Romeo y Julieta (versión siglo XXI)

16 2 0
                                    

El se consideraba único, inigualable pero lo peor de todo era popular, lindo y por sobre todo presumido, así era Máximo.

Su infancia no fue la mejor de todas,
su madre nunca quiso tenerlo, lo tuvo que tener por la fuerza, ella nunca
esperaba ser madre, pero lo fue, quería abortarlo pero su familia no la dejó y más que no tenían gran canti- dad de plata como para pagarlo, era joven para ser madre, no se sentía lista, no quería, su novio estaba feliz de poder ser padre, podría pasar tiempo con su hijo o hija, jugarían juntos y harían muchísimas cosas más. Era rubio, de ojos marrones chocolate, alto, guapo, deportista y muy popular en el colegio. Se había cambiado varías veces de colegio por sus conductas malas.

Iniciaba la primaria en un nuevo colegio, no se sentía con miedo, al contrario, se sentía motivado así podía cambiar su actitud y de crear así a "un nuevo yo" entró al aula, la maestra lo presentó y después se sentó, habló con todas las personas excepto con dos chicos que estaban los dos jugando con autos de carrera, siempre cuando estaba hablando con alguien, cada cinco minutos venía una chica distinta y le decía "sos muy lindo" Máximo solo se hacía el galán y decía "gracias" el al instante ya se había hecho popular hablando con todos los del grado y teniendo a las chicas que iban detrás de él.
Le caía bien a todos, solo que no había hecho ningún amigo o amiga, vio a dos chicos jugando con autos de carreras, aún no había hablado con ellos, tenía el presentimiento de que tal vez puedan ser sus nuevos amigos.
-Hola-le dijo Máximo sentándose a su lado.
-¿Sos nuevo?-le preguntó el primero.
-Sí, soy nuevo-dijo agarrando un auto de color celeste.
-¿Te gustan los autos?-le pregun- tó el segundo.
-Sí, me gustan, también me gusta hacer deportes-añadió el mientras pasaba el auto por la pista de carre- ras.
-A mí me gusta jugar fútbol-le dijo el primero.
-A mí también me gusta jugar fútbol, bah, me gusta hacer toda clase de deportes-dijo Máximo.
-El deporte que yo más hago es natación-dijo el segundo.
-¿Cómo se llaman?-les preguntó Máximo dejando el auto de lado.
-Mi nombre es Romeo-dijo el primero.
-Y mi nombre es Benbolio-dijo el segundo.
-Gusto en conocerlos chicos, yo me llamo Máximo-dijo presentándose.
-¿Querés ser nuestro amigo?-le preguntó Romeo.
-Sí claro, seamos amigos.
-Genial alguien nuevo en el grupo-dijo Benbolio feliz.
-Vamos a llevarnos muy bien-dijo Máximo con una sonrisa.

Cuando fue creciendo su amistad con Romeo y Benbolio siguió durando hasta la primaria y también hasta hoy en día, después había llegado Federico al grupo de amigos, eran muy unidos los cuatro.

Todas las chicas se morían por el desde que el empezó el secundario con sus amigos, Máximo recibía car- tas todos los días de una persona anó- nima, sospechaba que era una chica pero no sabía cuál, habían muchas chicas, las de primero, segundo, terce- ro, cuarto y quinto año, siempre le dio curiosidad quien era esa persona, le escribía poemas de amor o declara- ciones en donde le decía lo mucho que lo quería y que esperaba algún día el sienta lo mismo por ella, le parecía lindo, no era el típico chico popular que mandar cartas le parecía ridículo, le empezó a gustar esa perso- na sin haberla conocido.

Un día reunió a todos sus amigos para que lo ayudarán a saber quién era esa chica que estaba detrás de esas cartas,
sus amigos aceptaron en ayudarlo. Al día siguiente habían repasado el plan por si a alguien se le olvidaba, todos ya estaban en sus posiciones, Federico y Máximo estaban cerca del casillero escondidos en unas de las puertas de las aulas mientras que Romeo y Ben- bolio estaban escondidos detrás de una columna, vieron que una chica se acercó al casillero de Máximo y le dejó una nota, no la pudieron ver del todo porque estaba tapada con una capucha negra, Máximo decidió dejar el plan, abrió su casillero lo más rápi- do que pudo y agarró la carta que le había escrito la chica, corrió lo más rápido que pudo, parecía como si fuera un acleta y que tenía que llegar a la meta, la alcanzó, le tocó el hom- bro y la miró fijamente a los ojos, no lo podía creer, era una compañera de su curso.
-¿Alma? ¿Fuiste vos la qué me escribías cartas todo el tiempo?-le preguntó Máximo mirando la carta y después a ella.
-Si era yo, pero te lo puedo expli- car-se puso nerviosa.
-No hace falta explicar nada-dijo Máximo acercándose a ella tocándole el hombro.
-Lo hice porque.... te quiero-des- pués de terminar en decir esas pala- bras Máximo no dudó ni un segundo y la besó.

El dejó la carta caer y puso la otra mano en su otro hombro, ella no se lo esperaba, le correspondió el beso y se dejó llevar.
-¿Por qué lo hiciste?-preguntó Alma ruborizándose.
-Porque te quiero al igual que vos también me querés a mí-dijo toman- do sus manos-. Siempre cuando reci- bía las cartas siempre quise saber quien era esa chica que estaba detrás de esas escrituras de poesía, por eso hice un plan con mis amigos para descubrirte y al final lo hice-dijo Máximo mirándola con una tierna sonrisa.
-¿Estás decepcionado en qué sea una chica nerd y con poco gusto para la moda?-dijo ella con tristeza.
-No, no estoy desepcionado, al contrario, me siento tan feliz, no pensé que una persona como vos podía escribir esas cosas tan lindas.

En ese momento romántico, los amigos de Máximo estaban mirando la escena, Romeo miraba la escena con una sonrisa al igual que Benbolio, excepto Federico, que miraba con cara triste pensando que nunca en su vida tendría una novia.
-Ahora Máximo esto es una pregunta importante que te voy a hacer-dijo Alma tomando sus dos manos-. Máximo, ¿Querés ser mi noviao?
-Sí, si quiero ser tu novio-dijo Máximo abrazándola.
-¡Qué viva el amor!-gritó Benbolio.
-¡Alximo es real muy real!-grita- ron Romeo y Federico.

Romeo x Julieta (versión siglo XXI) (Terminado ✔️, Editando ➕)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora