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Su madre solía decirle que para el amor no había límites, al no haber límites cualquier cosa podría pasar. El gran amor de su vida era una mujer, además de su madre, ahora, Jeongyeon.

Su padre no le había dejado nada bueno después de la muerte, ¿Acaso ése fue el límite?

Nayeon tiritaba del frío, el sol salía a medida que Nayeon corría por las calles desoladas.

12:30 a.m.

El timbre de el departamento la sacó de su sueño, Somnolienta se levanto, con tan solo una camisa puesta, Pensó que Nayeon estaría en la cocina o en el baño.

–¿Quién es?– Preguntó detrás de la puerta mientras se ponía un pantalón.

–Ya abre, Soy Momo, El amor de tu vida, así que abre– Momo parecía desesperada, Jeong abrió sin más.

Momo más nerviosa que de costumbre entro, giró unos segundos y le tomó el rostro a Jeong –¿Estás bien?¿Alguien te hizo algo?

Jeong no entendía absolutamente nada.

–¿Por qué no debería estarlo?– Respondió Jeong quitando las manos de Momo.

–¿No has visto las noticias?

Jeongyeon negó repetidas veces.
Momo prendió el televisor, y comenzó a pasar por numerosos canales periodísticos y en la mayoría aparecía el rostro de Nayeon, y ella misma a su lado pero con la cara censurada.
Además el padre de Nayeon. Todos preguntaban por la identidad de la acompañante, Es decir, Jeongyeon.

–Que carajos– Soltó Jeong tomándose el estómago –¿Qué mierda es eso?

Las noticias se dedicaban a hablar basuras.

Jeongyeon empezó a desesperarse, Caminó rápidamente hacia el baño, luego a la cocina, No había rastro de Nayeon.

–¿Dónde está?– Comenzó a enloquecer.

–¿Quién?– Preguntó Momo.

–Nayeon– Jeong parecía desquiciada, Su mejor amiga se comenzaba a preocupar demasiado.

Entonces Momo vio la nota –¿Y esto?

Jeong saliendo de su locura temporal o quizás aún en ella, la arrebató la nota de las manos y comenzaba a leerla.

No parece alguien sensible, no parece alguien que podría llorar por amor o algo así, pero si lo es, Cuando tocas su interior, te das cuanta de que puede ser completamente frágil, todo depende de como decidas tocar.

Tal vez era un tipo de obsesión, algo enfermizo.

  –¿Es de Nayeon?– Preguntó Momo acercándose. 

Jeong apartó la carta, no quería que nadie la leyera. Momo lo comprendió y le dejó su espacio a Jeong, se dio cuenta de que tendría muchas cosas en las cuáles pensar, deseándole la mayor suerte del mundo, se despidió.

Jeongyeon no lo dudó, claro que iría a la azotea a reencontrare con Nayeon, pero el tiempo le parecía eterno. 

Comenzó a penar, ¿Qué podría hacer?¿Qué debería hacer para estar junto a ella en paz? No podrían buscarlas en todos lados, así que podían intentar con huir, desaparecer, hacer nuevas vidas.

La idea le pareció genial, tanto, que entusiasmada comenzó a empacar lo más importante.

Nadie debería saber sobre su plan, y Nayeon debía estar de acuerdo.

Tomó su celular, tenía llamadas perdidas de sus hermana y su madre. Las noticias llegaban rápido a todos lados.

Se cuestionó una y otra vez mientras empacaba. ¿Dejarlo todo por el primer amor era estúpido? Si lo pensaba de esa forma quizás. Pero no era cualquier amor, no era como los demás, era intenso, y el tiempo lo hacía aún mejor. Era como sentirse vivo otra vez.

Sick | 2Yeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora