CAPITULO 7

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*ANAHÍ*

*FLASH BACK*

-Porque quiero conocerte a ti. ¿Está mal?.

-Lo está- dije de mala manera esperando a que por fin me dejera en paz.

-Ok- dice en un susurro- Si quieres que te deje de hablar, lo entiendo...

Me gire dándole la espalda, realmente quería que se fuera y me dejara sola. Cuando ya no la escuche más me gire nuevamente y tome un respiro tratando de contener mis ganas de beber una vez más.

*FIN FLASH BACK*

-Pasa señorita, esto será un gran giro para tu vida, el que quiere puede.

La chica rubia, me sacó de mis pensamientos, vestía muy elegante y parecía una persona importante.

Desconozco la razón al motivo por el cuál me encuentro en este lugar. No puedo comprender el impulso que sentí al hacer ésta parada previa en mi camino a mi casa.

Las paredes amarillas se encuentran decoradas con mensajes de superación y ayuda.

Una mesa larga y con un mantel blanco se extiende en un lado de la habitación, hay comida y zumo de naranja o manzana, y un termo que seguramente contiene café.

En el centro hay unas cuantas sillas reunidas haciendo un círculo, y están vacías, creo que aún no empieza lo que sea que hagan aquí.

Un escalofrío me recorre el cuerpo cuando finalmente me animo a dar el último paso que me lleva a entrar. Me siento una completa extraña, un ser raro en un mundo que no es el mío.

Me siento en una de las sillas y apoyo mis manos sobre los muslos. Respiro profundamente y cierro los ojos, cuento hasta diez unas tres veces seguidas antes de volver a abrirlos.

En mi mente imagino lo que debe ser sentarse aquí y contarle lo que te sucede a gente extraña. Imagino la cantidad de historias que te puedes encontrar, y como tal cosa los está ayudando a superarse.

Y en este trayecto de imaginación, no logró verme a mi. No me veo en un lugar como éste contándole a unas personas que no conozco todo lo que pasa por mi mente. Incluso, no creo ser capaz de escuchar ninguna otra historia.

Entonces, ¿por qué estoy aquí?. Yo estoy bien, me siento así. No necesito sentarme aquí para liberar mis problemas. No los hay, yo estoy bien.

-¿Necesitas ayuda?- la voz femenina nuevamente de esa chica me asusta y me obliga a salir de mi mente una vez más. Me levanto de la silla y noto que es una mujer de mediana edad, cabello corto rubio, sus ojos verdes se ocultan detrás del cristal de sus gafas. En cuanto mis ojos se fijan en los suyos, una sonrisa llena de paz se dibuja en su rostro- El programa empieza en media hora, ¿como te llamas?.

-Anahí, pero yo...

-Soy Maureene- sonrisa no se va de su rostro- Tu primera vez, ¿cierto?.

-No vengo a participar.

Ahora la sonrisa ya no está en ella, sin embargo, se puede percibir su paz en otras facciones.

-¿Y porqué estás aquí?.

-No lo sé.

Asiente y se acerca hasta dónde estoy. La señora tiene algo tranquilizador a un modo indescriptible.

-Sabes que cuando estés lista, serás más que bienvenida. La puerta siempre estará abierta, Anahí.

Niego con la cabeza y me cruzo de brazos.

-No, yo no tengo nada que hacer aquí.

-Comprendo, no tienes por qué estar aquí. Pero aún así sabes que la puerta permanecerá abierta.

Algún DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora