CAPÍTULO 22

214 19 1
                                    

6:30 p.m
A tan solo media hora de encontrarme con el chico que me gusta, estuve tan indecisa sobre que usar pero recordé lo que me dijo Agus el día de ayer, no importa como vista sino lo que hay en mi interior y que sea auténtica como lo sería Karol Sevilla.

Decidí vestirme como un día normal, pantalón y una blusa colorida de tantas que tengo, también decidí dejar mis rulos castaños al aire libre.

Debo confesar algo de lo que me siento un poco pecaminosa o podría decirse pudorosa. Durante todo este tiempo he estado pensando en el beso que me di el otro día con Ruggero, cuando se supone que era "Lionel", ese día sentí algo realmente mágico que jamás en mi vida había sentido, no sé si era por que fue mi primer beso o realmente fue mágico, quiero pensar que fue una combinación de las dos cosas.

6:50 p.m
Comencé a caminar rumbo al jardín trasero del Roller, no quise ser tan puntual pero tampoco tan impuntual, así que decidí dirigirme 10 minutos antes de lo acordado ¿justo a tiempo no?

7:00 p.m
Llegué justo a tiempo y me senté sobre el pasto, veo personas saliendo de sus últimas clases y en dirección a su dormitorio pero ni un rastro de Ruggero.

7:15 p.m
No me gusta ser pesimista pero creo que Ruggero se quedó dormido o tal vez olvidó que era a las 7 ¿esperaré una hora más?

7:35 p.m
Se vino un gran viento acompañado con olor a tierra mojada, creo que no tarda en llover ¿dónde estás Ruggero?

7:55 p.m
Comenzó a caer pequeñas chispas de agua que se convirtieron en grandes gotas, mi ropa se empezó a empapar y el celular no dejaba de sonar con llamadas de Agustín.

8:25 p.m
¿A quién quiero engañar? El no vendrá. Solo esperaré 5 minutos más.

8:30 p.m
Rendida, empapada y apunto de enfermarme me levanté del pasto y me dirigí hacia mi dormitorio, tenía un nudo en mi garganta y necesitaba tanto un abrazo reconfortante para aliviar todo lo que estaba sintiendo.

Entonces escuché su voz...

— ¡Karol!—miré a mis espaldas con unas cuantas lagrimas en mis ojos que se combinaban con la lluvia.

— Ruggero, si viniste...—dije con la voz entrecortada.

— Claro que vine...—me abrazó rápidamente.—no merezco de verdad que una chica tan linda me haya esperado bajo la lluvia tanto tiempo, enserio que no lo merezco.—me aferró más a su cuerpo.

— Tal vez esa chica se lo merece, por haberte saboteado aquel día.

— No se lo merece, por que yo ya la he perdonado. Y cómo lo dije anteriormente, quiero conocer a esa chica.

— Tenemos el resto de la noche para conocernos, es más toda una vida.—nos separamos del abrazo para sonreír entre si.

— ¿Vamos?—estiró su mano hacia mi.

— Vamos.—entrelazamos nuestras manos y caminamos juntos por primera vez.

...

Internado para VaronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora