Misterioso y peculiar, especialmente por su característico pelo blanco. Sin nombre, sin voz y sin poder de hacer nada en la posición en el que se encuentra. Condenado a sufrir por causa de un suceso del cual aun se desconoce la razones y el por qu...
Todo paso inconscientemente. Sus manos en mi espalda y mis labios en su cuello, su cuerpo con el mío y su respiración en mi oído. Termine cargándola a la habitación y besando sus hombros.
Mientras su vestido rozó su piel hasta llegar al piso. La conduje lentamente hasta la cama y la sente hasta dejar la mitad de su cuerpo cómodamente en ella, baje sin dejar de mirarla a los ojos hasta quedar de rodillas en el piso y lentamente mi lengua y mis besos acariciaron sus caderas, su cintura y el límite entre su ropa interior con su piel. Introduce muy despacio las manos en su delicada lencería, las deslice hasta su trasero y avance hasta los muslos acariciando su piel. No puede dejar de mirarla:
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─No te imaginas lo mucho que te deseo ─ dije entre susurros mientras me ponía de pie nuevamente. Acerque mi rostro al suyo. Su piel se erizo.
Mis manos acariciaron su piel, sus pechos, su rostro, un poco más mientras la besaba y una batalla de placer se desató entre su boca y la mia. En una breve pausa ella me quito la camisa exponiendo mi piel, enseguida me presionó contra ella y sentí vivamente a la mujer mas hermosa de la tierra.
La miré a los ojos, deslice mis dedos por todo su vientre, su cintura y hasta llegar al límite de sus bragas. Lentamente mis dedos se metieron debajo de la delicada tela nuevamente y comencé a acariciarla con ternura y deseo. Introduje uno de mis dedos despacio y su cuerpo tembló mientras la escuche gemir mi nombre.
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«De verdad no sabes lo quiero hacerte ahora mismo...»
Comencé a mover los dedos con más fuerza y velocidad hasta que escuche otro gemido escaparse y sentí como una corriente me recorrio todo su cuerpo. Estire mi mano por encima de ella hasta la mesa de noche junto a mi cama. Ella me ayudó a quitarme los pantalones. Se inclino lentamente hasta tomar mi mienbro con sus manos y pude sentir la humedad de su lengua ahogar cada grito que llevaba dentro. No aguantaba las ganas que tenia en el momento, pero lo disfrute, cada caricia de su boca y cada movimiento que hacia me volvia loco. Mis dedos se enrredaron en su pelo sin hacer fruenza, acaricie su rostro y su espalda. Mi cuerpo se volvio pesado, era dificil mantenerme mientras corrientes electricas me abrumaban con cada succion. Finalmente ella subio hasta mi pecho y sus manos acraiciaron la desnudez de mi espalda y apoyo la cabeza en mi pecho:
