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Al fin Sana y Nayeon habían despertado, las dos se encontraban nuevamente solas en la habitación.

-¿Estas bien?- Preguntó Sana luego.

Nayeon solo asintió.

Estaba tan conforme con la pequeña conversación que había tenido con Jeong que no podía pensar en otra cosa. 

Lo peor, es que la recuerda en el momento en que se le cayó su brazalete, en el momento que la chocó en la calle y la vio sentada en este hospital, aunque todo haya sido casualidad, digamos que le llamaba la atención.

Jeong por su parte haba llegado a su casa, con una sonrisa boba en el rostro.  

A pesar de no estar enferma, sentía que siempre debía volver a ese lugar.

Ni bien llegó recibió una llamada, Momo.

Jeong no tenía ganas de atenderla, así que sólo colgó. Pero al instante el timbre empezó a sonar.

Abrió la puerta, Momo entró apurada y se sentó en la cama.

-¿Crees que soy mala?- preguntó señalándose.

Se notaba que había estado llorando antes.

-Muy mala, malísima , hija de las tortillas que hace Satán- Bromeó Jeongyeon.

Momo la miró y comenzó a Llorar de nuevo.

-Yah, ¿Por qué lloras?

Momo se reincorporó.

-Creo que es hora de que lo sepas.

El rostro de Jeongyeon se transformó a uno más serio, su amiga y ella no se contaban muchas cosas, así que cuando sucedía, debía ser algo importante.

Nayeon y Sana luego de hablar un poco entre ellas, decidieron levantarse e ir al jardín del hospital.

Siempre había niños pequeños que solo podían caminar, ya que las batas blancas y sus condiciones no les permitían mucho más.

-¿Recuerdas cuando te conocí?- Preguntó Sana.

-Como olvidarlo.

Sana pertenecía a otro departamento, debía quedarse internada en el geriátrico que se encontraba al lado del hospital. Todo pertenecía a la misma persona, por eso se dividían en tres sectores.

Aquel día,  la traían por primera vez a Nayeon. Solo venia con un brazo roto, y un enorme yeso en él.

Se sentó en el Jardín sola, cuando escuchó ése gritó agudo, Sana se encontraba tras un árbol peleando con la misma nada, pero para ella eran al rededor de mil demonios.

Rápidamente, Sana se abalanzó sobre Nayeon comenzando a tirarle el cabello, Nayeon comenzó a gritar, tan escandalosa.

Llegaron rápidamente las enfermeras, intentando calmar a Sana, le dieron pastillas, le hablaron un poco, pero la mirada de a niña iba hacia todas partes.

Nayeon, a sus once años de edad, jamas en su vida había visto tal cosa, al final, se quedó hablando con la más pequeña, con la vigilancia  de una enfermera.

Sana se calmó, y hablaba algo raro, pero Nayeon no dudó en comprenderla, La primer firma en su yeso fue de Sana, y la única, jugaron toda la tarde hasta que Nayeon tuvo que irse.

Con su padre solían ir todo el tiempo, puesto que su madre estaba internada, por lo tanto Nayeon veía a Sana casi todos los días, aunque solía enfermarse mucho, no faltaba ni un día.

Las dos cómplices se miraron,  y caminaron para entrar nuevamente al hospital, pero el rostro de Nayeon se transformó al ver a Jeong abrazando a otra chica.

No eran nada, así que no tenia nada que decir, pero ese sentimiento y el pensamiento de "Soy una idiota" no faltaban, se dio media vuelta y comenzó a caminar para el lado contrario. Y por otro lado, Sana metiendo la pata y gritando el nombre de Jeong a más no poder.




Sick | 2Yeon.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora