CAPÍTULO 10

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*ANAHÍ*

Creo que todo el alcohol que había consumido durante toda la noche, se esfumó de mi cuerpo. El impacto de ver a Dulce de esta manera me consumió hasta el último poro.

Estoy esperando en el baño, a que ella salga del inodoro. Escucho sus arcadas, las cuales eran puñales en mi. Me daña, juro que me daña a más no poder. A los pocos minutos Dulce sale de allí luciendo pálida, y temblando. No quiero observarla más, me duele, me encuentro molesta y triste. 

-Dulce... en este mismo momento vas a salir conmigo de esta fiesta y te voy a ir a dejar a tu casa- le digo de forma seria y ella sin decir nada asiente.

-Me ignoras, me sigues, me rechazas y luego bienes preocupada a buscarme. No te entiendo Anahí, tu maldita bipolaridad me estan volviendo loca. ¡Te juro que ya no se que pensar de ti!.

-En este momento el que yo sea o no bipolar es lo de menos, evidentemente tu tienes un problema y para tu desdicha ahora yo lo se. 

-Anahí, no tengo ningún problema... sólo.

-Sólo, nada- digo hablándole seria- Vamos, iré a dejarte.

Cuando Dulce iba a dar el paso se tambaleó y casi cae al suelo. Mis brazos la sostuvieron casi de forma inmediata impidiendo que se lastimara.

-¿Estás bien?- le preguntó sintiendo que se me salía el corazón de los nervios al verla tan débil.

-Sí- cierra los ojos. 

Quería llorar, incluso gritar, en este momento el que ella se burlara de mí era lo de menos, simplemente quería salvarla. Ella sacó un cepillo de dientes de su bolso, y se acercó al lavamanos en donde se los cepillo. Mi mano derecha acariciaba su espalda cálida, mientras que con la izquierda, sostenía una de sus manos que se movía como hoja en el viento.

-Apestas a alcohol- dice al guardar el cepillo nuevamente- Creo que te vendría bien lavarte los dientes también.

Sonreí y volteé los ojos.

-Eso sucederá hasta que sepa que estás en tu casa. 

-Nerd- dice sin pensarlo, pero sus ojos caen en mi cuerpo y luego suben hasta mi rostro- Creo que hoy el apodo no va contigo- se ríe y me cruzo de brazos- Eres preciosa.

Negué con la cabeza mirándola.

-Tus elogios no harán resultados esta noche... vamos, te ire a dejar.

-Quiero platicar contigo- dice de pronto bajando la cabeza- ¿Podemos ir a mi casa?... digo, a la casa de la montaña. 

Nunca había sido tan fácil convencerme de algo, inmediatamente asentí aceptando la propuesta que me había dicho. Quería hablar con ella, y si podía ayudarla, dar lo mejor de mi para poder comprenderla, eso haría, no quería pelear, quería conocerla realmente. 

Habíamos salido del baño con lentitud, ya que Dulce estaba todavía un poco mareada a causa del vómito, y probablemente tenía también alcohol en su sangre, aunque para ser sincera no huele a ninguna bebida, ni se ve ebria. 

-Mi amor, ¿por qué tardaste tanto?- Christopher estaba esperándola afuera- Ven vamos por otra cerveza- la toma del brazo y la arrastra con él.

-Detente- le dice y sale de su agarre.

- Ya me voy.

-¿Qué?- frunce el ceño.

*Dulce*

Mis ojos cayeron en Anahí, quién me estaba esperando cruzada de brazos, y luego cayeron en él, mi novio. Para bien o para mal, fuera a pasar algo con ella o no, este era un momento decisivo. 

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