Resiliencia | Steve Rogers (LRDLE 2#)

Capítulo 3

—Clint está herido — eso llamó la atención de la chica de nuevo, no se había dado cuenta de la herida que tenía gracias a la adrenalina que recorría cada célula de su cuerpo, fue la primera en acercarse a la posición de Natasha para ayudar. Se agachó junto a la mujer quitándole el arco al hombre. Cuando fue a derribar el búnker Hulk apareció destruyéndolo por completo.

—No ha hecho falta — se quejó dejando el arco de nuevo en la nieve. Era asqueroso ver la nieve empañándose de sangre, muy poco agradable. Hacía que las entrañas de Rebecca se revolvieran.

Entre ella y Natasha consiguieron vendar de mala manera la herida para que no se infectara hasta que llegaran a casa.

—Stark, tenemos que entrar — la voz del Capitán se escuchó mientras ella administraba los calmantes que le ofrecía Natasha. Estaba totalmente de acuerdo, seguir luchando sin entrar al castillo sería un desastre para todos. Unos minutos más tarde escucharon a Tony hablar solo un rato antes de confirmar lo que todos necesitaban oír.

—El puente levadizo está abierto

—Clint está mal, hay que evacuarlo — ella miraba a Natasha de vez en cuando mientras se mantenía alerta para defender al hombre que estaba en el suelo. Nunca había tenido un equipo tan grande, pero sentaba bien defender a gente cuando estaban en problemas, se sentía segura rodeada de aquellos individuos.

—Thor lo evacuará, Stark ve a por el cetro. Becca conmigo a por Strucker — el Capitán redirigía las órdenes sin dificultad adaptándose a los nuevos problemas. Se despidió para correr hacia donde se encontraban Thor y Steve, acababan de destruir una fila entera de soldados y un tanque chocando el martillo y el escudo.

—Encuentra el cetro — fue la frase del rubio mientras giraba el martillo para salir volando.

—Y, por Dios, cuida tu lenguaje — ella se rio alertando de su llegada a Steve, él rodó los ojos negando. Se arrepentía de aquel detalle sacado de su época.

—No me libraré de ello nunca — se quejó por lo bajo, ella volvió a reír antes de responder. Era divertido ver al Capitán América magullado con algunos rasguños y cansado de la pelea preocupándose por haber dicho una frase.

—No lo harás — se paró a examinarla un momento, cada centímetro de su cuerpo hasta llegar a la espalda. Hizo una mueca tratando de no cogerla y llevarla corriendo al quinjet. Sus sentimientos no debían nublar su misión.

—¿No te duele un poco el hombro? — preguntó curioso Steve tratando de entender que pasaba por la cabeza de la chica al no quejarse de aquello. Ella no entendía a que venía aquella pregunta.

—No, la verdad ¿por? — mintió con una sonrisa antes de volver a sonreír — te echo una carrera

Sin dar tiempo al chico a responder salió corriendo. Parecía que seguían en Washington DC y eso era una mañana tranquila en la que habían decidido salir a correr, la chica solía preferir el gimnasio. Por el contrario, el supersoldado necesitaba aquellos kilómetros matutinos. De vez en cuando eran acompañados por Sam que siempre se quejaba de quedarse atrás.

—Eso es trampa — se quejó el rubio tratando de alcanzar a la chica, por suerte ella no iba tan rápido como podría, no tenía gracia ganar sin que él sintiera que podría haber ganado.

Llegaron al castillo a la par, se sonrieron sabiendo que ninguno había ganado, prometiéndose una revancha en cuanto pudieran. Con esa promesa silenciosa se adentraron. El capitán iba delante mientras que la reina cuidaba la retaguardia.

—Aquí está todo controlado — habló Natasha con calma, saber que fuera había acabado todo la tranquilizaba. No habría que derramar más sangre.