Capítulo 9: Como en mis Sueños

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Bonnie

Bonnie - Bien... Creo que es hora de cenar... - Digo yo tocándome mi dolorida cabeza. - Tomemos un descanso.

Finn - Claro, suena bien.

Jake - ¡Suena grandioso! ¿Qué comen los ricos?

Finn - Eh... ¿Marisco? Gambas, caviar...

Jake - Hm... ¿Y un filete?

Mientras Finn y Jake seguían diciendo tipos de comida de ricos, yo miraba como Marceline seguía concentrada en el libro, el cual, lleva más de cuatro horas revisando.

Intento ayudarla en todo lo que puedo, pero... No parece que vayan a haber resultados pronto.

Bonnie - Marcy, no te preocupes, aún hay días para aprenderlo. El examen es dentro de una semana, así que...

Marceline - Pero... Finn ya lo aprendió, Jake también... Y te lo sabías desde el principio... Solo estoy estorbando. Por mi culpa no podréis estudiar más cosas y... ¡Ahg! Me siento una tonta.

Bonnie - Marceline, tú no eres tonta. - Le digo obligando a mirarme, cogiéndola de la barbilla. - Eres segura, sincera, algo molesta... Guapa... Pero no eres tonta. Como bien has dicho, yo hablo sé todo. Así que puedo centrarme en que aprendas eso mientras los chicos estudian por su cuenta.

Marceline - Eres demasiado buena conmigo. - Dice ella cogiendo la mano que yo tenía en su mentón y poniéndosela en la mejilla, sonriendo y cerrando los ojos.

Jake - Oye Princesa Chicle, ¿Cenamos?

Bonnie - Eh... Sí, esperad un segundo. - Digo separándome de Marceline, yengo a la cocina. - Ven, necesito que me hagas unos favores. - Chicos. - Los llamo yo.

Cuando Finn y Jake entran en la cocina, yo salgo.

Bonnie - Ese de allí es Mentita. Es mi mallordomo, y cocina de lujo. Pedidle lo que querías.

Finn - ¿Y tú? ¿No vas a...?

Bonnie - Marceline y yo vamos a dejarles el comedor libre e iremos a otra habitación para poder estudiar. Ah, y, cuando acaben de cenar, pónganse a estudiar. ¡No queremos perder el tiempo! - Digo para irme con Marceline.

Marceline sigue mirando el libro, como si de alguna manera este le fuera a enseñar algo por sí solo.

Yo se lo cierro y la cojo de la mano.

Bonnie - Vamos, tenemos que movernos. Vamos a concentrarnos de verdad.

Y de esa manera dirijo a Marceline a mi habitación, la cual estaba perfectamente arreglada. Había procurado dejar toda la casa parfecta para dar la mejor impresión.

Marceline - Vaya... - Dice ella mirando la habitación.

Bonnie - ¿Pasa algo?

Marceline - No... Es que es... Exactamente como me la había imaginado. Todo muy... Rosa. Incluso las cama.

Bonnie - ¿Te pasas mucho tiempo pensando en las camas de los demás? - Bromeo yo yendo hacía el escritorio.

Marceline - Solo a las que planeo meterme... - Dice ella con un tono pícaro.

Yo suelto una leve carcajada. Sabía cómo era Marceline, le gustaba ver cómo me sonrojaba y como me cohibía. Pero, ya que estábamos solas, no tenía de que tener realmente vergüenza.

Bonnie - No sé yo... Tendríamos que dormir muy juntitas. - Digo yo siguiéndole el juego.

Marceline - Ahí está el punto, BonnieBell. - Dice ella sonriendome recostada en el marco de la puertande mi habitación.

Bonnie - Oh... Se me olvidó coger mi libreta con mis apuntes. Dame un segundo. Vete poniendo cómoda. - Digo yendo a la planta de abajo, donde se encuentran los hermanos hablando de algo que no logro comprender por el poco contexto, así que no le hago caso.

Cojo la libreta de encima de la mesa y vuelvo a ir hacia mi cuarto.

Cuando entro, veo a Marceline sosteniendo unos panties rosas... ¡Son míos! Los admiraba como si buscase algo en ellos.

Bonnie - ¡Marceline! - Digo yo yendo hacia ella rápidamente. - ¿Qué estás...? - Digo intentando cogerlos, inútilmente, pues, ella se pone delante, elevándolos.

Marceline - Solo estaba... Explorando. - Dice sonriendo.

Bonnie - Marceline, devuelveme mi ropa interior. - Digo mirándola sería.

Marceline - Vamos, no te enfades... Solo era una broma. Mira, hacemos esto: yo te doy tus bragas y tú me das.. - Se comienza a acercar poco a poco a mi rostro. - Tus labios... - Dice lamiendo los suyos propios.

Yo me sonrojo de sobremanera al escuchar las exigencias de Marceline.

Bonnie - N-No puedes obligarme. Eso es chantaje. Ahora, ¿Me devuelves Los panties y nos ponemos a estudiar? - Digo extendiendo la mano, mirando a otro lado para ocultar mi rubor.

Noto como Marceline me da la prenda. Me giro y miro su cara, algo apenada.

Marceline - Supongo que no... - La callo dándole un beso en los labios.

Nuestros labios poco a poco se van fundiendo, nuestras lenguas danzan y se pelean una con la otra, por intentar dominar el espacio de la otra.

Me separo lentamente de ella.

Bonnie - Si quieres que te bese... Será bajo mis propias reglas. - Digo dandole otro apasionado beso, empujándola contra el escritorio.

Me voy aferrando más y más a Marceline, sintiendo como su cuerpo se calienta.

Marceline - Que ruda... - Se burla ella buscando mi cuello para seguir besándolo. Yo la paro en seco.

Bonnie - Haremos esto... Por cada pregunta de respondas correctamente , obtendrás una... "Recompensa". - Le explico yo.

Marceline - Eso suena... Mal para mí. - Dice ella decepcionada.

Bonnie - Vamos a intentarlo, Marceline... Primero repasemos y luego te preguntaré. Contesta bien, si es que quieres... Eso. Si no...

Marceline - ¿Me castigarás? - Dice ella sonriendome pícaramente. - Tienes un látigo o algo así...

Yo me siento en la silla, ofreciendo el otro sitio para Marcy.

Bonnie - Si no puedes responder las preguntas... No... No podremos seguir estando juntas. - Digo yo con tristeza. Marceline se sienta, algo preocupada por mí expresión. - Yo quiero ayudarte, Marcy... Pero si no te lo tomas en serio no podremos seguir juntas y... - Una lágrima cae en el escritorio. - Yo quiero estar contigo... - Las lágrimas brotan de mis ojos, más ella las aparta con su pulgar, poniéndome la mano en la mejilla.

Marceline - Está bien, Princesa... Lo haré... Para que podamos estar siempre juntas. - Dice dedicándome una preciosa y tierna sonrisa.

Y, de esa manera, comenzamos a estudiar.

Voy explicándole paso por paso cada tema, hasta llegar al último. Era la hora de las preguntas. Esta vez, las respondió casi todas bien, por lo tanto, pasamos mucho tiempo juntando nuestros labios.

Cuando acabamos, fuimos abajo a ver cómo les iba a los hermanos, pero estaban dormidos en el sofá.

Eran las tres de la madrugada, así que decidimos irnos a dormir también... En la misma cama.

Fueron solo un par de caricias y besos, pero para mí fue como si le hubiera entregado todo de mi ser.

Marceline era como una estufa, pero aún así permanecí pegada a su cuerpo toda la noche...

Realmente quisiera poder irme a dormir con ella a mi lado todas las noches de mi vida.

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