𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂 15. ✉

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Agosto 9, 2018.

Hoy fue un día emotivo, mis sentimientos están a flor de piel, saqué mi libreta dispuesta a escribirte y de manera aleatoria le di un vistazo a las canciones que jamás me atreví a escuchar. Guardadas en una playlist cada una de ellas me hizo pensar en ti. Ésta removió mi corazón igual que las demás, pero se volvió significativo ya que no suelo escuchar canciones así. Me parecían absurdas, y en su tiempo no les hallaba sentido.

Siempre me negué a derramar miel por amor a alguien, me miré en el reflejo de mi celular, estaba sonrojada con una leve sonrisa y mis ojos brillando, y entonces la pantalla se encendió, estaba tu mensaje. Eso hizo que fuera más especial escuchar aquella obra musical.

Evité escuchar cualquiera desde hace tiempo, lo consideré un gusto culposo, un secreto que jamás revelaría, mi tesoro oculto. Hasta el día de hoy.

Fue increíble lo que provocó a mí corazón, mis pensamientos y sentimientos.
Me hizo llorar, evidentemente así fue. Pero debo agregar que mis lágrimas fueron de felicidad al darme cuenta de que eres la persona indicada, perfecta para mí.

«No soy bueno para ti» Mírate mi amor, fuiste hecho perfectamente para mí.

«No sé cómo mantenerte conmigo» Sólo fue necesario que buscaras lo mejor para ti y pensar lo que enserio querías.

Dos extraños bailando bajo la luna, se convierten en amantes al compás de esa extraña melodía, que algunos llaman destino y otros prefieren llamar casualidad.

Y él le preguntó al oído «Mi amor, ¿Dónde estabas? Durante todo el tiempo que yo tanto te busqué»
Ella le contestó «Lo siento, es que estuve ocupada, aunque para serte sincera, ahora no entiendo en qué»

«No quiero hacerte daño» En ningún momento llegaste hacerlo.

«Terminarás odiándome» Incorrecto, terminé amándote.

Eres un hombre maravilloso dispuesto esta vez a corresponder mi amor.
Me causó nostalgia la canción, nos recordé sentados en medio de la noche. Aquella noche dónde por primera vez te dije que te amaba y estaba enamorada de ti, dónde mis palabras fueron expulsadas de mi boca sin miedo, marcando el posible fin de nuestra historia.

Aquella noche que para mí sería el cierre de lo que sentía por ti, resultó ser apenas el comienzo de lo que hoy es nuestro más grande amor. Entre lágrimas y besos, confesiones e ironías, ambos admitimos el amor que por nosotros sentíamos, sin importar nada ni nadie.

Ésta chica a la que llamas paloma su corazón le perteneció desde siempre a ese chico al que llamo mi ángel. Siempre tuya, así fue, así seguirá siendo.

No creía en la casualidad, casualmente apareciste en mi vida.
No creo en las coincidencias, no era coincidencia encontrarte siempre en algún lugar.
Quizá sí es el destino el que me llevó hasta ti, es el destino que te quiere junto a mí.
Soy yo quién está dispuesta a seguir amándote cómo lo he hecho siempre.

L. 

𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔, 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒑𝒐𝒆𝒎𝒂𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora