capítulo 25

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JOEL

Hace ya dos días he perdido la batalla con todos y en este preciso momento me encuentro en California, el sol me ha quemado con rapidez, mi tono canela se ha tostado más de lo que quería desde ayer, pero eso me pasa por no utilizar protector solar.

Todavía no puedo asimilar que no sea parte de su mente, fue un golpe tan duro que no quise asimilar nada y salí huyendo como un cobarde. 

Hace ya dos semanas Astrid había despertado, yo estaba en el trabajo y la llamada de Marcela me fue inoportuna, dejé todo y sali corriendo. Esa tarde esperé unas horas para poder verla, no querían dejarme pasar. Lo peor fue que olvidé por completo que debía cenar con Ariadne. Me llamó furiosa, le dije que estaba con trabajo y la peor parte fue que me dijo estoy en tu oficina, me quedé sin palabras y le dije que tenía cosas mejores que hacer que estar con ella y colgué. Luego me sentí como basura.

Al entrar a la habitación de Astrid ,ella me miraba con detenimiento, me acerque a su cama y verla tan delgada fue otro golpe más. No me había dado cuenta del peso que había perdido al estar sumida en un mundo de sueños sin salida, su mirada no se despegaba de mí, quise acercarme y besarla pero su mano me había detenido.

"Quién eres? " la voz neutra me dejó perplejo, mis ojos abiertos como platos y mi corazón alterado. Lo primero que hice fue salir a buscar a un doctor, Marcela casi se cae de culo al ver que en verdad no me recordaba. Todos pensamos que era una broma pero el doctor dijo que la pérdida de su memoria no fue en su totalidad, recordaba hasta una parte y luego todo estaba en blanco. No recordaba quien era yo, no recordaba que había pasado alrededor de unos dos años.

Yo desesperado le pregunté al doctor si las memorias volverían y me dijo que era depende que tan fuertes sean o que tan importantes llegaron a ser para ella.
Los días siguientes intente de todas las maneras posibles hacer que algún recuerdo vuelva pero todo había fallado de una forma brusca. Al final me di cuenta que estaba mejor por que me respondió de mala manera, así como siempre hace conmigo.

Los dias que pasaban me dejaban desesperado, la mujer que había acosado los últimos años de mi vida y que no supo de mí hasta hace unos meses había olvidado todo por completo. El corto camino que avancé con la mujer pequeña y pálida se fue a la basura  en unos minutos.

Luego el dolor de cabeza que me causaba Richard y Marcela, desde que la rubia se había enterado que Richard me contaba cada paso que daba Astrid por una suma absurda de dinero nos dio una charla de dos horas, literalmente, dos horas la escuchamos como crías y al finalizar la charla de lo mal que habiamos hecho nos dijo que le contáramos todo a Astrid. Me quedé estático y con mi corazón desembocado, intenté convencerla de no contarle nada a mi bebé pero nada sirvió, hasta intenté sobornarle pero la moral que tiene es más alta que el metro ochenta y seis del malnacido de Zabdiel.
Zabdiel... El maldito desgraciado paraba casi todo el día en el hospital, peleaba a diario con una supuesta amiga de Astrid, yo no la conocía y tal parece que trabaja en el hotel. Yo he estado miles de veces en ese hotel y nunca la había visto, la mujer era irritante hasta para mí.

"Joel! " levanto mi mirada saliendo de la cadena de pensamientos. La mujer pelinegra me mira algo sorprendida, mi prima.
Maldigo en mi interior y salgo lo más rápido que puedo, ignoro los gritos de Lizzi y tomo un taxi para volver al hotel donde me hospedo.

Ahora recuerdo el porque de mi escape de California, este lugar a sido mi hogar, pero ya no lo és. Luego del exilio de mi padre de mi casa y la enorme discusión llegamos al acuerdo que estaría en mi vida como un compañero de negocios. Mis hermanos me tienen rencor al igual que varias personas de mi familia, todos me culparon por la partida de mi madre. Pero nadie sabe la verdad, yo fui el único que estuvo a su lado en todo momento, el único que limpió sus lágrimas y al final... Hasta ella me culpó de algo que no hice, de algo que intenté detener. Solo un joven estúpido buscando amor donde no había, un joven que buscada la felicidad de su madre cumpliendo un deseo odiado por él.
Esa joven no tenía la culpa y había cargado con ella, una madre olvidada por sus propios hijos y un padre infiel a sus votos matrimoniales.

Ese joven había terminado siendo frío y calculador, una fachada ,una máscara. Todo destruido por unos ojos color avellana, un cuerpo pequeño y bien dotado, unos labios llamativos y deliciosos.

Ese joven soy yo...

La carcajada amarga brota de mis cuerdas vocales, ganándome una mirada algo incómoda del conductor por el retrovisor. Mis recuerdos se vuelven un remolino que lo envuelve con tal rapidez y no le deja ninguna salida alterna.
Mis días que eran planeados para relajarme se van por las cloacas y el remordimiendo me carcome como los gusanos a un cadaver.

Como podría aceptar e intentar construir un futuro si había destruido mi pasado, había ganado odio con razón pero me negaba a aceptar que en parte tenía la culpa de todo.

Una madre que quería lo mejor para mi usando su enfermedad de por medio y lograr conseguir lo que quería y -creía - era bueno para mi.

Un padre infiel que no le importaba su familia.

Un hermano mayor que ne odiaba por el simple hecho de ser el supuesto favorito y heredero de un império que no quería.

Dos hermanos pequeños que no sabían lo que pasaba y solo me llegaron a odiar pensando que yo era el culpable de la partida de su amada, pero, extorsionista madre.

Todo lo que había intentado olvidar salió a la luz, gritó y se embriago, rompió las botellas vacias y volvió a gritar, no lloré. Me prometi no llorar y por primera vez, cumpli una promesa hecha por mi mismo.

Volví a Las Vegas más decaído de lo que me había salido de ella.

                                                    ***
El hospital me traía recuerdos algo dolorosos. El olor a medicamentos me hacia dar nauseas.
No me había dado cuenta que las semanas pasadas había intentado ignorar a cada paciente y solo me preocupaba por Astrid, todo por no buscar los recuerdos lastimeros de mi adolescencia.

Camino por el pasillo en busca de la habitación de mi bebé. La abro sin tocar y me encuentro la encuentro dormida.

En mi estadía en California también pensé en como decirle que Richard ha trabajado para mí para conseguir información, pensé en como decirle que he vivido acosándola desde las penumbras. Como decirle que su mejor amigo, la única persona en la que ha confiado solo ha sido un fiel trabajador mío?

Suelto un suspiro y tomo su mano. Me había encontrado con Marcela y su hermana en la puerta del hospital. Victoria se veía delgada, en cierta manera me dió pena, la mujer embarazada se veía mal de salud. Marcela la sujetaba y me dijo que no presionara a su amiga, yo no respondí y entré al recinto hospitalario.

"Que haces aquí?" la voz calmada y pacífica de Astrid me hace volver al mundo. Sus ojos y los míos se cruzan, quedando ahí por unos segundos. Ella aparta la mirada y siento su incomodidad.

"He venido a visitarte" agradezco a dios que mi tono de voz es neutro, no hay rastro del nerviosismo que siento en mi interior.

Nos quedamos en un silencio pesado e incómodo, ella juega con sus dedos y cada sierto tiempo conectamos las miradas. No levanto ni vista de la mujer nerviosa en ningún momento, me hace gracia diferenciar esta mujer con la que conocí. La mujer que está delante mio se pone nerviosa con rapidez, no puede mantener su mirada y la baja, mientras que,la mujer de hace unos meses me respondía de mala manera y era una fosforito.

Suelto una sonrisa que llega a mis ojos y ella levanta la mirada.

"Que le hace tanta gracia? " interroga. 

"Cuando te conocí eras más enojona y respondona. Ahora solo eres una niña miedosa" la rabia se queda marcada en sus facciones, quiero volver a carcajear pero me quedo mirándola.

"Y tú eres un patán pero no te lo ando restregando en la cara"

Sonrió nuevamente y no respondo.

Quizá el accidente fue una forma de dejarme comenzar de nuevo, tal vez de enmendar mi errores y conquistarla como es debido.

"Hola bebé" mis pensamientos salen de su camino y veo como el niño rubio que trabaja con ella se acerca y le da un beso en los labios.
Mi sangre se calienta y quiero golpearlo, sacarlo a patadas de aquí.

El accidente me ha cagado, y yo pensando que podría arreglarlo todo.

No hables,gemir es mejor // #1 Saga No HablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora