Capítulo 11

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—¡Rebbeca! — Steve abrazó a la chica cuando consiguió ver sus ojos, que estaban de un violeta mucho más fuerte que el habitual

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—¡Rebbeca! — Steve abrazó a la chica cuando consiguió ver sus ojos, que estaban de un violeta mucho más fuerte que el habitual. Stark quien estaba al lado se relajó para dirigirse hacia Clint, quien estaba pilotando el quinjet.

—Está bien, viva por lo menos — La afirmación del multimillonario era la que sentían todos los de la nave (excepto Ojo de Halcón y Stark, quienes habían pasado por aquello en otros momentos). Natasha miraba al infinito en un lado de la aeronave mientras Bruce jugaba con su pelo y sus manos frustrado y nervioso, completamente descolocado.

—Me asustaste tanto...— el rubio escondía su cara en el cuello de la chica, ella no reaccionó hasta que sintió el olor del chico inundando sus fosas nasales. Al momento recordó a Steve muriendo para salvarla, se separó al momento ante la dolida mirada del supersoldado.

—N-no me toques — estaba en una camilla, se separó tratando de bajar. Le fallaron las piernas y se cayó al suelo con un sonido sordo que hizo que todos allí la miraran. Steve trató de acercarse, ella se arrastró al otro lado de aquella aeronave para que él no llegara a acercarse. No quería ser la culpable de nada de lo que pudiera pasarle, no podía mirarle a los ojos y pedirle que la ayudara a dejar de temerse a sí misma.

Una vez estuvo en un recoveco en el que podía esconderse de sus compañeros se dedicó a llorar. Se sentía sucia por no haber hecho nada en su visión. Un recuerdo permanente de que hiciera lo que hiciera siempre sería un monstruo. Anthony Stark había tenido razón cuando dijo lo que dijo, ella era un peligro para la sociedad.

Steve se había ido junto a Thor, su mirada se había perdido en el mismo momento en el que Rebecca le había pedido que se separara con una mirada de pánico extremo. No sabía que le había pasado a la chica durante su pesadilla, solo sabía que aquello la había marcado tanto como para querer al supersoldado lejos. Se despeinó frustrado al ver como al otro lado del quinjet su novia perdía los nervios. Lloraba de manera desconsolada, de vez en cuando veía un destello violeta cruzar su piel y aquello le hacía pasar aún más miedo.

Cuando la habían encontrado estaba pálida como un fantasma, de su cuerpo salían chispas violetas. Él a pesar de estar medio en shock por culpa de su peor pesadilla la cogió al saber que ella no despertaría. Cuando Stark y Banner llegaron al quinjet ella aún no había vuelto en sí y a cada minuto que pasaba tenía menos pulso. El supersoldado había pasado tanto miedo de que ella se dejara llevar por aquello que hubiera aparecido en su mente... Le encantaría que le dejara cogerla de la mano y borrar con besos cada una de las heridas reabiertas por culpa de lo hecho por la niña Maximoff.

—Se pondrá bien — la voz de Thor le sacó de sus ensoñaciones, esperaba que la chica recapacitara y no le alejara de su vida. Ella era el norte al que seguía en el mundo actual, la confianza que le tenía no le permitía imaginarse un futuro sin ella. Incluso se había imaginado poder formar una familia junto a ella, una niña rubia con los ojos de la chica y un niño que tuviera sus ojos azules... sería tan perfecto para él que no se había dado cuenta de todo a lo que se enfrentaban.

Resiliencia | Steve Rogers (LRDLE 2#)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora