Capitulo 26

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Quería matar a Frank con mis propias manos pero sobre todo hacerlo pagar por todo lo que me estaba haciendo.

Era la rutina de todos los días, despertaba, me dejaban los ojos vendados la mayoría del tiempo, luego me daban de comer el mísero pedazo de pan con el vaso de agua o jugo y luego no sabía si era de día o de noche pero volvía a comenzar de la misma forma.

Hoy Frank me haría hablar con mi padre, ¿para qué? La verdad es que no sé. Tenía pensado en decirle dónde me encontraba pero lo único que sabía del lugar era que me encontraba en Inglaterra y sería todo.

Aparte Frank estaría vigilándome mientras hablaba con él, me había hecho practicar algo parecido a un discurso que le debía decir a mi padre que trataba de la recompensa y todo. En ningún momento podía decir de quien se trataba o si no sufriría las consecuencias tanto mi familia como yo.

Luego de mi desayuno-almuerzo-once, Frank entra por la puerta sosteniendo en ella su teléfono.

-¿Estás preparada? –me pregunta sentándose en la cama muy cerca de mí.

-Nunca lo estaré si estás aquí conmigo. –le digo con una sonrisa forzada.

-Pues desgraciadamente tengo que estar aquí. –dice dándome el teléfono, alzo una ceja queriéndole transmitir que me es imposible tomar el teléfono–. Ah, claro.

Le hace una señal a Miguel y se acerca para desamarrarme las manos, una vez libres me las sobo. Estaban completamente rojas por la presión de la cuerda y en algunas partes estaban moradas.

-Ahora si puedes. –dice Frank dándome el teléfono–. Hazlo rápido que no tenemos todo el día.

No le contesté y me dediqué a recordar el número de casa. Frank me arrebata el teléfono de las manos para que él mismo pusiera el número y poder llamar de una vez por todas. Me llevo el móvil a la oreja y escucho los pitidos de que está marcando.

No responden hasta el cuarto pitido.

-¿Diga? –dice la voz de Gloria al otro lado.

No podía articular palabra. Sentía la boca seca, podía sentir la acumulación de lágrimas en los ojos y cómo se me cerraba la garganta para que ningún sonido saliera de ella.

-¿Aló? ¿Hay alguien ahí? –vuelve a preguntar pero antes de que ella colgara Frank me arrebata otra vez el teléfono de las manos y cuelga.

Tenía una acumulación de sentimientos en ese momento. Rabia, pena, tristeza y un montón de otras cosas.

Frank me mira furioso aún con el teléfono en las manos, yo sólo podía mirar mis manos y jugar con ellas.

-¡CÓMO PUEDES SER TAN INUTIL! –grita Frank parándose de la cama.

-Yo… –comienzo a tartamudear.

No alcanzo a decir nada cuando siento una cachetada. Caigo de lado en la cama con una mano en la mejilla. Era imposible retener las lágrimas que corrían por mi cara más ahora que había tenido la oportunidad de hablar con alguien.

Frank me vuelve a sentar en la cama.

-Lo intentarás una vez más, y más te vale que ésta vez salga una palabra de esa maldita boca. –dice dándome otra vez el teléfono que ya se encontraba marcando.

-¿Diga? –otra vez la voz de Gloria del otro lado.

-¿Gloria? –digo apenas audible.

-¿Señorita Mariane es usted? –pregunta con algo de asombro–. ¡Oh Dios mío! ¡Es usted!

Secuestro por Venganza [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora