Capitulo 9: Impulsos desmedidos

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De a poco sus ojos comenzaron a abrirse, pestañeando poco a poco pudo reconocer el lugar donde se encontraba, el colchón en el suelo, la mesa delante de él, un bicolor sentado sobre una silla frente a él, con la vista en un cuaderno que poco a poco se fue alzando hasta dar con sus ojos.

- Bakugou -se sonrió el mitad y mitad, dejó el cuaderno sobre la mesa y se acercó - Despertaste ¿Cómo te sientes?

- ¿Qué pasó? ¿Qué hora es? -preguntó el rubio mientras se levantaba un poco de donde había estado durmiendo, el otro volvió su vista al reloj que siempre tenía a un lado de la cama.

- Son casi las 4:30 de la madrugada, ¿Quieres tomar algo? Yo me hice un té caliente, y ya estoy mejor -volvió a sonreírse, el rubio comenzó a revolear los ojos para un lado y para el otro tratando de recordar qué había pasado.

- ¿Lo hiciste?

- ¿Si hice qué? -preguntó con ojos confusos.

- Mira como estás -dijo para quedar sentado en la cama viéndolo, Todoroki lo vio algo intrigado, no estaría pensando que... - Eso quiere decir que me ganaste, ¿Abusaste de mí mientras estaba inconsciente?

- ¡¿Qué?! -Todoroki se puso de pie perplejo - ¿Cómo es posible que puedas pensar eso? -lo vio algo molesto pero al mismo tiempo su calma aún lograba estabilizarlo.

- Habíamos dicho que el que ganara se follaría al otro, ¿Por qué no lo hiciste? -Bakugou se puso de pie y se acercó al otro desafiante, así como él era, Todoroki hizo un gesto con sus manos y volvió a la cocina, realmente esto se estaba yendo de su control - ¡¿Por qué no lo hiciste maldito?! -el rubio lo siguió.

- ¿Por qué no lo hice? Porque estabas inconsciente -el bicolor volteó encontrándose cara a cara con el explosivo, ambos se veían enfrentados.

- Pues ahora no estoy inconsciente ¡Hazlo!

- ¡No voy a hacerlo! -alzó la voz el frío y caliente -Te desmayaste del cansancio, yo estaba igual, no voy a hacerte eso ahora.

- ¡Yo perdí! Merezco el castigo -gritó realmente fuera de sí, incitando al otro a que lo enfrentara con su postura.

- No lo haré -Todoroki se acercó un paso más de forma calma.

- Hazlo

- ¡No lo haré!

- ¡Cógeme!

Aquel último grito dio resultado, en exactamente un minuto Todoroki se había lanzado sobre él para acallarlo con un beso, aquel beso se hizo cada vez más profundo, el rubio introdujo su lengua en la boca del otro y viceversa, aquel sabor en la boca de Todoroki era tan rico que lo hacía querer probar cada vez más, y así mismo para el paladar de Shouto, Katsuki era una droga, imposible evitar que aquello no se le fuera de las manos, quería estar todo el día rodeado de aquel sabor, pero no podía solo probar su boca, quería más de él, quería más de su droga, la escena se tornó tan deseosa en un instante que ninguno de los dos se dio cuenta que parecían dos locos abrazándose y tocándose mutuamente como si no hubiera un mañana.
El bicolor posicionó sus manos bajó los muslos del rubio y en un arrebato lo alzó sobre la mesa, con una mano logró deshacerse de todo lo que había allí barriendo el perímetro para poder recostar a su rubio sobre la mesa, porque sí, ya era suyo, suyo y de nadie más, y pretendía que fuera suyo de todas las formas posibles, rápidamente se deshizo de la camiseta de Bakugou para poder encontrarse con esa figura que tanto anhelaban sus sueños, bajó sus besos al cuello del otro lamiendo y mordiendo todo centímetro de piel a su paso, Bakugou no hacía más que apretarlo contra su cuerpo y suspirar en voz alta, las sensaciones que ese idiota le estaba haciendo sentir no se comparaban con nada, metiendo sus manos bajo la remera del bicolor logró hacer que se la quitara, entonces tuvo mas terreno libre para poder apreciar su piel, acariciando la amplitud de la espalda de Shouto lograba clavar sus uñas en él con cada mordisco que este le propinaba, continuó ahogando suspiros en el aire mientras el otro recorría su cuerpo y llegaba a su pecho, ciertamente el pecho de Bakugou tenía tan buena pinta que había estado esperando este momento mucho más de lo que creía, lamiendo sus pezones uno a uno, mordiéndolos y succionandolos como un desquiciado, mientras con su mano libre desabrochaba su pantalón, bien lo había dicho antes, los instintos lo estaban guiando. El rubio no podía soportar tal placer, cada vez sus gemidos eran más fuertes, más incontrolables, incluso más sensuales, no se había imaginado nunca el ser tocado por otro hombre, mucho menos por Todoroki, pero no se arrepentía en lo absoluto, se sentía tan bien que su mente se nublaba y no podía pensar en nada más que en la boca del otro relamiéndose en su pecho, en un segundo todo terminó abruptamente, el bicolor se separó de él y de un tirón le quitó sus pantalones que se llevaron incluso sus boxers, el rubio quedó desnudo sobre la mesa y con una erección que decía que estaba más excitado que en aquel momento en el que Todoroki había sabido lucirse con su boca, este ahora lo contemplaba entero y se relamía los labios.

De Frío a CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora