Capítulo 21

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ASTRID

El olor a beicon y café llegan a mis fosas nasales. Mi cuerpo está machacado y mi cuello es lo que más duele, el sillón al parecer no ha sido nuestra mejor elección y, además, dormir con él encima mío ha sido extraño. Su cuerpo me había mantenido calentita hasta el momento de la madrugada en el que se levantó con calma.

El hombro derecho me duele por el vaso que me lanzó la loca anoche, llego y cayó al piso, se rompió. Inspecciono el lugar del piso y veo que todavía estan sus restos.
No sé el por qué anoche me ha llamado, y, tampoco entiendo por que he venido. Pero el tono de necesidad y de amartelo me hizo dar la vuelta de golpe en mi auto, llegué lo más rápido que pude. Subí y al salir de la caja metálica una mujer -niña a mi parecer- estaba recostada en el sofá más grande. Su mirada había viajado hacia mí, me preguntó si lo conocía, hubiera querido negarlo pero quería estar al lado del moreno lo más rápido posible. La discusión comenzó cuando me dijo puta, le grité y ella también lo hizo, me lanzó el vaso y los pasos de Joel corriendo me desconcentraron, quería ver cómo estaba. Ella aprovechando de mi momento de debilidad se había lanzado encima mío. No hizo mucha fuerza, pero aún así había ganado yo. 
El momento en el que Joel me abrazó y lloró en mi hombro me preocupó. No nos conocemos en absoluto, no sabe mi pasado y yo no sé el suyo. Tiene una chica, al parecer una modelo, pero me llamó a mi, o tal vez la loca de anoche fuera su enamorada, pero ella estaba y él ni sabía de la estadía de la mujer en su sala. La habia botado con elegancia a mi parecer.
Limpié sus lágrimas, su estado de ebriedad de seguro lo hizo llamarme, me impresionó que mi celular sonara en el momento que pensaba en él, en el momento que tocó mi cuerpo con mucho cuidado, como si me fuera a romper o a desaparecer, en el momento que me besó y perdí el control. El momento que mi labio se había partido y la costra que tengo en el mismo me demostró que no soñé nada, todo fue real. No soñé que éste patán sentimental se metio en lo más hondo de mi ser. 
Es el hombre que toda mujer pretende, derrite corazones y siempre se lleva a quien quiere. Mientras que yo busco más y más, no dejo que me detengan con facilidad.  Besarlo había quedado en mi cabeza como una grabación que no dejaba de repetirse. Cuando me hizo el amor, sus jadeos y mis gemidos crearon música, quería quedarme así aunque no quería admitirlo.

Debería poner a prueba mis cinco sentidos, últimamente he dejado de ser racional y me dejé llevar por el instinto.

"Ven a comer bebé" levanto mi mirada de los restos del vaso de cristal y veo al moreno, despeinado y con los ojitos cafes algo hinchado y rojos. Su aspecto le hace ver más juvenil y la voz ronca con ese sobrenombre que le ha dado por ponerme es exitante.
Sin más me levanto del sofa haciendo tronar mi columna vertebral y suelto un quejido.

"Ven" me ordena. Hoy quiero darle todo lo que quiere, lo mimare. Haré lo que me pida.
Con paso lento y cansino me acerco a él, sujeta mis caderas y me hace dar media vuelta, quedando mi espalda colada a su pecho tonificado. Sus manos rodean a la altura de mi pecho y hace fuerza, haciendo tronar más de una vez mi pobre espalda. Cuando me suelta mi cuerpo se siente más relajado y suelto.
Agarra mi mano y me jala hasta llegar a la cocina, dos platos con sándwiches de beicon, dos tasas de café y ensalada de frutas están en una charola de plata. Sujeta ambos lados de la charola y camina por el pasillo que da a su habitación. Lo sigo.
Al entrar al cuarto por poco me da un ataque, todo está patas arriba;  dos botellas de licor vacías, ropa en el piso y los cobertores de la cama están desordenados.

"Luego lo ordenamos" mi pecho se infla por el simple hecho que la oración me implica a mí. No solo dice "luego lo ordeno"

Voy a su lado con calma y retiro los cobertores para meteme bajo ellos y colarme al lado de Joel. Comemos con el sonido de su televisor, no presto atención a lo que vemos por mis torturosos pensamientos. Quiero que hable y me diga el por que de todo esto. Por que no me a botado? por que no me dice nada? por que parece que me conoce? Quiero que responda todas esas dudas y muchas más, quiero saber por que me hizo el amor!? Esa pregunta ha rondado por mi cabeza las últimas cuarenta y ocho horas. No sé si arrepentirme de haber venido la noche pasada, es un hombre calculador y que espera haga todo lo que pide como una perrita faldera, pero por primera vez un hombre me había hecho sentir especial. El vainilla de ese momento fue algo... Anormal para mí. Nunca había hecho el amor, nunca había dejado que un hombre se tomara el tiempo de averiguar cada lugar de mi cuerpo, nunca había dejado que me besaran con calma y pasión, con cariño.
Miro su perfil y el retorcijon que me da es casi doloroso. Todavía parece cansado por las lágrimas derramadas anoche, por haber dormido conmigo en un espacio tan reducido, la incomodidad y al mismo tiempo el sentimiento que era lo correcto no me dejaron moverme.

No hables,gemir es mejor // #1 Saga No HablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora