The Origin Of Everything

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Grecia, Siglo I a.C

-¡Estás loca Amara! ¡No puedes impedir la boda real! ¡Por Dios!-
No pude evitar tomar mi cabello de la frustración que me evadía en ese momento, Amara solo endureció su mirada sin importarle lo que su hermana pensaba al respecto.
-Estoy enamorada de él Valentina, me iré ¡quieras o no!-
Jamás había visto a mi hermana tan decidida de algo, terminé por agachar la cabeza tristemente como cuando éramos niñas y nuestro padre nos regañaba por alguna travesura que hacíamos.
-Te estás metiendo con la bruja más poderosa del pueblo, no somos tan poderosas como ella, ¿cómo se supone que me protegeré?-
Las lágrimas corrían por mis mejillas sin previo aviso y mi garganta empezaba a doler lentamente, mi madre los llamaba "nudos en la garganta", pero hasta ese momento jamás había tenido ninguno.
-Estarás bien, papá y mamá estarán a tu lado, no dejaré que nada les pase hermanita-
Me dedicó una breve sonrisa antes de que me lanzara a sus brazos llorando como cuando era pequeña.
Yo siempre pensé que al abrazar a tus seres queridos todos tus problemas desaparecerían pero en aquel momento, estaba segura de que eso no pasaría.
Al terminar nuestro abrazo, Amara me dejó recostada en mi cama tratando de calmar el llanto que en aquel momento parecía ser incontrolable.
Me encontraba tan perdida en mi tristeza que no me dí cuenta de que mi hermana se había ido y que me encontraba con otra persona en nuestro pequeño cuarto que ambas compartíamos.
-¿Diego, qué haces aquí?-
Lo miré asustada, mientras trataba de hacerlo salir por la pequeña puerta que había en mi habitación. Si mi padre lo viera ahí nos mataría a ambos.
-Tesoro, no te preocupes, tu hermana me está cubriendo. Me dijo que era urgente que estuviera aquí contigo. ¿Qué ha pasado?-
En unos simples segundos me tomó de las manos y me envolvió en sus brazos como sólo él sabía hacerlo.
-Llevamos dos años juntos, tu padre no puede asesinarme si me ve aquí, apenas me está aceptando-
Levanté mi vista y puse mis manos en sus mejillas tratando de calmar mis lágrimas, como no lo logré, volví a sus brazos mientras pasaba sus manos por mi cabello para tratar de tranquilizarme.
Cuando por fin lo logró, limpió mis lágrimas con ambos pulgares dándome tiempo para explicarle lo que estaba pasando.
-Amara se irá Diego, mis padres se pondrán muy tristes... Yo no... Quiero que se vaya-
Por más que lo intenté, no logré completar las oraciones gracias a mis lágrimas incontrolables, mi voz se empezaba a escuchar cada vez menos y el chico que tanto quiero no lograba tranquilizarme por más que lo intentaba.
-Amara ya es suficientemente grande como para decidir que quiere hacer con su vida, lástima que nosotros también tendremos que irnos si queremos seguir vivos-
Levantó mi mentón y me dio un tierno beso en la frente, como sabía que si hablaba seguiría llorando no me dio tiempo para contestarle.
-Hablemos con tus padres mañana, si Silas no pide la bendición de los padres del amor de su vida, yo si lo haré-
Me miró orgulloso de sí mismo con mucha emoción en sus ojos. Yo aún estaba con el nudo en la garganta y sólo conseguí asentir levemente, no le estaba prestando la atención que debía pero para mí significaba todo que él estuviera conmigo en esos momentos.
-Ahora duerme tesoro, mañana será un día muy importante, no olvides que te amo-
Me dio un beso en la mejilla y salió por la pequeña puerta de mi habitación, como si no hubiera pasado nada.
Su sombra se desvaneció lentamente hasta que me quedé dormida imaginándolo despidiéndose de mi hermana afuera de la casa, emprendiendo el camino a la suya.
Y al llegar, darle la noticia a su familia.
"Si queremos vivir tenemos que irnos también"

She Is Also A PetrovaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora