Calm and Storm

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30 Marzo

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—¿Podría repetir lo que acaba de decir?— pregunta la mayor, al borde de ponerse a llorar de la felicidad. No lo puede creer, finalmente las cosas están mejorando.

—Ya está de alta— repite el médico —. Izuku se ha recuperado bastante bien. Ya no necesita los soportes y la articulación de la rodilla se ve bien.

—Entonces... ¿No más controles?— consulta Katsuki, no queriendo ilusionarse antes de tiempo. Lleva tantos meses esperando esto.

El médico se quita las gafas y sonríe asintiendo. Katsuki no intenta disimular su entusiasmo. Izuku puede ver sus ojos carmín centellear de felicidad, consiguiéndole sonrojar ante lo poco disimulado que es.

Aún con su madre en la habitación su gesto no se oculta. Conoce esa expresión, rayaba en la depravación. Sus cejas levemente alzadas y sonrisa desviada eran tan notorias que el menor desea darle un espejo, para que vea la vergüenza en la que le está dejando.

—Ahora debemos programar la cirugía con el doctor Yamada. Serán ambos oídos—continúa explicando el mayor—. Es un procedimiento complicado, pero los exámenes arrojan resultados favorables— ante ello los tres asienten, suspirando aliviados —. Si prefieren podemos hacer de a una, es un procedimiento costoso y entenderemos si-

—Los dos. Serán los dos juntos— interrumpe Katsuki e Izuku alza una ceja con extrañeza, quedando más confundido cuando su madre asiente también y ambos parecen conversar en voz baja, en un tono inaudible para él.

De alguna forma, siente que se ha perdido de algo importante.

...

—¿Van a casa chicos?— pregunta la mayor al salir del hospital. Su sonrisa amable es contagiosa.

—Sí— contesta el pecoso sonriéndole devuelta, aún asombrado de la naturaleza con la que hablaba a ambos, a sabiendas de lo que eran. De haberlo imaginado antes habría corrido a pedirle consejos desde hace mucho, y tal vez, habría hecho las cosas mejor. Katsuki hizo muchas cosas mal, pero él las permitió. No se puede odiar a alguien confundido y ambos lo estaban cuando se conocieron— ¿Te acompaño a la estación?

—No te preocupes encanto. Está cerca— contesta, acomodándole un mechón de cabello detrás de la oreja —Katsuki, ¿puedo hablar contigo?— pregunta acercándose a este, quien yacía perdido en sus pensamientos, sentado en una banca a las afueras del hospital.

Izuku les ve a la distancia. Ambos conversan y su madre le sonríe, abrazándole con suma ternura antes de retirarse.

Entonces el pecoso la observa hasta desaparecer, meditando si es mejor preguntar o fingir que no logró leer los labios de esta al despedirse de su pareja.

Se queda pensando en ello todo el trayecto a su hogar, si es que así le puede llamar a esa casa que compartían.
Katsuki era de carácter caótico, pero sorpresivamente muy ordenado. E Izuku ya no puede verse sin él, le quiere aunque parezca que le vuelve loco. Y a veces lo hace.

Ya estaba acostumbrándose a convivir con él, aprendiéndose todas sus manías:
Cambiar el cepillo dental cada dos semanas y comprar pijamas que nunca usará. Sus sagrados cereales con leche todas las mañanas, aunque de esto último casi no llevaran nada. Dormir asfixiándose con la almohada y quitarle todas las mantas, luego quejándose por el calor. Bajar al perro de la cama. Fingir que se molesta sólo para que le vayan a buscar...

►ROCKING MY HEART◄ [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora