Resiliencia | Steve Rogers (LRDLE 2#)

Capítulo 31

—Llevas sin hablar desde que llegaste — Rebecca acariciaba el torso desnudo de su marido con cariño. Había pasado una noche desde que llegaron de la misión. Solo sabía que Rumlow había muerto, Natasha era la única que había dicho aquellas palabras "Rumlow ha sido abatido". Sin embargo, ella estaba a la espera de que Steve le contase lo que ya sabía gracias a las noticias y el intercomunicador. Cuando Ava le había llamado vio todo aquello, la destrucción. Y sabía que él necesitaba hablar, no solo que ella le abrazase por las noches tratando de ahuyentar sus pesadillas.

—Hmmmm...

—Steve...— dejó un beso en su brazo antes de levantarse mínimamente para poder mirarle a los ojos. Esos mares que arrastraban con la fuerza de una corriente. — Por favor, no te cierres... Quiero ayudarte

—No quiero meterte en esto — respondió de manera seca a la vez que se sentaba, dando la espalda a la mujer. No se creía preparado para mirarla a los ojos después de lo que había pasado en Lagos. Por mucho que se acostumbrara a que a veces aquel trabajo tenía consecuencias...Nunca se había sentido tan culpable.

—Soy una vengadora, ya estoy metida. Cariño...— volvió a abrazarle por detrás. Por primera vez desde que llegaron él suspiró aceptando de buen grado sus caricias. Agarró sus manos con cariño y bajó la cabeza para que ella no le viera llorar. Cuando sintió la primera gota salada, la morena se levantó para abrazar de frente al chico. Se sentó en sus piernas y dejó que llorase en su hombro a pesar de mojar el pijama.

—Y-yo te-tenía que haber estado más atento — comentó dispuesto a contarle lo que había pasado. Por mucho que le costase era cierto que debía contárselo a Becca antes o después— todo iba bien hasta que Rumlow llegó a pelear conmigo. Me tenía muchísimas ganas — Rebecca acarició su pelo con calma a la vez que prestaba atención al relato que el rubio contaba para el cuello de su camiseta, sin querer levantar la cabeza — Cuando tuve que pelear con él me habló de Bucky y de ti. Me dijo que él se acordaba de mí y que se puso sentimental. Después le volvieron a lavar el cerebro. Y de ti...Me dijo que se había encargado de mandar a alguien para acabar contigo mientras nosotros estábamos allí, que era demasiado obvio — por supuesto, Steve había mantenido su seguridad a pesar de saber que se lo esperaría. Brock siempre había tenido una inteligencia muy desarrollada para la estrategia. Aun sabiendo que, en parte, él podría haberlo hecho sin ningún tipo de problema dejó que él hablase sin decir ningún tipo de comentario — el caso es que tenía un chaleco explosivo y-y no me di cuenta. Me intentó matar, pero Wanda lo paró. Claro que una explosión era demasiado difícil de aguantar...

—Intentó alejarla y acabó en el edificio, ¿no? — preguntó ella en un susurro meloso en el oído del rubio. Él asintió con pesadez en el hombro de la chica abrazándose más a ella. No quería ver su mirada porque sabía que habría algún deje de decepción en su mirada. — Steve, esas cosas pasan. Las misiones no siempre salen como queremos. No puedes torturarte por ello toda la vida, ¿sabes?

—Pero nunca salen tan mal — la respuesta del hombre era completamente pesimista. Su punto de vista era duro. Se estaba sometiendo a una autocorrección excesiva (hasta para Rebecca) — hemos matado gente inocente.

—No me digas que nunca salen tan mal. ¿Te acuerdas de cuando fuimos a por Ultrón? Hulk se descontroló y tuvimos que huir a una casa perdida en medio del campo — comentó con calma acordándose de aquel sueño. Un escalofrío recorrió su espalda. — eso también salió mal. Y lo que hicimos fue recomponernos y seguir trabajando. Te equivocaste, bueno, eres humano. Lo siento cariño, pero es así. Ahora te toca aprender de ello y seguir adelante.

—Es que...Nunca había fallado así y es decir Bucky o amenazarte a ti y se me va. Vuelvo a ser el chico de Brooklyn— el dolor en su voz era palpable. Lo único bueno es que se había atrevido a levantar la cabeza mínimamente. Rebecca levantó su barbilla con una sonrisa amable. No había rastro del sarcasmo que la caracterizaba.