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Hay cosas en la vida que sólo suceden, no se sabe por qué, simplemente, se vuelven inevitables.

¿Acaso nuestro destino ya está escrito?¿O lo hacemos con cada decisión?

¿Por qué las cosas que planeamos a veces no suceden cómo lo esperamos?
Luego de eso, depende del grado de decepción que cada uno tenga de si mismo al ver que el plan a fallado.

Porque así fue.
Fallo, todo fallo.

La esperanza como lo último que se pierde dicen, pero joder, realmente quedas destruido si el tema era delicado.

"¿Dónde estoy?" Pensó, era un límite desconocido.

Su vista se dirigió hacia sus brazos, uno de ellos era atravesado por una aguja tan fina la cuál, no podía sentir, seguido de un tubo transparente el cuál transportaba un líquido incoloro.

Suero, no era nada nuevo.

Un gran dolor de cabeza la invadió.

–¿Qué hago aquí?– Se preguntó Nayeon para ella misma.

Y de repente diferentes imágenes golpearon su mente, es decir, recuerdos.
Pero era claro, que había algo que le faltaba, había perdido una parte de su conocimiento.

Pero no se puede olvidar lo inolvidable.

En cuanto recobró sus sentidos, arrancó la maldita aguja que atravesaba su piel.

¿Qué día era?

Se levantó de golpe.
Su cuerpo le dolía como si hubiera pasado por siete infiernos.

–Jeongyeon– Fue lo único que dijo, como si le faltara el aire, como si un ataque le estuviera por agarrar –Jeongyeon– Entre susurros se levantó de la camilla.

Sus pies descalzos tocaban aquellos azulejos completamente relucientes y helados.

Se dirigió a la puerta de la habitación.
Pero al girar y tirar el pomo, no abría.

Volvió a tirar una vez más, con poca fuerza.
Comenzó a gritar desesperada con lágrimas a los ojos.

¿Y Jeong?¿Dónde estaba ella?¿La había esperado?¿O ya era tarde?

–¡Dejenme salir de aquí!– Comenzaba a golpear la puerta –¡Debo Salir!¡Por favor!– Tomaba lo que encontraba y lo arrojaba contra los vidrios.

Rápidamente un grupo de enfermeras llegó a la habitación, ninguna de ellas era Jihyo o Dahyun.

–¡D-debo irme!– Volvió a decir sin bajar la voz.

Pero éstas no contestaban, parecían máquinas incluso.
La tomaron de los brazos llevándola otra vez a la camilla.

Nayeon se resistía –¿Qué hacen?¡Dejenme ahora!

Comenzó a dar arañazos,era como en su inicio.

¿Recuerdas? Aquella Nayeon del comienzo, la cual se resistía a quedarse en un lugar.

Siguió dando patadas, eran cuatro mujeres, que ni siquiera hablaban coreano, diciéndole palabras sin sentido.

Eso la alarmó aún peor ¿Dónde estaba realmente?

Comenzó a morder, pegar, patalear.
Las mujeres trataban de buscar más ayuda, pero no saben que Nayeon podía llegar a ser el castor más salvaje si se lo proponía, claro.

Así escapó por los pasillos.

La horrible bata dejaba mucho al aire, sintió un frío recorrer su cuerpo de pies a cabeza, además estaba desconcertada.
No había tanta gente en el pasillo, las enfermeras trataban de frenarla, obviamente forcejeó y no dejó que la detuvieran.

Sick | 2Yeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora