Capitulo 25

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Pov Mariane~

No sé cuántos días llevaba encerrada en ese lugar, quizás era solo días aunque en realidad no sabría decirlo ya que para mí todo era oscuro. A Frank se le ocurrió la brillante idea de vendarme los ojos así que me encuentro completamente desorientada.

Sí no me equivocaba me daban de comer una vez al día, estaba débil y no siempre me sacaban la venda de los ojos. No encontraba alguna razón para vendarme pero al parecer a Frank le causaba bastante gracia verme sufrir de ésta manera.

No tenía fuerza, con suerte me daban de comer y algo de beber y que no era la gran cosa ya que sólo me llevaban un mísero pedazo de pan y un vaso chico de agua y eso sería mi alimento del día.

Seguía amarrada de manos y de pies pero ésta vez me tenían en una cama pero parecía de piedra, a decir verdad creo que me sentía más cómoda sentada en la silla a estar en ésta cama.

Generalmente me cuidaba guardián dos o mejor dicho Ethan y pocas veces eran los dos. Frank no estaba ya que al parecer tenía una pequeña oficina aquí en Inglaterra por lo que tenía que ir a verla y me dejaba al cuidado de ellos dos.

-¿Cuánto crees que se demore el jefe en llegar? –pregunta Miguel, el otro guardián.

-No lo sé. –responde Ethan.

Debo de imaginarme la habitación aunque ya anteriormente me hayan sacado el vendaje de los ojos pero aun así a veces me desoriento y no sé en qué parte me encuentro.

Siento que alguien camina hacia mí y me desamarra el pañuelo de los ojos. No me acostumbro a la luz de la habitación hasta después de unos segundos. Cuando por fin ya no me hacen tanto daño enfoco para encontrarme a Ethan enfrente con una sonrisa espeluznante.

-Pero que bella estás hoy, Mariane. –dice acariciando mi mejilla.

-No me toques. –le digo con repugnancia.

-Hoy haz amanecido más agresiva que otras veces. –dice retirando su mano de mi mejilla y parándose de la cama–. Pórtate bien, así no haces arrepentirme por haberte sacado la venda de los ojos.

-En todo caso no te pedí que lo hicieras. –le dije tratando de buscar la forma de desamarrar mis manos sin que se dieran cuenta.

No dijo nada y lo vi alejarse cerrando la puerta. Me habían dejado completamente sola en ese lugar y no creo que sea por mucho rato.

Giro mi cabeza para poder ver mejor mis manos y ver de alguna manera hacer que el nudo se aflojara para liberarme. Era algo imposible, estaba muy apretado que hasta me hacía daño al igual que en los tobillos, pero tenía que hacerlo.

Mientras hacía malabares con las manos para salir inspeccioné la habitación una vez más para dar con alguna salida o algo en dónde pueda esconderme cuando lograra salir.

Pero la habitación estaba completamente vacía, solo estaba la cama en dónde me encontraba, unas cuatro cajas amontonadas en una esquina y dos sillas en dónde siempre se ponían a vigilarme más una televisión para que ellos no se aburrieran.

Inútilmente la televisión también estaba girada para que yo la viera, cómo si pudiera mientras me tienen los ojos vendados. Ahora me la habían dejado en el canal de noticias.

Esperaba que saliera algo de mí pero todo era sobre economía y otras cosas relevantes para la ciudad. ¿Cómo iba a salir algo sobre mí si estaba en otro país?

Aunque mi padre era realmente influenciable en casi todo el mundo, no me extrañaría que hasta en la india salga alguna noticia sobre él.

Sentía que el amarre se aflojaba un poco pero no lo bastante como para poder liberarme, mis fuerzas no eran muchas por lo que me costaría más. Tenía los labios secos por la poca agua que me daban de beber y sentía que mi pelo era una real mata de cabellos desordenados.

Nunca me gustó llevar el pelo desordenado, era algo que me volvía loca y era lo único que realmente me gustaba cuidar con mi vida. Y ahora estaba completamente feo y sucio.

La puerta se vuelve abrir ya ver a Miguel entrar en ella y volver a cerrar la puerta para sentarse en la silla frente al televisor.

-¿Qué hacen? –le digo en un tono serio. Quizás así me daban alguna pista de dónde nos encontrábamos.

-Nada de tu incumbencia. –respondió sin despegar la vista del televisor.

-¿Por qué trabajas para Frank? –le pregunto con algo curiosidad.

-No es de tu incumbencia. –volvió a responder, llevándose una pedazo de pan a la boca.

La boca se me hizo agua al ver tan delicia en sus manos, tenía hambre y no me habían dado de comer desde que me había despertado.

Veía que lo saboreaba como si fuera la cosa más rica que existiera en el planeta y yo lo odiaba aún más por no darme de comer y tenerme aquí encerrada sin comida.

Luego de un rato entra Ethan con unas bolsas del Mc Donald. Mis ojos se iluminan pero después bufo al darme cuenta que en realidad era su almuerzo y a mí me harían sufrir viéndolos comer.

Se acerca a mí para dejarme un mísero pedazo ya masticado de pan y un vaso de jugo. Lo miro para que me ayude a comer por que como ya saben, mis manos están atadas y no alcanzo con mi cabeza llegar al colchón de la cama para agarrarlo con la boca.

Con un bufido me da de comer lo poco y nada que me habían dado y luego se va a su silla otra vez para quedarse por lo menos 2 horas pegados viendo el televisor.

Estaba aburrida, tenía hambre, sueño y sólo quería salir de una maldita vez de ese lugar.

Frank entra por la puerta después de unas tres horas viendo como guardián uno y dos se habían quedado dormido con la comida esparramada por todo su alrededor y la televisión encendida.

-¿Cómo está mi sobrina favorita? –pregunta con su maldita voz y su estúpida sonrisa de comercial.

-Con hambre. –le respondo indiferente. Siempre que llegaba hacía la misma pregunta y ya no sabía que contestarle.

-Me alegro. –dice tomando otra silla y sentándose a mi lado–. Ha sido un día muy agitado allá afuera. Deberías de ir conmigo pero pensándolo bien es mejor que estés aquí porque allá afuera no me sirves de nada. –termina de decir apoyándose en el respaldo de la silla.

-Ajá, mira como me alegro por ti. –le digo sin mirarlo concentrándome en mi labor de antes para soltarme sin que se dé cuenta.

-Escúchame bien pendeja de mierda. –empieza a decir haciendo que le tome atención y fruncir el ceño–. Harás todo lo que te diga si quieres que te demos de comer, y eso significa mucho en éste momento para ti. –dice con una sonrisa de oreja a oreja.

-Prefiero morir de hambre a hacer lo que tú digas.

-No creo que digas lo mismo después de saber lo que le puede pasar a tu noviecito y sus amigos junto a tú familia.

-¿Qué quieres decir? –pregunto con algo de miedo.

-Sólo piénsalo.

Tras decir eso se levantan de la silla y sale de la habitación no sin antes golpear a los cuidadores y regañarlos por quedarse dormidos.

No podía imaginar quizás qué cosas le podían hacer a mi familia y sobre todo a Logan.

 Me quedé mirando la puerta pensando en qué podía hacer para salir de aquí lo antes posible.

Secuestro por Venganza [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora