Marceline
Me recuesto en la pared delante del despacho del director, esperando a que Bonnie acabe de hablar con Betty para poder ir a nuestra última hora de clase.
Por mi parte, haría pellas hasta que acabasen las clase, pero Bonnie se negaría.
Diviso a Bonnie caminando hacia mí, sin hacer demasiado caso a su alrededor.
Marceline - Ey, ¿Qué te preguntó? ¿Te dijo algo? - Pregunto yo preocupada por su seria expresión.
Bonnie - Bueno... Me lo contó... Ya sabes. - Dice mirándome.
Marceline - ¡¿Qué?! ¡Se supone que era un secreto! Está bien, lo admito, duermo con un osito de peluche... ¡Pero no me avergüenzo! - Digo segura.
Bonnie - ¿Qué? ¿Duermes con un oso de peluche? - Dice ella, formando una sonrisa.
Marceline - ¿N-No es eso lo que te contó?
Bonnie - Eso es adorable. ¿Le has puesto nombre?
Marceline - ¡C-Callate! - Digo avergonzada, toda roja, dándole un golpe en el brazo.
Bonnie - Me dijo que amaba a Simón, y que... - Se queda callada unos segundos. - ¿Sabes qué? Da igual. No dejemos que lo que lo que sea que haya querido meternos en la cabeza nos afecte. - Dice cogiéndome de la mano. - Vamos, nos hemos perdido ya mucha clase.
Yo doy un suspiro y sonrío, siguiéndola, sin soltarle la mano.
Marceline - Hambo. - Digo yo mirando al techo. Bonnie me mira desconcertada. - Mi oso de peluche... Se llama Hambo. Ha estado desde que era pequeña conmigo y ha sido mi apoyo en muchas ocasiones.
Bonnie se acerca a mí, entrelazando los dedos, y recostando su cabeza en mi hombro.
Bonnie - Eso es muy tierno, Marceline. Ya me lo presentarás algún día. - Dice mirándome. Yo asiento con la cabeza.
Tocamos la puerta de la aula, para pasar y sentarnos en nuestros asientos.
Finn y Jake estaban algo preocupados por lo que nos pudiera haber pasado.
Les tranquilizamos cuando les explicamos más o menos lo que había pasado, obviando algunas cosas.Los días siguieron pasando. Bonnie y yo no hablábamos mucho del tema del beso... Pero así está bien, me basta y sobra con estar a su lado. También intentamos llamar menos la atención, pues, si lo hacíamos, tendríamos que ir con Betty.
Bonnie programó una "cita" grupal, para estudiar los temas necesarios para el inminente examen.
Dijo que podrían ir a su casa, que, su tío no estaba por temas de trabajo o algo así, así que podríamos ir tranquilamente. También dijo que, ya que era cuando se iba su tío era sábado, podríamos quedarnos a dormir, para poder aprovechar el máximo tiempo de estudio.
Solo de pensarlo... Quedarme a dormir en casa de Bonnie... Dormir con ella... En su cama.
Quiero, por supuesto que quiero, pero, me conozco lo suficiente para saber que estudiar no va a ser lo único que vamos a hacer.
¡No!
Tengo que centrarme, además, estarán Finn y Jake, los cuales no se desplegarán de nosotras en toda la noche.
Con cada paso que doy, más dudas aparecen. Pero tengo que ser fuerte y resistir a la tentación... Si no consigo aprobar este examen... Todo se irá al garete.
Finn - ¡Marceline! - Dice Finn haciéndome señas delante de una pared de hierba.
Marceline - Ey, chicos. - Digo yo yendo hacia ellos. - Así que... Esto es. - Digo yo admirando la mansión de Bonnie. Hay gente con suerte, y luego está ella, la que tiene, no solo jardín delantero y trasero, sino también una piscina climatizada... Y todo eso solamente por fuera.
Jake - Extravagante. - Apunta Jake.
Finn - Yo me perdería en una casa así.
Marceline - Mi casa es como si Cobertizo.
Finn - ¡Ja! Nosotros dormimos en nuestra casa del árbol, ¿Verdad, hermanito?
Jake - Sip. No sé si voy a poder acostumbrarme a esto..
Marceline - Yo seguro que duermo mejor en una casa del árbol que aquí...
Finn - Algún fallo tiene que tener... ¿No?
Marceline - Quizás... Eh... ¡Oh, ya lo sé! Quizás debajo de su sótano guardan un montón de cadáveres y experimentan con ellos para convertirlos en Zombies. Ahhh - Digo yo dándole pellizquitos a Finn y Jake.
Finn - O quizás se construyó en un viejo cementerio y ahora los fantasmas rondan las casas por las noches... Uhhh... - Dice Finn imitando a un fantasma.
Jake se queda callado, algo asustado.
Finn y yo, por el contrario, nos reímos de la situación.Oigo mi teléfono sonar. Es Bonnie.
Finn - ¿Qué dice? - Pregunta el rubio curioso.
Marceline - "¿Qué estáis haciendo ahí fuera? Entrad. Ah, y Marcy, nada de..." ¡Ejem! - Digo carraspeando. - Dice que entremos. - Digo abriendo la verja y entrando junto a los chicos.
Finn - ¿Cómo seguía el mensaje?
Marceline - Quién sabe... - Digo mirando a otra parte.
Finn - Venga, Marcy... Cuántame.
Marceline - No es nada, enano. - Digo despeinandolo con la mano. - Son... Cosas de chicas.
Finn - Oh... Eh... Okey. - Dice algo cohibido.
Tocamos al timbre.
La gran puerta se iba abriendo poco a poco, dejando ver a una Bonnie como nunca antes la había visto. No tenía las gafas puestas. Llevaba puesto un pijama completo, dejando ver algo de su abdomen.
Ardiente...
Bonnie - Hola, chicos. - Dice ella sonriente.
Marceline - Bu... Bo... Ho... - Balbuceo yo incapaz de decir ni una sola palabra. - Hola... - Digo por fin.
Finn - H-Hola Princesa. - Tartamudea él.
Jake - Tienes una casa muy... Grande.
Bonnie - Gracias, supongo. Entrad, podéis dejar vuestras cosas aquí, ya las recogeremos cuando vayamos a dormir. - Dice ella dejándonos paso a su hogar.
Yo doy unos pasos toscos, al igual que Finn.
Bonnie nos guía hacia su salón, donde ya lo tiene todo preparado, libros, apuntes... ¡Incluso bebidas!
Hace unos días me pregunto qué tipo de jugo me gustaba. Yo le dije que el de frambuesa y el de manzana. Y, parece que de acordó.
Bonnie - Bien, que comience nuestra sesión de estudio intensivo. No pararemos hasta que quede todo bien aprendido. - Dice mirándome, al igual que Finn y Jake.
Yo doy un pequeño gruñido y me siento al lado de Bonnie.
Jake - ¿Qué hora es, hermano?
Finn - ¡Hora de estudiar! - Dice para luego chocar puños con su hermano.
Bonnie y yo nos miramos y sonreímos por la escena.
Y, de esa forma, comenzó mi tortura.
Por más de cuatro horas seguidas, sin ningún descanso, estuvimos estudiando... Y no se me quedó NADA.
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Bubbline
Fanfiction⚠️ ALERTA +18 ⚠️ Nuevo curso, nueva ciudad, nueva vida. Bonnie, a sus 16 años, llegó a su nuevo instituto. Sus notas siempre fueron las más altas, más nunca fue la más popular. Era incapaz de encontrar a nadie que la comprendiese, o, así era, hast...