𝑪𝒂𝒓𝒕𝒂 16. ✉

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22 septiembre, 2018.

Vamos por un buen camino, te has vuelto mi gran apoyo, me ayudas cuando no deberías, me acompañas cuando más te necesito. Es increíble darme cuenta lo indispensable que eres para mí, con sólo verte me vuelve tremendamente feliz.
Contigo descubro muchas cosas en mí que desconocía, no sabía que tuviera zonas en las que un solo toque me provocaba escalofríos, no sabía que escuchar tu pecho al abrazarte podía arrullarme a un sueño inmenso, no sabía lo celosa que podía ser con cualquiera que te abrazara o recargara en tu hombro.

Es cansado y algunas veces frustrante, pues pretendo molestarme con ello y no consigo estarlo, sabes cómo calmarme y hacerme reír. Intento ser seria y escuchar bien lo que me dices, pero es que tus labios me llaman a gritos y no puedo evitar interrumpirte con un beso cada que hablas.

Cada día parece que descubro algo nuevo, o quizá algo que nunca antes nadie notó; las pecas debajo de tus ojos, las pequeñas arrugas que tienes en tu frente, tu cabello medio rizado con una que otra cana, lo rápido que crece tu barba, las cicatrices de tus nudillos, los hoyuelos que están a los costados de las comisuras de tus labios, las tres arrugas en tus ojos que aparecen cuando ríes descontroladamente, tus largas pestañas color negro intenso.
Tus mejillas coloradas cuando te digo que eres el amor de mi vida, que eres el ser más hermoso de todo el mundo, que eres mi mundo entero, mi futuro esposo. 
Tu hermoso cuerpo bien trabajado, tu abdomen, espalda, piernas y brazos. La fuerza que tienes para salvarme de alguna caída, lo tierno que te vuelves cuando me ves a punto de caer dormida. Lo mucho que adoras acariciar el cabello y lo bello que te vuelves cuando buscas un abrazo. Que contienes la respiración cuando te abrazo y estás tenso, y liberas el aire cuando sabes que no te soltaré. Que intentas ser disimulado cuando buscas mi mano o que esperas a que vea tus labios para pedirte un beso. Que intentas estar tranquilo pero buscas tener problemas, que adoras empujar a cualquiera que te estorbe rogando a que la otra persona te reclame. Que cada que bostezas tus ojos se humedecen y tus párpados enrojecen. Que tensas tu mandíbula cada que te reservas un comentario o piensas algo dentro de tu cabeza. Que tus ojos brillan después de bailar. Que deseas leer un libro de terror, que muy en el fondo te gusta lo "cliché". Que te da orgullo saber cuando miento, y que no soy capaz de molestarme contigo.

Cada vez  te conozco más y más, y adoro que sea así. Siempre fuiste sincero conmigo, piénsalo, nunca me mentiste. Entre tú y yo jamás hubo secretos, excepto el hecho de que nos gustábamos, era un secreto a voces pero no podíamos admitirlo o dejar de ser ciegos.
Eres el amor de mi vida, lo sabes, ¿No?
Por más jóvenes que seamos, estoy segura que a ti quiero permanecer unida. Te amo con todo mi corazón cielo.

L. 

𝑽𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒂𝒓𝒕𝒂𝒔, 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒑𝒐𝒆𝒎𝒂𝒔.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora