CAPÍTULO 19

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Karol
Juliana me contó que cuando ella tenía mi edad se enamoró de un amor imposible, ese joven era mayor que ella por unos cinco años, era ya mayor de edad y además su PROFESOR, el enamorado de Juliana era nada más y nada menos que Gary López el hijo del director del sofisticado Roller.

Algo muy curioso es que me recordó a un sueño que tuve, un sueño en el que me metí a los zapatos de Juliana, un sueño en el que ella le prometió a Gary graduarse de esa institución como una gran patinadora y realmente todo eso pasó en realidad, ellos decidieron estar juntos hasta que Juliana cumpliera la mayoría de edad y se graduara con honores, pero, lamentablemente nada les salió como lo esperaban.

El padre de Gary lo descubrió todo y le ordenó a Gary terminar inmediatamente la relación con Juliana si quería recibir su parte de la herencia, el siguió sus indicaciones y lo hizo.
Tiempo después la generación de Juliana se graduó y fue la última generación que tuvo mujeres por que las siguientes generaciones se convirtieron exclusivamente solo para varones.

Juliana aún no sabe por que hizo la academia solo para hombres, no encuentra una razón lógica, pero no duda en que fue su culpa.

— Llegamos—suspiré profundo viendo la academia rodeada de periodistas y personas haciendo huelga.

— Tranquila, todo estará bien. —Juliana me animó y salí del auto.

— Karol, Karol, Karol... —los periodistas me rodeaban con sus micrófonos.—¿qué sé siente que levantaste la esperanza de muchas chicas?

— Se siente muy bien que por fin se intente hacer algo al respecto, las mujeres también merecemos ir al internado de patinaje más codiciado ¿no creen? —sonreí ante las cámaras.

— Karol se está corriendo el rumor de que saboteaste a uno de tus compañeros ¿es cierto? —preguntó un chico con una sonrisa maligna.

Mis ojos se abrieron como platos, me quedé sin movimiento no sabía que responder ante eso y además ¿él como lo sabía?

— Responderá todas sus preguntas después, es tiempo de reunirnos con el director, con su permiso. —y aquí está súper papá salvando el día.

Lo miré agradecida, realmente me pusieron en una situación difícil hace unos momentos.

[...]
Después de una larga junta en donde hubo presencia de miradas llenas de odio, de rencor y mucha furia pudimos llegar a un acuerdo con el director.

El quería que volviera a estudiar en la academia no como Lionel, sino como Karol ya que no le quedó de otra por que la gente le llenó su correo con mensajes como "Qué vuelva Karol". Obviamente lo acepté con una sola condición, que yo no fuera la única chica con ese privilegio, sino que cualquier chica con el talento del patinaje.

Hizo un berrinche y peleó con mi papá pero al final aceptó mi condición y a partir del próximo Lunes empiezan las inscripciones para las chicas que deseen entrar.

— ¡Lo hicimos! —choqué los puños con Juliana.

— Ahora regresemos a casa a festejar. —mi papá nos abrazó a ambas y recordé que tenía que hablar con alguien.

— Esperen en el coche un momento, ahorita los alcanzo, tengo que hacer algo.

Ambos asintieron confundidos pero aún así fueron al coche. Rápidamente salí en busca de mi antigua habitación, necesitaba hablar con él, saber como está y saber si aún me odia por que no quiero que él me odie.

Tragué saliva antes de tocar la puerta y por fin la toqué con dos golpesitos. No pasaron ni diez segundos para que pudiera verlo.

Con una sonrisa apenada lo miré a sus lindos ojos cafés —¿puedo hablar contigo? —su expresión fue seria por unos segundos pero luego relajó la mirada.

— Claro, adelante.

Me dejó entrar y me percaté que alguien más había ocupado la habitación.

— ¿Compañero nuevo? —pregunté sonriente.

— Si, es menos fastidioso que el anterior. —mi sonrisa se borró. —y bien... ¿Qué querías decirme? —se sentó en la silla de su escritorio con ambas cejas alzadas esperando que hablara.

— Y-yo quiero saber si tú... Tú, ¿me odias Ruggero? —mis ojos esperaban su respuesta y en mi interior solo deseaba que dijera que no me odiaba.

— No te odio... —mi corazón empezó a palpitar muy rápido sin explicación alguna. —pero tampoco te perdono lo que hiciste. —¿escucharon ese crash? Fue mi corazón de pollo.

— Sé que no tengo justificación con lo que hice y sé que no fui del todo sincera contigo pero enserio, enserio ¡enserio quiero que tu y yo intentemos algo! —exclame esto último acercándome un poco más a él y su silla.

— ¿Algo como qué? —se levantó de su silla y me miró directamente a los ojos.

— Algo... Algo como amigos claro, no otra cosa. —el asintió sonriente, parecía divertirle la situación.

— Pues ganatelo, si tu quieres volver a tener mi confianza tienes que ganarla. —sonrió incluso más que el gato sonriente.

— ¡Bien! Verás que volveré a ganarme tu confianza y tu amistad, incluso lograré tener tu perdón.

— Eso está por verse. —abrió la puerta y la apuntó indicándome qué saliera.

— De mi te acuerdas Ruggero Pasquarelli... —apunté hacia su cara con mi dedo a lo que el respondió con palmaditas en mi cabeza.

— Si, si ya vete. —colocó su mano en mi cintura y me dió un empujonsito para que saliera de la habitación.

Cerró la puerta a mis espaldas, pero no la azotó, entonces no está tan enojado. Mi cara estaba demasiado caliente, puedo asegurar que estoy roja por lo que acaba de pasar.

Pero por fin pudimos hablar como nosotros mismos y la verdad que bien que se siente.
Ya verás Ruggero no me rendiré hasta volver a tener esa confianza qué tuvimos aquella vez que platicamos.

[...]

Hola, perdonen por no haber actualizado en mucho tiempo, espero que disfruten este capítulo, gracias por seguir con la historia...



Internado para VaronesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora