4 - Segunda parte

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Estaba completamente inmóvil mientras mi cuerpo eliminaba cada partícula de alcohol que pudo haber corrido por mi sangre. Me di la vuelta para ver a Ash, tenía las manos en el pelo. Le pase la botella sin decir una palabra. Tomé mi camisa y oculte mi miserable pasado bajo la delgada tela blanca y volví a sentarme en el suelo. Una vez Ash término de servir el vaso de Mia tomé la botella y le di un largo trago, dejando que el líquido quemará mi garganta dejando un camino de fuego hasta mi estomago. Tome un cigarro y lo encendí.

—Zanith... ¿por que no intentamos hacer lo que dijo Adolf? —sugirió Ash.

Mía y yo lo miramos, ella con confusión y yo con extrañeza.

—Ash, yo jamás....

— ¿Quién y qué dijo Adolf? —pregunto Mia con pose exigente puesta de pie frente a nosotros.

Yo ya tenía la camisa camisa medio cuerpo, mire nuevamente a Ash y el la miro a ella con un suspiro.

—Ya verás ─ le dijo.

—Ash... no se si...

—Dales la oportunidad... Solo por una vez, amigo.

Ash y yo nos pusimos de pie. Lentamente Ash le puso la mano en el hombro y la llevó a hasta dejarla detrás de mí. Yo tenía la camisa sobrepuesta sobre la espaldas con las mangas puestas. Sentí perfectamente cuando Mia tomo el cuello de la camisa y lentamente lo deslizó por la deformidad de mi piel hasta quitármela por completo. Una sensación horrible recogió todo mi cuerpo y sin percatarme, estaba de espaldas a ella con las heridas descubiertas enseñando lo más doloroso de mi pasado.

— ¿Qué demonios Zanith? —preguntó ella haciendo que bajara la cabeza con vergüenza

—Mia, escucha... —interrumpió Ash pero ella volvió a hablar.

— ¿Qué es esto? ¿Qué, te gusta el sexo salvaje y algo salió mal o que diablos te pasó? —continuó. Lentamente volvió a acercarse y la mire por encima de mi hombro extender la mano para tocarme. Me estremecí asustandola, una vez sus dedos volvieron a tocar mi piel. Ash tocó levemente mi brazo indicando que estaba todo bien y deje que sus suaves manos de angel recorrieron mi espalda marcando con los dedos las heridas una por una. No quería que alguien como ella viera este lado de mi, pero no es como que tuviera muchas opciones a estas alturas.

Cuando me di la vuelta Ash la miraba con preocupación y yo con vergüenza, no tenía idea de qué decir. Ash me miró rápidamente y yo le regrese la mirada antes de volver a plantar mis ojos en los suyos.

 Ash me miró rápidamente y yo le regrese la mirada antes de volver a plantar mis ojos en los suyos

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—Cuando comencé... —tragué el nudo de saliva en mi garganta y deje caer todo mi peso sobre el sofa—. Trabaje para alguien que tenía... reglas poco comunes. No sabía en lo que me estaba metiendo hasta que cometí mi primer error —mire a Ash quien tenía los puños apretados y la mandíbula tensa. Continúe—. Esta era la forma en la que castigaba a todos los que cometieron errores en su mansión. No solo yo, todos los que trabajaban allí en ese momento recibían el mismo trato. Aun siento lastima por los que continúan con ella —una lágrima salió sin permiso rodando lentamente por mi mejilla y mire a un punto fijo hundiendome en los recuerdos—. Recuerdo... recuerdo a una chica llamada Talia... era una sirvienta. Ella fue quien me ayudó a salir de ese lugar. Salí mientras la castigaban por decir a nuestro Señor que había escapado. La violaban con una botella de cerveza mientras estaba suspendida en el aire sujetada por los pies, las manos y el cuello. Escuchaba sus gritos, recuerdo las marcas en su espalda, recuerdo la sangre y recuerdo las lágrimas en sus ojos y aun se mantienen en mi cabeza cada noche. Me miró a los ojos mientras salía por la ventana y sonrió —mire a Mia con los ojos irritados por contener la rabia y las lagrimas—. Jamás... la voy a olvidar. Jure que regresaría para sacarla de ese infierno.

Te Pertenezco (Parte 1) | Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora