Capítulo 21: Quizás...

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Finn

Casi había perdido la fe de que las chicas volvieran.

Pero, al oír la puerta abrirse, mi esperanza se reconstruyó.

No obstante, no dije nada hasta verificar que eran mis amigas, pues, no me apetecía volver a vivir una situación vergonzosa como la de hace un momento.

Mi cautela fue aceptada, ya que no fueron a las chicas a las que vi entrar a la sala de música, sino a aquella pelirroja con fuerte carácter de la que una vez estuve locamente enamorado... Phoebe.

Phoebe - Hola, Finn. - Dice ella tímidamente, pero sin perder la compostura, cosa que a mí me estaba costando.

Finn - P-Phoebe... - Trague saliva y pensé muy bien lo que iba a decir a continuación, pues sabía que era crucial para el futuro de nuestra relación.

Phoebe - ¿Y bien? ¿Qué querías decirme? - Pregunta ella apoyándose en una de las mesas que tenía al lado.

Supuse que las chicas lo habían arreglado todo para que viniera aquí. La verdad es que me hubiera gustado que me avisaran, ya que esto me pilló por sorpresa.

Finn - Hace mucho ya... Que no hablamos tú y yo solos, ¿No? - Digo con algo de nostalgia.

Phoebe - Sí... Si no recuerdo mal... Desde que cortaste conmigo. - Apunta ella fríamente.

Finn - Sí... - Suspiro yo. - Oye, yo... Lo siento. Siento haber sucumbido a celos infundados, siento haber tirado a la basura lo que teníamos... - Me pongo en frente de ella mirándola a los ojos. - Pero lo que más siento de todo... Es haberte hecho daño, Phoebe. No estuvo bien, fui un idiota, un inmaduro y... - Ella me para poniéndome el dedo índice en la boca.

Phoebe - Idiota... Maldita sea, Finn. No sólo fuiste un idiota, fuiste cruel. Después de todo lo que pasamos juntos, me mirabas como si fuese una extraña... Me rompiste el corazón y eso... No se puede arreglar con una disculpa. - Dice la pelirroja mirando hacia otro lado. - Si te dijera que te olvidé te mentiría... Si te dijera que no extraño aquellos maravillosos momentos, también... Pero... No puedo volver a confiar en ti de un día para otro. Y por eso... Lo siento... - Sentencia ella, dando paso a un silencio insoportable.

Finn - L-Lo entiendo, Phoebe... - Digo yo cabizbajo. - Pero... Al menos, podríamos... ¿Ser amigos? - Digo yo con una media sonrisa llena de tristeza y melancolía.

Phoebe se levanta y camina unos pasos en dirección a la salida.

Phoebe - Quizás... - Dice ella dándome la espalda. - Nos vemos mañana en clase, Finn Mertens.- Dice girando la cabeza y sonriendo, antes de salir de la sala.

Una vez más, me había quedado solo, pero, esta vez, ya no había motivo para quedarme allí.

No había sacado demasiado en claro de aquello, pero... Por lo menos creo que estoy un paso más cerca de reconciliarme con Phoebe.

Salí del instituto enviando un mensaje a Marceline, diciéndole que ya había hablado con Phoebe.

Desgraciadamente, no recibiría respuesta hasta el día siguiente por la mañana...

Bonnie, al día siguiente...

Me despertó una suave y relajante música, a la cual no estaba acostumbrada, por lo me incorporé desorientada en mi cama.

Eché un vistazo de reconocimiento a la habitación, hasta que me di cuenta de que la música salía de la sudadera de Marceline, la cual aún seguía dormida entre mis sábanas.

Recordé brevemente lo que había pasado ayer y, con un repentino sonrojo me levanté de la cama.

Me entró un frío desde los pies hasta la coronilla, pues me encontraba completamente desnuda.

Rápidamente cogí el móvil de Marceline y apagué el despertador, aprovechando para mirar la hora.

Las 7:15 a.m.

Tenía que darme una ducha y preparar mi ropa, al igual que Marceline, la cual disfrutaba aún de la cómoda cama.

Me dio pena despertarla, pues era una de las pocas veces en las que podía apreciarla en silencio absoluto.

Moví levemente su hombro con mi mano,  para lo despertarla de una manera muy brusca.

Bonnie - Hora de despertarse, bella durmiente... - Le digo con una voz suave.

Marceline - Hmm... Tengo las sábanas pegadas, no me puedo mover... - Murmura ella entre abriendo los ojos.

Bonnie - Deja de hacer el tonto y levantate ya. - Le digo yo, endureciendo un poco mi tono de voz.

Marceline - Lo digo en serio, ayer hiciste un buen espectáculo en estas sábanas. - Dice ella sonriendo y recordando eventos pasado.

Bonnie - L-Lo dices cómo si hubiese sido yo sola... - Digo algo apenada y apartando la mirada. - Como sea, levantate, que nos tenemos que duchar. - Digo yo levantándome y yendo hacia mi armario.

Marceline - ¿Las dos? - Pregunta ella incorporándose.

Bonnie - Por supuesto, no puedes ir así a clase.

Marceline - ¿Así como? - Pregunta ella, casi vacilándome.

Bonnie - Pues así toda sucia y... Con olor a sexo. - Le explico sin dejar de buscar ropa para mí y para ella.

Marceline - Y... Supongo que nos ducharemos juntitas, ¿No? - Pregunta ella con ligera picardía.

Bonnie - Bueno, sería ineficiente ducharse una a una. Además que no nos dará tiempo si tienes que esperarme o viceversa.

Escucho una risita de Marceline detrás de mí.

Marceline - Bien, bien...

Bonnie - Pero - Digo sería, girándome hacia ella con toda la ropa ya entre mis manos. - Nada de juegecitos, o sino llegaremos tarde.

Marceline - Sí, sí... Te doy mi promesa de girl scout. - Dice levantándose de un salto.

Contemplo unos momentos el cuerpo desnudo de Marceline con cierto deseo, para luego volver a concentrarme en lo importante.

Cojo una toalla y a Marceline de la mano para dirigirla hacia el baño de mi habitación.

Como había prometido Marcy, no hizo nada raro mientas nos duchábamos, a parte de darme un par de besos indiscretos, pero esos los recibí con gusto.

Una vez limpias y vestidas, nos encaminamos hacia la cocina para comer algo ligero pero nutritivo para desayunar.

Bonnie - ¿A quién le escribes? - Pregunto yo curiosa al ver a Marceline concentraba chateando por teléfono.

Marceline - Le preguntaba a Betty si podía acercarme la mochila a clase y le respondía a Finn... - Dice ella ultimando los últimos apartados del mensaje. - Al parecer dice que ha hablado con Phoebe, pero que las cosas aún andan un poco...

Bonnie - ¿Tensas?

Marceline - Sí... Pero bueno, supongo que es normal.

Bonnie - Ya, a fin de cuentas, las heridas tardan en cicatrizar... - Digo yo mirando a Marceline, la cual me devuelve la mirada tiernamente. - Oye, Marcy... - Digo yo dándome un mordisco a la manzana que me estaba comiendo.

Marceline - Dime.

Bonnie - ¿Nosotras no...? - Me paré, pues no sabía cómo formular la pregunta. - Bueno, verás, es que...

La pelinegra le da un pequeño golpe en la cabeza a Bonnie.

Marceline - Tonta... - Suelta ella con una sonrisa en su rostro. - Sé lo que intentas decir, y... Nunca dejaría que tonterías como esa nos separaran. - Dice para luego darle un beso en la frente. - Ahora, ¿vamos al instituto?

Bonnie asiente con una amplia sonrisa en su rostro gracias a las palabras de su amada.

Y, de esa manera, se dirigen al sus clases...


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