus ojos y la finidad de tu nariz. O es tu hermana o...—hizo una gran pausa.

Tragué saliva. —¿o qué?

—O eres tú Karol Sevilla.

Mi corazón empezaba a latir a mil por hora de lo nerviosa qué estaba, ¿cómo se supone que voy a responder a eso? El solo me miraba atento esperando una respuesta, hasta que un golpe en la puerta interrumpió el momento de intensidad.

—¡Yo abro! —rápidamente abrí la puerta encontrándome con Max, no lo soporto pero me salvó de una.

—Te buscan abajo Sevilla.

—Ya voy, lo siento Ruggero, después seguimos hablando. —cerré la puerta y fui a la habitación de Agus, ya que Carolina si que se enojaría si no le llevo un chico.

...
—No entiendo, ¿por qué tengo que venir yo? —se quejó como niño chiquito.

—Ya verás. —se me escapó una sonrisa malvada.

Llegamos a la recepción y encontramos a Carolina sentada en uno de los sofás, observé la expresión de Agus al mirarla.

—¡Una chica! —me susurró emocionado.

Nos acercamos a ella y la abracé.

—Te presento a Agustín Bernasconi. —le di un empujoncito para que se acercara a ella.

—Hola, yo soy Carolina Kopelioff, un gusto. —sonrió.

—El gusto es mío... —quedó boquiabierto, le hacía falta ver una chica.

Pero espera, a mi me ve todos los días.

«Tal vez no te considere como chica.»

Eso es cierto.

—¿Tienes lo que te pedí? —asintió y sacó de su bolsa una caja de zapatos.

—Lo puse ahí para que no sospecharan.

—Gracias Caro, eres la mejor, ahora Agus y yo tenemos que irnos...

—¿Ah si? —preguntó él desanimado.

—Si, recuerda que aún no terminan las clases y de hecho estamos llegando tarde a una.

—Bueno, no los interrumpo más, yo me voy, un placer Agus mi facebook es Carolina Kopelioff por si gustas agregarme. —le dijo muy coqueta, quién la viera.

Asintió aún hipnotizado.

—Nos vemos amiga. —me despedí de ella y me fui con Agus.

...
—¡BERNASCONI! ¡SEVILLA! Llegan tarde, que no se vuelva a repetir. —asentimos con miedo, el profesor de metodología del patinaje es el que más miedo nos da.—tomen asiento.

Nos sentamos juntos y préstamos atención a la clase, varias veces miraba a mi espalda en dirección a Ruggero, cada que lo veía el ya me estaba viendo a mi. Su expresión en la cara era rara, parecía dudoso, enfadado y confundido.

Creo que está sospechando más de lo normal.

...

Otro capítulo más, espero que lo disfruten. 🖤

Internado para VaronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora