Hacia unos años que Vegeta pasaba por una etapa muy estresante: instituto.
Resumido en una palabra, en ese lugar donde los maestros "torturan" a sus alumnos, saturandolos en tareas, proyectos, tesis, operaciones... Todo un revoltijo semana tras semana, desvelos sin dudar.
O quizá él muy dramático que siempre lo considero así. Pero lo positivo de todo esto y en relación con su actual presente, fue que ahí de topo con el sujeto que en singular era muy especial, una esencia reservada.Misma aula, y de hecho misma especialidad. ¿Qué habría pasado entonces?
Tan solo faltaba un año para concluir ese curso, pero sin embargo Piccolo se había cambiado de instituto.
Jamás iniciaron una amistad tan concreta y fuerte, solo eran dos conocidos que trabajando hacían un excelente dúo. Ambos con una capacidad para todo lo que se les propusiera, literalmente eran de los mejores en sus clases. Eran rivales, que más decir.Y luego, sucedió la curiosa relación amistosa de sus padres que ellos desconocían hasta que cierto día...
Tocando a la puerta principal de su hogar, se había adentrado un señor alto, con una apariencia extraña, que venía acompañada de otra persona por detrás.
Su padre sonrió y abrazo fuertemente al señor, Vegeta sin tener la opción de escapatoria a su cuarto, se vio obligado a ir a saludar a la visita.
Efectivamente, era Piccolo quien no veía desde unos meses, los dos estaban boquiabiertos y después mostraron pequeñas sonrisas, con un apretón de manos comenzaron a enlazar la antigua cercanía que poseían.Vegeta no tenía muy en claro el porqué de ese recuerdo, lo único que sentía era una felicidad recorriendo por su piel, que se le erizaba de por sí.
Yany no andaba muy alejada de su sentimiento, también se sentía en cierta forma melancólica pero más aliviada, totalmente gustosa de la noticia.Las horas pasaban, y la chaqueta ya la tenía el verdadero dueño, ahora en un lugar más cálido.
Por la calle, caminaba "despreocupado" un joven de cabellos alborotados, con la cara todavía de querer dormir, bostezando a más no poder y, a pijama por ahí.
Una que otra mal mirada se le puso enfrente, otros riéndose de plano. Pero le valía tan poco, que siguió caminando en sandalias rojas hasta la tienda de abarrotes.
-Buenos días, oiga, ¿no tendrá todavía leche?
-Buenos días joven, dígame cuantas va a querer.- la señora de avanzada edad detrás de la mesa atendía de forma amistosa, acomodando sus anteojos con cuidado.
-Me da dos, por favor.
Goku giraba la vista hacia algún alimento sencillo para prepararse como desayuno. Era temprano de hecho, apenas las siete, así que necesitaba mucho para llenarse el estómago.
Escogió unos cuernitos, unas conchas, café, huevo... Y demás.-A ver... - la señora ponía cada cantidad en la calculadora, Goku miraba fijo al suelo... unas hormigas que hacían camino en el. -Serían cien por todo, ¿le doy una bolsita?
-Deme un segundo.- todavía parpadeando perezosamente llevo sus manos al bolsillo, no topandose con nada.
Rebusco en su otro bolsillo, ahora si despertaba de su sueño en pie. No encontró siquiera un centavo en todas sus ropas, las mejillas se le pusieron rojas por instantes.
-Este... Olvidé mi cartera.
La señora se echo una risita en silencio, mirando con ternura al joven avergonzado. Terminó de poner las cosas en la bolsa y se la hizo entrega, haciendo que Goku parpadeara con ese acto.
-¿Eh? ¿Me lo va a regalar? -preguntó, con la mano extendida a la bolsa.
-No, muchachito. Te lo daré fiado, pero me pagas pronto ¿va?
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El galán [AU-DB] #PacmanAwards2019
FanficLas muchachas solamente palidecian al verle caminar por las calles, unas cubiertas de sonrojo por todo el rostro, otras gritando su nombre, y el sujeto caminaba con estilo y gracia, con unos audífonos puestos sobre aquella tarde de cielo despejado...