Capítulo 1: Marceline & Bonnie

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Bonnie

El recreo había llegado, dando un descanso a todos los cansados alumnos, ya aburridos de las horas pasadas escuchando a los profesores que daban su materia.

Bueno, no todos, pues, puedo asegurar que no vi una pizca de interés en la clase de parte de mi recién compañera: Marceline. Quizás sea porque me molesta la despreocupación con la que hace las cosas, pero, cada cinco minutos los ojos se me desvían hacia ella.

Es muy molesto.

Algunos compañeros se movilizan de sus sitios, yendo a la cafetería. Otros, en cambio, se quedan a saludar a los "nuevos", en los que me incluyo.

Más no fui muy notada, pues casi toda la atención la recibió Marceline. Mientras que los hermanos hablaban con unos cuantos compañeros que se les acercaron, yo guardaba mis cosas en silencio. No me sorprende en absoluto no tener a un montón de gente rodeándome. No es que tenga nada en especial por lo que pudiera llamar la atención.

Miento, sí que hay una cosa, y, es mi estrafalario color de pelo, pero, es algo por lo que se ríen más que se interesan. Igualmente me gusta.

Finn - Hola, Bonnie. - Dice Finn acercándose a mí, sacándome de mis pensamientos y haciéndome volver al mundo real. - Jake y yo vamos a "explorar" este sitio. Ya que los tres somos nuevos, pensaba que igual querrías... Venir con nosotros. - Sonríe tímidamente.

Es buena persona, se lo noto en esos ojos azules que tiene.

Bonnie - Claro, dame unos segundos. - Digo yo acabando de acomodar todo en mi bolsa. - Okey, estoy...

Marceline - Esperadme. - Dice Marceline detrás mío, acercándose a nosotros. - ¿Ya estamos todos? - Pregunta apoyándose en el hombro de Finn, mirándome mientras sonreía.

Bonnie - Oh, tú también vienes... - Apunto yo, no estando muy segura de por qué lo digo.

Marceline - ¿Algún problema, princesita? - Pregunta ella.

Bonnie - N-No, ninguno. - Digo yo algo avergonzada.

Jake - Como sea, vámonos ya, o nos quedaremos sin comida... Y ese sería un castigo peor que la muerte... - Dice él dramáticamente, para luego ponerse a caminar.

Nosotros lo seguimos.

Bonnie - ¿Está bien tu hermano? - Pregunto yo, algo desconcertada por lo que acaba de decir.

Finn - Oh, sí, no te preocupes, solo tiene hambre.

Marceline - A mí eso no me preocupa, ya que tengo esto. - Dice sacando unas manzanas, exhibiéndolas como si fueran piedras preciosas, para luego darle un gran mordisco a una.

Caminábamos hacia la cafetería, tomando las direcciones que Jake y Finn iban pidiendo.  Yo no interactuábamos mucho, por no decir nada, en cambio, Marceline interactuaba con todo el mundo, haciendo bromas, riendo, comportándose como si los conociera de toda la vida. Tengo que admitir que es algo admirable que una persona pueda socializar de esa manera con otras. Realmente desearía poder hablar así con los demás.

Aún así, estoy cómoda siendo yo misma. Aunque haya gente que no está igual, yo mientras me dejen tranquila soy feliz.

Finn - Así que... Bueno - Comenzó Finn a hablar mientras entrabamos en lo que se suponía que era la cafetería. - ¿Por qué...? Quiero decir, no es que sea raro ni nada... Pero...

Marceline - ¿Por qué rosa? - Acabó ella la frase del rubio.

Es una pregunta que siempre me hacen, y siempre doy la misma respuesta.

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