Romeo y Julieta (versión siglo XXI)

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Lo que había visto la sorprendió, nun- ca en la vida se imaginó que algo así pasara, por eso decidió contárselo a Julieta al día siguiente, Chiara no po- día estar con eso guardado a dentro.

Ella le había mandado ese mensaje a Romeo, el lo vió, le contestó de que tendrían que hablar, a ella le pareció buena la idea, llevaba días sin verlo, pero antes, iría a la casa de Chiara ya que ella la había invitado.

Estaba lista pero a la vez con miedo, temía que su amiga no le creyera lo que pasó porque confiaría en su no- vio.

Tocó el timbre de la casa, nadie res- pondía hasta que salió Chiara de la ca- sa y le abrió la puerta, se saludaron,
ella la invitó a pasar, le dijo que le te- nía que decir algo muy importante a Julieta, que era con urgencia, ella al ver la cara de su amiga de verdad le parecía que era algo importante que le quería contar, así que se fueron a su cuarto para hablar del tema.
    —No sé como contarte esto, es algo que no sé como te lo vas a tomar y se que confias en el—dijo Chiara sin sa- ber cómo se lo tomaría su amiga.
    —Chiara no me asustés, relajate y respirá hondo, ¿Pero quién es él? ¿Ha- blás de Romeo?—preguntó Julieta
preocupada— ¿Qué pasa con él?
    —Lo único que te pido es que cuan- do te lo cuente no te vallas a enojar con el, no quiso hacerlo, te lo digo porque yo fuí testigo de lo que ví—dijo Chiara sentándose en su cama individual con ella.
    —Chiara, pará de hacer tanto sus- penso, cansa, no des tantas vueltas, decilo y ya—dijo Julieta preparada para lo que iba a escuchar de Chiara.
    —Bueno—suspiró—. Una chica besó a Romeo—. después dijo rápidamente —. Y por favor no me matés—ella suplicó.
    —¿Pero cuando pasó eso y qué pasó después?—dijo Julieta enojada pidien- do una explicación levantándose de la cama con exaltación.
    —Tranquila pero por favor tranquilizate porque o sino no vas a entender—dijo Chiara calmando a su amiga que estaba muy alterada por lo que había escuchado.
    —Okay—dijo exalando hondo y después por fuera—. Ya estoy, conti- nua—dijo volviendo a sentarse en la cama.
    —Pasó ayer en la pizzería "Los campepeones" víne con una amiga mía a comer pizza, nos sentamos y Benbolio nos mató del susto, le pregunté que hacía en esa pizzería y dijo que estaba con Romeo y el resto de sus amigos, me puse a hablar con Benbolio por ahí y dejé a ella sentada sola, cuando vió a Romeo sentía que lo conocía desde antes y cuando el volteó, vió a mi amiga y sentía que la había visto alguna vez—. siguió contando—. Ella se le acercó y le habló, tuvieron una mini conversa- ción que no logré escuchar del todo, después vi que ellos se fueron a hablar en privado, mi amiga le estaba hablando de algo, como si le estuviera confesando sus sentimientos o algo así, luego de decirle ese discurso de dos minutos lo besó, podía ver como lo manipulaba—Julieta la interumpió.
    —Esperá, ¿Qué? ¿Cómo qué cuándo besás a una persona la manipulás? Es ridículo—le parecía estúpido lo que había escuchado.
    —Guísela es diferente a todos noso- tros, tiene poderes—explicó Chiara mientras Julieta tocaba su cabello on-
dulado.
    —Chiara, una persona no puede tener poderes, eso es imposible—dijo Julieta dudosa por lo que le había dicho su amiga.
    —Si querés creeme o sino no. Romeo se apartó disiendole por que hizo eso y que no le gustaba, que sentía cosas por otra persona y esa persona sos vos—al decir esas pala- bras Julieta sabía que el no la engaña- ría porque tenía confianza en el.
    —Entonces Romeo no me fue infiel, entonces... ¡Mi novio no me a sido infi- el! ¡Soy feliz!—gritó Julieta saltando de su cama con mucha alegría y haci- endo un baile ridículo—. Voy muy bi- en con mi racha—dijo alzando su pu- ño con orgullo.
    —¿Racha? Julieta creo que algunas veces sos un poco loca y muy pero muy exigente con el tema de las pare- jas.
    —Y sí, no voy a salir con cualquiera,
por eso elijo lo mejor y que no me sea infiel—dijo Julieta y luego miró uno de los discos que tenía su amiga en la mesa naranja de luz.
    —Jaja da gracia—dijo Chiara rién- dose.
    —¿Aún seguís con la música?—pre- guntó agarrando el disco violeta y mi- rándolo.
    —Claro, no me voy a rendir, algún día voy a ser cantante—dijo parándo- se de la cama y haciendo la pose de la mujer maravilla.
    —Que raro que Romeo no me habló nada de eso.
    —Tal vez no te quiso decir nada porque si te lo ubiera dicho te lo ubie- ras tomado a mal y lo dejarías.
    —Pero ahora dejando el tema este de lado, decime, ¿Te gusta Benbolio?—dijo Julieta volviéndose a sentarse en la cama cómoda.
    —¿Por qué me venís con esa pregunta?—preguntó Chiara rubori- zándose.
    —Porque al parecer—dijo parándo- se de su cama y dando vueltas en su cuarto como si estuviera resolviendo un crimen y tratando de buscar res- puestas—. Te gusta—dijo señalandola.
    —¿Qué?—dijo Chiara fingiendo estar sorprendida.
    —Dale Chiara, no te hagás la que no sabe, se que te gusta, admitilo, no se lo voy a decir a nadie promesa de amiga—dijo levantando su mano en forma de promesa.
    —Bueno cuando estoy con el sien- to...
    —Sí seguí—dijo Julieta esperando a que Chiara continuara.
    —De que paso buenos momentos con el, me hace reír y siento que me gusta—dijo Chiara sonriendo.
    —Guau lo dijiste así de una, amiga te prometo que te voy a ayudar a que Benbolio sea tu novio o que hagamos el intento.
    —Gracias—. dijo Chiara abrazándo- la muy fuerte.
    —Okay te voy a ayudar, pero para
ayudarte por favor soltame porque me estoy axficciando—dijo Julieta que sentía que no podía respirar y su ami- ga la soltó.
    —Si y para eso vamos a hacer un flan, ¿Qué te parece?—preguntó Chia- ra dirigiéndose a la cocina junto a ella.
    —No puedo Chiara le prometí a
Romeo que hablaríamos hoy—dijo colocándose contra la pared mientras su amiga sacaba los ingredientes para hacer el postre.
    —No pasa nada, te deseo suerte.
    —Gracias—dijo su amiga y se fue corriendo.

Ya estaba en la calle, no había nadie, ni siquiera era de noche, era la tarde, ella se fue al parque y se sentó cerca de un árbol, puso su espalda contra el tronco y pensó, pensó en su vida, la relación, en todo.
—¿No sabías qué iba a estar acá?—preguntó el chico de ojos celestes.

Julieta levantó la mirada y lo vió a el.
    —Romeo—dijo sorprendida—. Hola.
    —¿Por qué querés terminar conmi- go?—preguntó el sentándose al lado de ella.
    —Nuestras familias son rivales—
explicó ella sin ninguna expresión en su rostro y continuó—. Mi papá me contó la historia de los Montescos y los Capuletos, dijo que ustedes querían destruirnos a nosotros.
    —Estoy perdido—dijo confundido—.¿Cómo qué yo quería destruir a tu familia?—preguntó sin entender.
    —Así me lo contó papá, somos riva- les desde hace siglos y todo porque tú fa- milia era ambiciosa y quería el poder.

Romeo estaba perdido, iba al parque para hablar con ella, no para saber el origen de ellos, notaba lo distante que estaba, pero claro, le había mandado un mensaje de que quería terminar con el.
    —Julieta solo vine a hablar de noso- tros—dijo Romeo mirándola—. No en- tiendo por qué me mandaste ese men- saje, ¿Qué hice mal?
    —No hiciste nada mal, solo que no podemos estar juntos—abrazó sus
piernas mirando para otro lado.
    —Julieta yo te tengo que decir otra cosa—no pudo terminar de hablar y ella lo interrumpió.
    —Sé que otra chica te besó—lo vol- vió a mirar.
    —¿Cómo supiste?—preguntó Romeo acercándose más a ella.
    —Me lo dijo Chiara, igual estoy de tu lado, me dijo que te apartaste de ella diciendo que me querías.
    —Julieta esto que te tengo que decir es importante.

Romeo x Julieta (versión siglo XXI) (Terminado ✔️, Editando ➕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora