Malas apuestas, malos recuerdos
Le hubiera preguntado a Ash el tipo de ropa que se usaba para esa clase de restaurantes, pero estaba harto de ir a Hills. Me encantaría decir que a disfrutar de la vista, pero solo había ido a ese hermoso lugar, en esa azotea, adornado con cristales y una Hermosa vista al mar a trabajar de mayordomo para los Clark.
Una vez en mi nuevo departamento en el campus, busque entre mi ropa hasta encontrar una camisa blanca y un chaleco negro, una corbata gris oscuro y unos pantalones de vestir. No había olvidado el hecho de que ya no estaba en mi antiguo departamento. Este era un poco más acogedor.
Ash había movido montañas para darme esta vista. En mi espacio de trabajo que estaba dividido por apenas una puerta de la habitación, había un ventanal que solo estaba a unas pocas pulgadas del suelo, todo el camino a partir de allí hasta el techo era puro cristal. Un sencillo escritorio reposaba en una esquina con una silla de cuero negra de trabajo y algunos accesorios de trabajo sobre el escritorio daban más comodidad. A solo unos metros un pequeño balcón y en dirección opuesta una cocina sencilla equipada con lo necesario.
Mi cachorro se había acomodado en una esquina de mi habitación. La misma no era enorme, pero tampoco pequeña, era lo suficientemente grande para ocupar una cama tamaño Full, un closet y un estante, dejando espacio libre para mi piano y mi Cello, lo que no la hacía ver muy cargada. Había colgado en las paredes algunas fotografías enmarcadas de mi madre.
Mis libros estaban llenando el estante y mi mochila tirada en una esquina.
Eran más o menos las 7, faltaba menos de una hora para salir a Hills y encontrarme con Ash. Me calcé mis zapatos de vestir y tome todas mis cosas, perdí el tiempo restante en el balcón fumando un cigarrillo y disfrutando de la vista.
Una vez dieron las 8 tome las llaves de la moto y arranque a toda velocidad hacia el restaurant. El viaje no fue demasiado largo, pero si suficiente para deducir a qué se refería con haberla dejado en blanco, no la rechace, dije que no me era posible, y lo dije porque realmente no me era posible.
Cuando llegue estacione la moto por mi cuenta, salude al chico del valet parking, Alex, ya lo había visto antes en algunas ocasiones.
Me abrí paso por el enorme y lujoso lobby del lugar diciendo a la recepcionista que venía a la cena de la Srt. Stella. Ella asintió indicando la mesa y el lugar de encuentro y le agradeci.
Camine hasta encontrarse con Ash parado a un lado del salon privado.
─Mas te vale que aparecieras. ─ dijo con una copa de champagna en la mano. Un camarero se acercó a mí con una bandeja repleta de ellas y tome una.
Se sentía extraño de algún modo ser atendido y no ser quien atiende a los demás.
─No entiendo porque te dijo eso. No la deje en blanco, solo le dije que no podía venir.
─Escucha, cuando un Van der Wildt te invita a un lugar jamás lo rechaces, entendido? Son personas que pueden con todos. Mueven hasta a la prensa, a los políticos y mucho más si es necesario. ─ y fue cuando comprendi.
─Es una Van der Wildt...ya entiendo ─ dije dando un sorbo. Mire nuevamente a Nick apartando la vista de la mesa ─ Eso no hará que la trate distinto. Es una persona. Es todo. Se que tiene poder, igual que tu, igual que todos, a ecepcion de mi. Pero no puedo ir por la vida tratando a los demás de manera diferente por su estatus social, Ash, no soy así.
─Esa manera de pensar fue lo que me hizo ser tu mejor amigo. No te pido que la trates distinto, solo no te pases de listo. ─ dijo poniendo una mano sobre mi hombro. Miró en dirección a Stella y luego a mi ─ Solo recuerda algo, si? Aquí no trabajas para nadie más que para ti mismo. Se tu mismo, consideralo como unas buenas y merecidas vacaciones.
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Te Pertenezco (Parte 1) | Completa ✔️
RomanceMisterioso y peculiar, especialmente por su característico pelo blanco. Sin nombre, sin voz y sin poder de hacer nada en la posición en el que se encuentra. Condenado a sufrir por causa de un suceso del cual aun se desconoce la razones y el por qu...