Capitulo 15

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ASTRID

El elegante auto tiene un olor agradable, Joel a evitado mirarme en todo momento, no me a respondido ni el saludo.
Veo por la ventana como ésta ciudad tiene una energía impresionante mientras que yo no, recién van a ser las ocho de la mañana y yo quiero seguir durmiendo, debo recuperar fuerzas de donde no tengo para el trabajo, mis párpados se ponen pesados y se cierran a mi parecer por un corto lapso de tiempo,pero al abrirlos estoy en una cama blanca y grande.
Joel me mira con expresión seria desde la punta de la cama, no me acuerdo quien era el hombre con quien he despertado, no me acuerdo ni como lo conocí o si hice algo malo anoche, mi cuerpo abarrotado me duele y pide a gritos un baño tibio, mi cabello está algo grasiento y veo como el nudillo de mi dedo corazón y anular tienen sangre seca, espero a ver si recuerdo algo, pero nada, solo imágenes de Jena y yo en el cuadrilátero, la botella de whisky en mi mano y al final un beso salvaje de un desconocido, nada más, solo eso.

"Te volverá el dolor de cabeza, deja de pensar" no hay tono de burla ni nada, pero el comentario me hiere algo, no soy una tonta y mucho menos una cabeza hueca.

"Al menos a mi me duele, no como que de usted que sale humo hasta de las orejas" ambos con expresiones serias, no dice nada más y me lanza una toalla azul grande.

"Vaya a bañarse señorita Barraza, está apestando" sé que tiene razón (o al menos mi cabeza abombada cree que la tiene) y salgo pitando al cuarto de baño.
La habitación más grande que mi mismo cuarto me da la bienvenida con un olor a colonia y el olor de la crema de afeitar, boto toda mi ropa y me meto con urgencia a la ducha, la abro y el agua fría me hace dar un gritito, regulo el agua y mis músculos se empiezan a relajar. El shampoo de cacao tiene un olor fuerte y al frotarlo en mi cuero cabelludo sale una gran capa de espuma, masajeo mi cabeza intentando hacer perder el dolor de la misma.

El pensamiento de mi hermano preocupado, de mi amiga en vela y de todos desesperados llamándome hacen sentirme culpable en cierta forma, tal vez hice mal, pero yo nunca me arrepiento, sí, anoche me pasé de cuba y tampoco fue bueno de mi parte enrrollarme con un desconocido sabiendo que hoy en día hay muchas enfermedades de transmisión sexual, admito mis errores pero también me preparo para el largo discurso que me darán Marcela y Richard apenas me vean.
Cuando salgo de la ducha el olor a beicon y huevos me reciben haciendo mis tripas rugir, en la cama hay un short y una polera larga, me coloco ambas suponiendo que son para mí, las dos me quedan largas pero el ancho me da de maravilla por que se cuelan en mis curvas haciéndome ver más acuerpada y con nada de panza. Sigo el olor y voy a la cocina, Joel está solo con un pantalón deportivo, su cabello negro está despeinado y su torso bien marcado se ve apetitoso.

"Siéntate" hago caso y me siento mientras él sirve el desayuno, nunca un hombre me lo había hecho el desayuno, Richard me lleva a comer y mi padre...bueno no se le da la cocina.
La comida huele delicioso y el café también. Ambos comemos en silencio y yo hago lo posible para no devorar la exquisitez que ha hecho, aunque simple es delicioso y para mí un gran detalle, yo siendo él me hubiera botado a patadas de su departamento apenas hubiera acabado el baño.

"Tu auto estará dentro de media hora aquí" empiezo a toser y el da golpes en mi espalda, me había olvidado por completo de mi auto y hasta de mi cartera,donde esta mi tarjeta de crédito.

"De como..."

"No preguntes" el tono tajante me hace callar. Me he dado cuenta que con Joel no soy el fosforito que suelo ser, soy más tranquila pero su voz normalmente me saca de casillas, sí, es fuerte,dominante y excitante pero aún así llega a ser un verdadero capullo, un puto que se mete entre las piernas de todas las mujeres «incluyéndote!» grita mi cabeza, sé que tiene razón, pero una forma de olvidarme de los problemas es el sexo, siempre a sido mi salida. Cuando era niña —y antes de que todo cambiara por culpa de mi padre— jugaba con muñecas, veía caricaturas, era inocente, pero luego de toda la tragedia mi salida fueron las peleas, luego vino el sexo, pero nunca me había metido sentimentalmente con alguien, Richard...bueno pues puedo decir que lo quiero, pero nadie más se ha ganado tanto mi afecto como él. Marcela es como mi hermana, está a mi lado aunque no tenga tiempo, y Gary... bueno ya no sé ni como voy a actuar delante de él, lo quiero por haberme apoyado y no como mis otros dos hermanos mayores que me dieron la espalda, estando tan metidos en sus propios líos que nunca ayudaron ni a mamá ni a papá, yo he sido la única que se ha quedado al lado de todos y no me han dado nada a cambio, solo me mostraron sus espaldas y nada más.
Todo va ha cambiar, dejaré que ellos ayuden a mis padres, renunciare al restaurante y dejaré que todo lo paguen ellos dos, aunque Génesis ya pagó la mitad, la otra mitad deberán dividirla entre Luana y Gary, dejaré de ayudar a todos, me preocupare más por mi misma y dejaré los problemas de otros a su disposición, ya he hecho mucho por personas que no me valoran y ahora me toca hacer lo que me de la reverenda gana.

No hables,gemir es mejor // #1 Saga No HablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora