Capitulo 24: Shouto es mi novio.

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Los platos estaban limpios. Su boca dejó escapar esa lengua que ardía en la piel de su cuello.
La mesa estaba ordenada. Entrelazando sus dedos en su cabello tironeó por inercia.
El reloj marcaba más de las diez. Sus piernas aferradas al torso desnudo del que ahora era su novio no lograban mantenerse.

Tuvieron que aguantarse al menos una media hora para llegar a eso, habían tenido que ordenar todo a su paso porque a pesar de estar solos pronto algo podía interrumpirlos, pero la verdad era que ni bien había sentido el frío anillo en su dedo ya deseaba que lo hiciera suyo.
No lo habían hecho muchas veces en esa cama, en esa habitación, en esa casa, y quizás por eso la sensación de puridad lo había excitado más de la cuenta. A los besos habían recorrido los pasillos del palacio Todoroki, no quería perderse un segundo del cálido tacto de sus labios. Arrebatados como dos locos se fueron quitando la ropa antes de llegar a la cama, aquella remera nueva, negra y roja, se paseó por el suelo en lo que dejaba al descubierto su pecho, con delicadeza supo recostarse en la cama ajena, mientras insentivaba los sentidos del otro que lo miraba con cierta libido. Sus manos se posaron en su propio cuerpo, sobre su pecho, acariciandose con sensualidad, marcando suavemente el sendero que el otro recorría con la vista, y fue bajando lento hasta la cremayera de su pantalón, se veía tan tentador, apetitoso, cerrando la puerta a sus espaldas su hombre heterocromático se mordió el labio inferior y caminó muy sigiloso hasta su objetivo. Logró irrumpir entre las piernas del rubio casi por sorpresa y lo ayudó a deshacerse de aquel incómodo jean que anteriormente reberenció por no dejar nada a su imaginación, pero esta vez necesitaba tocar más que tela, necesitaba un contacto directo con aquel hombre que le hacía perder el juicio. Poco a poco lo fue dejando como le gustaba, como lo había tenido la primera vez, como lo recordaba, desnudo y bajo su control, deleitandose con esa vista maravillosa que le regalaba. No tardó mucho en ponerse a su nivel y botar su ropa lejos de él, el roce de sus cuerpos era la fricción más rica jamás sentida, Shouto comenzó a degustar el sabor de la piel de Katsuki, su boca era siempre el punto de partida y llegar a segunda base era un premio que no podía perderse. Le encantaba poder crear pequeños cubos de hielo que usaba para contonear sus pezones y hacerle sentir ligeros escalofríos, el rubio se estremecía cuando el frío del hielo se frotaba contra él y su jugosa lengua lo calentaba de repente succionandolo. Las manos de Shouto parecían poder ocuparse de todo lo que le provocaba deseos, con una tomaba su miembro y lo estimulaba mientras con la otra precionaba sus muñecas en lo alto, estar a su merced era todo lo que le gustaba a Bakugou, alguien que pudiese manejarlo, que lo provocara, que lo tocara en los lugares más intimos, que lo besara con esos labios jugosos y lo marcara como suyo en cada rincón, el chico era salvaje y necesitaba que lo domaran, y Shouto sabía bien como hacerlo.
Lo había posicionado sobre sus rodillas en la cama, con sus manos contra la pared, como si estuviese bajo arresto. Con una mano le tocó los muslos indicándole que abriera sus piernas, ver al rubio en esa posición plasmaba una sonrisa sexy sobre sus labios, su lengua se deslizó por la espalda del Katsuki, comenzando en su nuca y terminando en su cintura, estremeciendolo en el paso, llenandolo de pequeños gemidos que lograban escapar de su boca semiabierta, y antes de que pudiera pensar en algo esa lengua llegó hasta su entrada, y allí se detuvo. La lengua de Todoroki era ancha y cuando se adentraba en él lo hacía vibrar, al bicolor se le daba muy bien la tarea de hacer sentir placer, sobre todo con su boca, y estar en aquella posición no le incomodaba para nada, es más le encantaba poder saborearlo entero, el problema estaba en que no se podía aguantar ni un segundo cuando lo tenía entregado de ese modo, y en aquello se daba cuenta que no todo tenía un punto de comparación con esa primera vez. El cuerpo del rubio reaccionaba tan bien a sus estimulos que logró colocar la punta de su pene en su entrada y penetrar su interior como si nada, los gritos de Bakugou se oyeron haciendo eco en la habitación antes de que este cayera hasta poder ahogarlos sobre la almohada. Esos gemidos jadeantes, esos gritos masculinos eran tan sexys que no podía controlarse, se acercó a él y le lamió el lóbulo para después susurrar en su oído "Grita mi nombre, nadie va a escucharte" si había algo que lo excitaba más que nada era escucharlo gemir su nombre, con esa misma voz con la que lo insultaba durante el día. "Aah... Shouto..." comenzó a escucharlo quejándose por lo bajo mientras se metía en su interior una y otra vez. La manera en la que su culo apretaba su miembro era exquisito, el placer era inexplicable, y allí estaba de nuevo "¡Aahhh! ¡Shouto!" dando pequeños gemidos que con la fuerza de sus embestidas se convertirían en gritos que inundarían la habitación en cuestión de segundos, y Todoroki no perdía la oportunidad de hacerlo gritar cada vez más.

De Frío a CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora