CAPITULO 3

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Me encuentro sentada en un pequeño taburete del cementerio, después de visitar y traer flores a mi persona favorita en el mundo.

Creo que jamás había llorado tanto como hoy, le conté todo lo que me afligía, y todo aquello que quería sacar de mi. Sabía que en dónde fuera ella me escuchaba, como también sabía que desde su lugar en el cielo su abrazo protector de alguna manera llegaba a mi.

Se estaba haciendo tarde y lo mejor es salir de aquí cuánto antes, parece que caerá un fuerte aguacero, y a decir verdad no quiero estar aquí cuándo eso pase.

Tome un respiro dándole un vistazo a las tumbas antiguas que parecían que ya no eran visitadas por nadie.

-Caerá un fuerte aguacero, lo mejor es que salga de aquí, joven.

Sonreí como respuesta, al señor que estaba a mi lado observándome, al parecer es el guarda del lugar.

-Sí, señor... ya me iba, gracias.

Me puse de pie y comencé a caminar hasta dónde estaba mi pequeño y horrible auto. Creó que nadie tiene un auto tan feo como el mío. Cuándo mi padre lo compró hace ya muchos años solía ser verde, hoy esta desteñido, huele a auto viejo, y los asientos están rasgados.

Sonreí mirando mi auto, no me avergüenzo de el, es sólo un recuerdo de lo que solía ser mi familia antes. Cuándo salíamos los tres a un día de campo, o cuándo me llevaban de niña a los juegos mecánicos; también recuerdo esos viajes a la playa y a la montaña en dónde eran interminables las risas. Esos eran momentos felices, momentos que quizás nunca regresen a mi vida.

Una vez dentro del auto, sacó mi celular del cajón del lado del copiloto y por supuesto, hay mensajes de Maite. Me detengo a observar su chat, no lo abro con rapidez como lo hice con otras personas. Sus palabras se que serán mucho mas distintas, y es por eso que aún no me animo a dar el toque que me lleva a leer sus mensajes.

Cierro los ojos, respiro profundo y cuento hasta diez. Hasta que me animo, abro los ojos y también su chat.

.No quieres hablarme ahora, lo entiendo. Hablaremos cuando quieras hacerlo.

.Anahí, me dejó preocupada tu actitud.

.Sólo quiero decirte que, aunque no quieras que este, yo si quiero estar. Cuando estés lista, y te sientas mejor, podremos hablar... si quieres, claro.

.Me tienes preocupada, Any. Llegaste bien a casa?.

Sus palabras causan un efecto distinto en mí. Es a quién más me duele apartar, es mi mejor amiga. Pero ese acercamiento tiene un límite, y es éste. Soy de lo peor y Maite no merece a alguien así en su vida.

Vuelvo a suspirar profundamente, y le respondo. Quiero que le quede claro que ya no podemos ser amigas, y que ya no tendremos contacto alguno más que compañeras de clase que hacen lo suyo, sin meterse en la vida de la otra.

Es demasiado fuerte saber que esta enamorada de mi, no puedo ser quién dañe su vida como Dulce, daña la mía. No quiero eso para Maite y porque la quiero demasiado tengo que hacer esto, por su bien.

Hola, Maite. Sí, llegué bien. Y tú sabes que no estoy bien de ánimos, me has visto. Pero no quiero hablar, ni ahora y creo que nunca.

Soy complicada, y no necesitas alguien así en tu vida, espero que lo entiendas.

Por favor, no insistas, no voy a cambiar de parecer. Seremos sólo compañeras de clase, sin saber de la vida de la otra.

Es lo mejor para ambas, te lo aseguro. No te convengo como amiga, como nada.

Algún DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora