12 - Segunda Parte

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En un segundo estábamos en la habitacion de las armas y al siguiente ya íbamos camino a la mansión Stuyvesant. Muchas casas de distintos colores se asomaron en el camino. Eran aproximadamente las 9:00 am. de repente todas las casas dejaron de aparecer para dar espacio a una enorme pared de piedra pulida y corrugada y luego una enorme puerta de color negro apareció con algunos guardias en la puerta, armados, algunos sobre las paredes. Vaya lugar para pasar el rato.

Nos detuvimos frente a la puerta y estas se abrieron de inmediato. El lugar era árido, lleno de cactus y flores de terreno seco. Todo era tranquilo y sereno, de un momento al otro todas las armas apuntaron a mi.

─Pero que están haciendo, el viene conmigo! ─ grito Stella siendo sujetada por Ash

─Hombre, no estes tan tranquilo, di algo! ─ le siguió Ash gritando.

─Vengo como el mayordomo de la familia Van der Wildt y la familia Bareford. Me presento, mi nombre es Zanith Demon

Un silencio incomodo se desató en el lugar, no lo voy a negar, tener más de 20 armas apuntando en mi dirección era frustrante, ya me había encontrado en esa situación, no sentía miedo para nada, lo que sentía era diferente. Ira:

─Bajen sus armas ─ dijo un voz masculina con acento ruso al compás de los pasos que bajaban la escalera ─ Yo la conozco. Cómo te encuentras querida Stella? ─ dijo Hedeon apareciendo por la puerta principal.

Stella suspiro de alivio discretamente y le dio la mano para que fuese besada por el:

─Me disculpo por la bienvenida. Que se les ofrece?

─La Srt. Van der Wildt y el Sr. Bareford están visitando a todos los miembros de la gran lista para presentarse debidamente antes de la gran ceremonia. En las fiestas siempre hay alguna distracción que lo impiden. Permitales unos minutos de su tiempo, por favor ─ la mirada de Hedeon se mostró curiosa hacia mi.

Ese bastardo no me caía para nada bien, y menos sabiendo lo que sabía sobre el.

─No hay problema. Pasen, les mostraré el lugar. Victor prepara algo de tomar ─ dijo sin siquiera mirarlo a la cara.

Víctor era el mayordomo de la casa Stuyvesant. Años de servicio que no habían bastado para un alma agradecida de haber sido salvado de las bombas de la crisis Rusa. Moria de hambre y desangrado por las graves heridas de balas de la guerra y rebelión del pueblo. Algo que nunca se había visto en un país tan autoritario, su pueblo se rebeló ante la crisis de hambre diciendo que los habían olvidado. Perdió a su hijo y su esposa, Izamir. Desde entonces sirve a la familia Stuyvesant con sudor y sangre ese hombre estaba dispuesto a defender a Hedeon y de la misma manera iba a caer.

La casa era enorme igual que por fuera todo era por dentro, blanco, de piedra pulida y opaca pero delicada. Las habitaciones era de la misma manera.

Habíamos pasado mil áreas de la casa ya hasta que por fin llegamos a donde queria que llegaramos:

─Este es el salón de las armas. Mi padre las ha coleccionado por años, aun así son usadas casi a diario en prácticas de tiro ─ El lugar era gigantesco, paredes altas llenas de armas de toda clase pero la única que llamó la atención de mi mente fue la culpable de todo esto.

Tome a Stella de la mano tratando de que por amor al arte leyera mi mente y me siguiera el juego.

─Esa es..?! ─ dijo falsamente sorprendida.

«Gracias al padre del todo que entendio mis señales»

─Una T─5000. Si. Nativa Rusa, increible.

─Impresionante, puedo? ─ preguntó la causa de las extrañas expresiones en el rostro de Hedeon.

No lo culpo. Era difícil concentrarse con una hermosura como ella. Desvié mi mirada de él para mirarla un segundo. No podía superarla, su cabello, sus largas y delgadas piernas de bailarina, sus caderas que se movían con cada paso y golpeaban mi mente con cada tambaleo, con cada movimiento, era perfecta. Perfectamente obstinada, inmadura, en algunos sentidos y traviesa. Perfectamente fuerte, bella, inteligente, educada. La indicada para cometer una travesura lo suficientemente mala como para mantenerla en secreto eterno. Ella era mi destrucción y la unica que podria destruir los planes que por años habia formado. Para que eso no pasara tenía que destruirla primero. Tenía que destruir a la mujer por la que me moría, la única capaz de poner una bala en mi cabeza y volverme loco y la unica razon por la que pelee desdse el inicio.

Te Pertenezco (Parte 1) | Completa ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora