Romeo x Julieta (versión siglo XXI) (Terminado ✔️, Editando ➕)

Romeo y Julieta (versión siglo XXI)

Esa mañana Julieta fue a la panadería a comprar facturas para desayunar,
como siempre la panadería estaba va- cía, no había nadie excepto una mujer que parecía tener más de 40 años,
Julieta terminó de comprar las factu- ras e iba a ir a su casa hasta que vió que a la mujer se le cayeron muchas facturas y la ayudó a juntarlas todas.
    —Es muy amable de tu parte—dijo la mujer sonriendo.
    —Es bueno ayudar a las personas—dijo Julieta mientras la ayudaba a recoger todas las facturas.
    —Gracias—le dijo la azabache.
    —De nada, es muy lindo el suéter que lleva puesto—señaló el suéter azul oscuro.
    —Gracias, lo compre en Zara, me gusta mucho la moda sencilla, me gusta mucho tu collar, es muy lindo—vió el collar de plata que llevaba alre- dedor unas joyas rojas y en el centro llevaba una j de color plateado.
    —Ah, es una reliquia familiar, este cokar se pasó de generación en gene- raión—miró el collar y después a la señora de ojos celestes.
    —¿Vos te llamás Julieta?—dijo la mujer viendo que el collar tenía la letra inicial una j.
    —Sí, mi nombre es Julieta, bueno será mejor que me valla, mi mamá se va a preocupar mucho, nos vemos—dijo Julieta y se fue tras la puerta de vidrio.
«Que buena joven», dijo la mujer
para si misma terminando de com- prar las facturas.

Después de comprar las facturas se fue a su casa, al entrar como siempre tenía a su hijo esperándola para que desayunaran juntos en el living.
    —Hijo, mirá lo que traje, traje tus facturas favoritas—dijo la mujer dejando las facturas en la mesa.
    —Muchas gracias ma, vos siempre haciendo un esfuerzo para levantar- me en las mañanas con un rico desa- yuno—dijo el hijo con una sonrisa agradeciendo el esfuerzo de su mamá.
    —Romeo, no sabés, me encontré con una chica de tu edad muy buena y simpática—dijo su mamá sacándose el suéter azul oscuro haciendo que tu- viera puesta solo una remera rosa sin sosten.
    —¿Así?—dijo Romeo interesado.
    —Si y sobre todo es muy linda, es rubia de pelo largo con ondas, tiene ojos marrones, tiene tu misma altura y tiene piel blanca—los dos se senta- ron en el sillón blanco para comer las facturas con jugo exprimido de naranja que estaba en la bandeja.
    —Esperá ma, ¿No te habrás encontrado con Julieta?—dijo Romeo pensando agarrando de la bandeja una factura con crema pastelera.
    —No sé si me la habré encontrado o no, pero la chica parecía ser buena persona, aunque ahora que lo pienso puede ser ella—dijo la mamá pensati- va.
    —Mamá, creo que es el momento de que conozcas a Julieta—dijo Romeo enviándole un mensaje a Julieta.
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Julieta 😃.
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¿Sí?
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¿Querés venir a mi casa? Así conocés a mi mamá.
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Voy a ver, acordate que nuestro amor es prohibido.
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😭 😢 😖 😞.
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No te pongas así 😂,me las voy a arreglar para ir.
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Te espero 😊.
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    —¿Qué le escribiste?—quiso saber la mamá.
    —La invité a casa para que puedas conocerla—Romeo dejó su celular en el sillón.
    —Buena idea, al fin conoceré a tu novia, voy a preparar todo—la azaba- che empezó a ordenar el living.
    —Llega en tres minutos—avisó su hijo.
    —¡¿Qué?! ¡¿En 3 minutos?! Enton- ces no me queda tiempo, tengo que vestirme, ordenar la casa y tenés que vestirte bien—dijo la madre apresu- rada subiendo las escaleras en busca de ropa.
    —Mamá—dijo Romeo riéndose—. No seas exagerada, la casa está impe- cable, a Julieta le va a encantar—dijo Romeo mientras tocaban el timbre de su casa.
    —De seguro debe ser tu novia, yo voy a abrirle—dijo la madre a punto de bajar las escaleras.
    —Mamá, dejá que yo voy a ir a abrir la puerta—Romeo se dirigió a la puer- ta y la abrió.

Cuando Romeo abrió la puerta, era Ju- lieta, llevaba días sin poder verla, la última vez había sido en el parque, en donde pudieron retomar su relación tratando de que su amor no sea impo- sible, sentía tanta felicidad que la abrazó con todas sus fuerzas.
    —Que gusto verte devuelva—dijo Romeo abrazándola con fuerza.
    —Yo también te extrañe mucho—dijo correspondiéndole el abrazo.

Después del abrazo cerró la puerta.
    —Ejem—dijo la mamá tociendo—. Y, ¿No me vas a presentar a tu novia?—Romeo se quedó sorprendido por
como su mamá se había vestido tan rápido.
    —Mamá ya vas a poder hablar con ella, llevaba días sin poder verla—la miró con una sonrisa de alegría.
    —Vos sos la mujer de la panadería—dijo Julieta sorprendida.
    —Sí, sos la chica que me ayudó con las facturas—dijo la mamá de Romeo reconociéndola.
    —Entonces se conocen ¡Qué bueno!—dijo Romeo contento.
    —Romeo si te conté de ella hace minutos—la azabache lo miró un
poco enojada.
    —Ah sí tenés razón—dijo Romeo rascándose la nuca.
    —Es un gusto conocerla—dijo Julieta con una sonrisa.
    —El gusto es mío, decime, ¿Desde cuándo están de novios?—las dos empezaron a caminar por el living.
    —Hace seis meses—respondió Julieta.
    —¿Desde cuándo te gusta mi hijo?—Romeo trataba de alcanzarlas pero su madre caminaba rápido haciendo que ella también hiciera lo mismo.
    —Mamá no es necesario preguntar eso—dijo Romeo haciéndole una señal a su mamá para que dejara de hacer preguntas.
    —Bueno pero quiero saber—dijo dirigiéndose a la cocina juntos a ellos.
    —Tranquilo Romeo no me incomo- da—dijo Julieta tocando su hombro—. Y me gusta Romeo desde que la primera vez en que lo vi.
    —¿Qué estilo de ropa te gusta?—dejaron de caminar y se quedaron cerca del horno y la mesa de mármol.
    —Yo soy sencilla con el tema de la ropa, no soy tan detallista o exagera- da.
    —Sos igual que yo, a mi también me gusta ser sencilla y última pregunta,
¿Qué es lo qué te gusta hacer?—sen- tía que estaba haciendo una nueva amiga.
    —Mi pasatiempo favorito es ver animé, aunque en realidad me gusta hacer cualquier cosa—dijo Julieta.
    —Romeo—dijo la madre mirando a su hijo—. Julieta me cae bien.
    —Sabía que te agradaría—dijo Romeo abrazándola.
    —Tu novia es sencilla, es como si fuera mi yo joven—dijo la madre mientras Romeo y Julieta se reían.
    —Entonces me imagino que vas a tener con ella muchas cosas en común—dijo Romeo.
    —Estoy segura que tu mamá y yo vamos a ser unas grandes amigas—dijo Julieta.
    —Bueno los dejo a solas, yo mien- tras tanto voy a hacer el almuerzo—dijo la mamá sacando carne y verdu- ras.
    —Tu mamá es tan amable—los dos se fueron al living para sentarse en el sillón blanco.
    —Si, lo es y mucho—sonrió sin pen- sar.
    —Romeo, ¿Qué será de nosotros?—dijo Julieta sentándose en el sillón con el.
    —¿Lo decís por tus papás?—pre- guntó el mirándola.
    —Exacto—dijo ella poniéndose mal—. Me siento mal, no me gusta estar así, a escondidas—tenía la mano izquierda en su cabeza.
    —Te entiendo—dijo Romeo tocando su cabello rubio—. A mi tampoco me gusta estar de esta manera.
    —Solo quiero estar a tu lado, para olvidarme por un segundo de el mundo real—apoyó su espalda contra el sillón y agarró su mano.
    —Julieta... hay algo que no te conté—Julieta prestó atención a lo que iba a decir—. Mi papá quiere que me case con otra chica.
    —¿Guísela no?—dijo Julieta seria mirando fijamente a la ventana.
    —¿Cómo sabés que es ella?—pre- guntó sorprendido.
    —Intuición.
    —Yo no me quiero casar con ella.

Podía ver sus ojos brillosos y una
mirada no alegre.
    —Lo sé—Julieta habló seriamente—. Pero no es fácil.

Eso la había destrozado, cada vez se sentía mal.
    —No es fácil, nada es fácil, si tan solo no tuviéramos estos apellidos viviríamos felices... sin excepciones—

Sabía que la vida no era perfecta pero nunca pensó que le tocaría vivir algo tan difícil de superar.
    —¿Por qué nos tiene que pasar esto a nosotros?—dijo Julieta que estaba a punto de llorar.
    —Es mi papá, quiere que me case con ella por conveniencia—dijo rápi- damente—. Pero con mi mamá vamos a tener un plan para que esa boda no se haga—dijo secandole las lágrimas.
    —Odio estar así—dijo Julieta mien- tras lloraba.
    —Haría el ridículo un millón de veces con tal de verte sonreír—dijo Romeo mirándola y después la besó.