Capítulo 9

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ASTRID

En un corto lapso de tiempo mi vida se ha vuelto tan monótona que asusta, todo se basa en levantarme, comer mi desayuno, preparar algo para el almuerzo de mi hermano y de mi amiga, salir a trabajar al hotel y luego de mesera, normalmente llego a casa de madrugada, cuando todos están dormidos.
Ya no los veo tanto, pero ésta madrugada me asusto cuando veo a Christopher en la cocina, estoy demasiado cansada que mi cuerpo solo pide mi cama.

"Que haces aquí?" Pregunto sin saludar y él da vuelta sobre sus talones para verme, está con su polera larga y un pantalón deportivo que se ve muy cómodo.

"Me contaron que llegas muy tarde y no comes casi nada éstos últimos días" su sonrisa blanca y brillante se extiende en su rostro blanco y cuidado. Tiene razón con que llego tarde y mi alimentación éstos últimos días ha sido una pena, pues estoy haciendo hasta horas extra, los dos trabajos me dejan totalmente cansada y sin ganas de nada, los domingos la paso en cama durmiendo todo el día y recuperando fuerzas. No he visto casi nada a mi hermano y a mi amiga, estoy descuidando todo con tal de pagar esa estúpida deuda y poder dejar el trabajo de mesera.

"Ambas cosas son verdad, no puedo mentir" sonrío con cansancio y me apoyo en la pared, él me mira un momento y luego igual sonríe.

"Te ves fatal, tienes ojeras, por primera vez te veo tan descuidada" en todo lo que dice sé que tiene razón. Suelta una carcajada al ver mi mueca y luego de vuelve a poner serio, algo no cuadra en su rara actitud de ahora "alguien a venido en la tarde, dejó un recado para ti" saca un sobre y me lo pasa "me dijo que era Joel Pimentel" mis ojos se abren como platos.

"Exactamente que dijo?" Abro el sobre con rapidez y veo que al una tela ahí, es de encaje, negro... mierda! Es mi tanga! Cuando la olvidé? O mejor dicho ,como?

"Solo dijo que debías revisar bien el sobre, nada más" sus ojos viajan al sobre café que tengo en mis manos "que hay dentro? Y por que te has puesto roja?" Su sonrisa burlona me hace lanzarle una mirada odiosa, oculto mi sobre detrás de mi espalda y él suelta una carcajada.

"No te incumbe, mejor ve a dormir " salgo sin nada más que decir y escucho que grita un buenas noches ,sonrío y me meto a mi habitación. El sobre que hay en mis manos hace que me muerda el labio inferior con algo de nerviosismo.
La abro y saco el tanga negro, todavía no recuerdo como pudo llegar a tenerlo él en su poder, reviso el interior y veo que hay una tarjeta, negra y con letras plateadas, su nombre y su número están ahí, frunzo el ceño y doy vuelta la tarjeta, una dirección está escrita con letra hermosa y bien hecha —es raro que un hombre llegue a tener tan buena letra— también está la hora de siete de la mañana. Quiere que nos veamos? Maldición... que quiere? Bueno, tal vez quiera su dinero, pero no he reunido casi nada.
Anoto el número en mi celular y llamo, tal vez no conteste ya que son las cinco de la mañana.  Suena y suena, al final me estoy dando por vencida y responde.

"Que?" Su voz ronca y el bostezo que suelta me hace poner más nerviosa.

"Como que, qué?" Escucho el crujir de su cama, como si hubiera dado un salto y haber despertado al cien por ciento.

"Que se le ofrece? Ha recibido el sobre?" Siento como mis mejillas se vuelven a encender y me quedo en silencio un momento.

"Señor Pimentel, me ha llegado el sobre con mi tanga que no sé cómo llegó a su poder, y lo llamo para decirle que a las siete de la mañana tengo una cita importante con mi cama, así que no podré ir con usted a hablar de lo que le interese, si es sobre el dinero, yo le llamaré para dárselo, hasta luego" cuelgo y tiro mi celular a la cama. Que le pasa para pensar que tengo cualquier hora a su disposición? Estoy totalmente cansada y dormir tres horas no me servirán de nada, mis ojeras ya están lo demasiado oscuras y demasiado hondas como para no dormir.

Me boto a mi cama al sacarme mi ropa y quedarme solo en bragas, escucho como mi celular vuelve a sonar pero sin mirar lo apago. No quiero escuchar su cháchara.

Despierto al sentir una mano darme una nalgada, mi salto me hace caer de mi cama, no sé que hora es pero estoy demasiado segura que no he dormido casi nada! Chillo de dolor al sentir como mi espalda impacta contra el suelo frío.
El causante de mi caída ni siquiera viene a ayudarme, me levanto hecha una furia y encuentro a Joel parado a los pies de mi cama. Por primera vez lo veo sin un traje de punta, ésta vez está con un deportivo blanco.
Sus ojos viajan a mi cuerpo y caigo en cuenta que solo estoy con bragas de encaje, me tapo con mi manta y me siento en la cama.

"Usted no conoce que es el espacio personal?" Mi tono amargo es muy notorio, hace oidos sordos y se sienta en mi cama.

"Usted tampoco lo conoce" que? "A caso no se acuerda como se lanzó a mis brazos la noche de su borrachera? No recuerda como me comí su vulva? Esa noche usted metió su braga en mi chaqueta" mis ojos se abren como nunca, que yo hice que!?

"Está mintiendo" grito y le lanzo mi almohada ,le llega a su brazo.

"Quiere que se lo recuerde?" Su tono natural me está irritando.

"Estoy segura que eso no paso, que solo lo dice por que no acepté ir a hablar con usted" me mira con calma fingida, estoy segura que quiere gritar todas mis verdades en mi cara.
Sin decir nada jala de mis piernas, estoy en un shock total,no sé que hacer, tal vez deba correr de aquí, pero mi cuerpo se niega a cooperar.
Separa mis piernas y su dedo corazón pasa por encima de la tela delgada, mi gemido sale sin ser tapado por mi boca. La otra mano viaja a mis pechos, le da un golpe a mi teta y entonces todo tiene sentido, si pasó, la última vez que toqué mi cuerpo me imaginé el mismo golpe, todo empieza a encajar, si pasó, en verdad me había comido.

Mis ojos viajan a su boca, esa boca que me había comido tan rico y sin filtro, dejando a mi cuerpo hambriento de deseo insaciable.
Hace mi braga a un lado y masajea mi clítoris, su ritmo rudo, sus ojos casi negros y su verga que quiere salir de sus pantalones deportivos.

"Más" esa palabra al parecer era lo que esperaba para meter dos de sus dedos de golpe, un pequeño grito sale de mis labios, mis piernas las abro todo lo que puedo, sus dedos ya no son suficientes, quiero más. Empujo sus dedos y él me mira con impresión "quiero tu verga" sus ojos se quedan mirándome, de seguro pensando si debería meterse conmigo o no.  Su batalla la gana el deseo animal que estoy segura que tiene.

"Ponte de cuatro" mis labios se abren y hago caso con desesperación. Escucho como su ropa es botada por mi habitación, como un flash. Siento la punta de su pene, largo y grueso, chocar contra mi culo "soy lo mejor que te ha de pasar" eso es lo último que escucho y la rica invasión de deja con la boca abierta.

No hables,gemir es mejor // #1 Saga No HablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora