Capitulo 32: Tú eres el rey de mi mundo.

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Mientras los días en los que Bakugou había estado dormido pasaban lentos, se tornaban pesados, parecían interminables incluso difíciles de soportar, los días después de que este despertara pasaban más rápidos, los momentos alegres que recopilaban brillaban en una calesita que giraba siempre en una misma dirección, y aquella dirección era la que encaraban juntos, paso a paso, intentando resistir a todo el cambio, a las pequeñas crisis que en comparación con lo que ya habían pasado no eran nada. De a poco él parecía volver a lo que siempre fue, pero esos detalles de su personalidad erroneos se desvanecían, no quería pelear más, aún cuando levantaba la voz y se daba cuenta que iba a comenzar a pelear por nada volvía sobre sus palabras, le pedía perdón por sus errores, Katsuki nunca había pedido perdón tan fácil, Todoroki también cambiaba junto con él, intentaba que no hubiera secretos entre ellos, no quería ocultarle nunca más nada, ambos iban creciendo, y aquella noche en el hospital sería la primera de muchas en su nueva vida.

Para contrarrestar el efecto de la monotonía Katsuki había comenzado un pequeño juego, "mañana ya me dan el alta no quiero seguir usando esto" manifestó algo molesto mientras tironeaba de su bata, y todo para que el frío y caliente se convenciera de cerrar la puerta y trabarla para que su novio pudiera cambiarse, cada tanto las enfermeras rondaban los pasillos y se adentraban a verificar que todo andaba bien, no creyó que esa enfermera conocida que tanto les había permitido, desde una visita de todos sus compañeros hasta comida del exterior del hospital, se molestara por obstruir el paso unos segundos hasta que el rubio se cambiaba, pero no era justamente eso lo que su novio quería, en cuanto Shouto trabó la puerta Katsuki dijo las palabras mágicas "Doctor Todoroki, necesito su ayuda" en un tono muy sexy lo llamó sugiriendo que no podía desprender su bata él solo, el rubor que pintó el rostro del bicolor no se debía a ver a su novio tan juguetón... O un poco sí, hacía dos meses que no hacían absolutamente nada raro, pero ese rubor era en especial por pensar en que Bakugou tenía en su cabeza justamente aquello y que todo eso era un poco prohibido, Todoroki se acercó a él con la mochila que tenía su ropa y la dejó a un lado, Katsuki se volteó dandole la espalda para que este pudiera desatar las cuerdas, Todoroki se sentó en la cama de costado, dejando que sus pies tocaran el suelo, sus manos temblaron un poco al contacto, en verdad no quería romper su racha de "castidad" en el hospital, Bakugou siempre tenía la mente pervertida de querer experimentar en lugares extraños, y la oportunidad era perfecta, dandose cuenta que su mitad y mitad estaba tardando mucho decidió actuar, rápidamente cambió de posición y viendolo fijo a los ojos lo hizo acostarse en la cama.

- No, no Katsuki, aquí no -habló Shouto un tanto nervioso e intentó incorporarse, su novio se subió sobre él muy sensual.

- Vamos Shouto, ¿Todo esto no te da ideas? -se sonrió sexy el rubio, Shouto tragó saliva en cuanto lo vio jalar de la bata y lentamente ir quedandose desnudo frente a sus ojos, si bien Katsuki había bajado mucho de peso ahora mismo parecía bastante más pequeño que él, su cintura de avispa era incluso más visible lo que hizo que llevara sus manos justo allí y lo tomara.

- Waw Katsuki... -exclamó mientras rodeaba su cintura con sus manos y aseguraba que si hacía un esfuerzo podría tocar sus dedos a su alrededor -...estás muy delgado mi amor.

- Sí, lo sé, tengo que subir de peso si quiero volver a mi cuerpo de antes -dijo mientras revoleaba los ojos y se cruzaba de brazos, aquellos brazos fuertes que solía tener se notaban un poco menos musculosos pero aún estaba tan delicioso como siempre, quizás iba a ser la unica vez que Todoroki pudiera disfrutarlo tan fragil y delicado, el momento lo llevó lentamente a babear, el rubio se sorprendió un poco, hacía tanto no veía esos ojos lujuriosos con los que Shouto lo miraba cuando se desnudaba frente a él, y ahora allí estaba, con sus ojos puestos en su cuerpo, con sus manos contoneando su figura, con su boca entreabierta y literalmente babeando por él.

De Frío a CalienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora