7. Razones

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Al llegar a casa me fui directo a mi cuarto. Nami quedó con la palabra en la boca mientras me saludaba preparando la cena. Sentí sus golpes en mi puerta pero quería espacio, quería pensar.

Fui a mi armario y desde el fondo saqué una caja que lleva conmigo mucho tiempo.
En la mesita de noche estaba la llave. Por unos minutos dudé en abrirla, sabía que me resultaría doloroso pero quizá este sería el momento. En ella hay tantos recuerdos, fotografías y cartas con promesas que nunca fueron cumplidas, anhelos que fueron truncados.

Entre todo eso encontré su fotografía. Éramos jóvenes, teníamos la vida por delante, llenas de sueños, dueñas del mundo. En ese papel ya desgastado por el paso del tiempo, mi hermana me abrazaba y me devolvía una sonrisa.

No éramos hermanas biológicas, pero nos unía un destino y un lugar en común. Huérfanas a temprana edad, ella, dos años mayor que yo, tenía un hermano menor de unos meses, nos conocimos y nos hicimos inseparables desde un principio. Ni siquiera puedo pronunciar su nombre en mi mente, es desolador. Sólo podía limitarme a trasladar mis pensamientos en el tiempo.

~ Inicio del flashback ~

~ Hace veinte años... ~

Nos escabullimos de la Madre Superiora por los corredores para ir directo al árbol de cerezo en fondo del orfanato. Nos gustaba disfrutar del aroma en la brisa. La primavera había traído miles de pétalos rosados y un aire tibio acariciaba nuestra cara haciendo la tarde muy agradable.

- Hoy vendrán a adoptarme Robin... A mi hermanito ya lo adoptaron o algo así me dijo la Superiora... Para él fue más fácil porque es más pequeño y más lindo... -

- Lo escuché... - Bajé la mirada algo triste. - Pero debes prometer que no te olvidarás de mí... -

- Claro que no lo haré tonta y para que me creas se me ha ocurrido algo... - Buscó alrededor y trajo consigo una piedra afilada. - Dame tu mano... -

Le extendí mi mano izquierda y con la piedra me hizo un corte poco profundo pero que sangró enseguida. Ella hizo lo mismo en su mano y tiró la piedra.

- Desde hoy somos hermanas de sangre... Nada nos separará, ni el tiempo ni el espacio... Este vínculo será para siempre... Pase lo que pase... - Juntó nuestras heridas con firmeza y enganchamos los dedos meñiques.

- Para siempre... Pase lo que pase... - Repetí.

Sonreímos y nos tumbamos bajo el árbol. Oímos a lo lejos a la monja llamando a mi hermana.

- Ya es hora... Vamos o nos van a regañar... - Le ayudé a ponerse de pie y arreglé su vestido.

Fuimos al encuentro de la religiosa que esperaba a mi hermana para llevarla a la entrevista. Ella volteó varias veces a verme.

Con sigilo, seguí todo el proceso y pude espiar la conversación con los futuros padres. Ellos parecían buenas personas, me hermana se veía contenta. Estaban en eso cuando ella hizo una extraña petición.

- Si no es mucha molestia quisiera que adoptaran a mi hermana Robin conmigo... - Dijo en un tono solemne.

Sus palabras causaron asombro en la pareja pero lamentablemente apesar de los ruegos y las súplicas no accedieron. Mi hermana salió corriendo mandando al matrimonio al diablo ante la indignación de las religiosas. Fue todo.

~ Hace trece años... ~

- ¡Robin! Aquí... ¡Rápido! - Me llamaba con su rostro lleno de miedo y en voz baja.

Habían entrado a robar en el sitio donde trabajábamos. Eran tres las bestias. Las monjas mandaban a las mayores que no eran adoptadas a trabajar para mantener su estadía en el orfanato hasta cumplir la mayoría de edad.

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora