Ya había perdido la noción del tiempo que llevaba tratando de abrir los ojos, supongo que aún creían que seguía inconsciente, pero, la verdad es que sentía mis párpados tan pesados como para intentar abrirlos y saber qué demonios estaba pasando a mi alrededor.
Mi mente divagaba en donde suponía que estaba, escuché voces y no hice ni el mínimo intento de entender que pasaba.
Ya estaba muerta, tal vez físicamente sólo tenía una contusión, pero, mis padres estaban muertos, el amor de mi vida también.
Ya no tenía razón para vivir, ¿tal vez debería vivir por ellos?
Después de otro largo momento pensando, distinguí una voz, la de Qetsiyah y la otras dos mujeres que no recordaba sus nombres, ¡maldición! Ni siquiera me iría sabiendo el nombre de quién me había asesinado.
Sentí como una de las mujeres me sacudía fuertemente intentando despertarme, no quería hacerlo, ella sin embargo seguía intentándolo, de verdad ¡sólo quería que me dejaran muerta!
-Despierta maldita niña, no deberías estar muerta aún-
La voz irritada de Qetsiyah irrumpía en mi mente obligándome a despertar, traté de hacerme la inocente por un momento pero de repente, algo se encendió en mi interior;
Furia.
En cuanto abrí los ojos las chicas me ataron pies y manos con una gran soga.
No sé qué querían ahora, pero algo me decía que no sería algo agradable así como;
Val disculpa por haber matado a las personas más importantes de tu vida, estaba molesta en ese momento, de verdad lo siento.
Claro que no bruja estúpida, eso no regresaría a mi familia ni a mi novio.
-Ya es hora chicas-
Una de las chicas me hizo tomar un líquido negro, por sus caras supuse que debía de saber horrible pero, ya no existía nada en el mundo que pudiera dolerme tanto como lo que me había pasado ya hace unas horas.
-Ahora métela en la caja-
Ordenó la otra de ellas con cierto desprecio en su voz.
-Aún no estoy muerta brujas-
Rodé los ojos mientras miraba a las tres culpables de mi miseria.
-Lo sabemos niñata pero pronto lo estarás-
Después de que se miraron con complicidad las 3 mujeres, me subieron a la caja con tanta facilidad como cuando Diego me cargaba cada vez que me abrazaba.
Sentí unas ganas inmensas de llorar al recordar que una de las personas más maravillosas de este mísero mundo ya no estaba en él.
En cuanto me dejaron en la caja las brujas se tomaron de la mano como si fueran a hacer un ritual, no sabían lo que planeaban pero desee que lo hicieran rápido.
-Phasmatos Tribum, Melan Veras Raddiam, Onu Pavadus Ponemus-
Las escuché repetir el mismo hechizo más de 3 veces, algo me decía que no eran tan fuertes como dicen, que patéticas eran.
En cuanto terminaron de repetir el hechizo por cuarta vez, sentí como mi cuerpo se empezaba a quedar inmóvil y no sólo eso, se empezaba a tornar de un gris oscuro, por más que intenté moverme o gritar, no lo logré, lo que sea que hicieron las brujas con ese hechizo me dejó totalmente paralizada.
Después de llegar a la mitad de mi cuerpo una de las brujas se cortó la muñeca, en ese instante no logré entender para que lo hacía hasta que colocó su muñeca ensangrentada en mi boca.
No pude hacer nada, en cuanto la sangre llegó a mi estómago el tono grisáceo había cubierto todo mi cuerpo, mi cabello que alguna vez llegó a ser de un color alegre, bonito como me decía Diego siempre, se había tornado a un color gris opaco.
No pude gritar, no pude moverme lo único que quedaba consciente, era mi mente.
Estaba en un lugar oscuro, mi mente estaba en otro lugar diferente que mi cuerpo.
Necesitaba salir de ahí, yo quería salir de ahí.
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She Is Also A Petrova
FanfictionHace mucho tiempo, vivía una pequeña familia rodeada de amor, paz y tranquilidad. Hasta que el amor llegó al corazón de una de las hijas y todo lo que conocían se fundió en las llamas de la venganza, pero esa es la historia de mi hermana; y gracias...