15. Opuestos

1.1K 66 20
                                    

El tiempo que compartía con Zoro se hacía cada vez más prolongado. Eran más las horas y momentos exquisitos que estábamos juntos. Afortunadamente, Law no volvió a llamar a mi móvil dentro de las tres semanas que pasaron mientras estaba con él, así que la calma reinaba entre nosotros. Tengo entendido que llamó al teléfono de mi departamento, pero que Nami lo había mandado al demonio un par de veces más y yo seguí sin darle mayor importancia.

Por otra parte mi periodo de reemplazo en el instituto fue extendido indefinidamente, ya que el destino cumplió el deseo de Zoro y el maestro Toshiro no volvería a la docencia para disfrutar de su jubilación. Todo parecía en orden. Hasta Nami que, siguiendo mis consejos, tenía cierta normalidad en su comportamiento. Se decidió por el chico pelinegro y quedó como amiga de Sanji, pero para ser sincera no sé hasta qué punto, ni cómo van muchas de sus cosas, ya que yo vivo mi propio paraíso egoísta con mi amado.

Todo marchaba sobre ruedas, todo iba de acuerdo al plan. A estas alturas podría haber dicho que Zoro y yo éramos el uno para el otro. Hasta que no faltó el día en que se complicaran las cosas.

- Oye mujer... Acompáñame... Será divertido... - Me decía mientras me besaba.

- Zoro... No insistas, yo no bailo. Si quieres ve tú... -

- ¿Me vas a dejar suelto? Yo no lo recomiendo... - Su risa me hizo pensarlo.

- Ay está bien... Tú ganas... Pero te digo, soy una pésima bailarina... - Me reí.

- Por como mueves tus caderas cuando lo hacemos lo dudo... - Me dijo en un tono pervertido. - Pero antes debo hacer algunas cosas... Luego vamos de compras y en la noche paso por tí... -

- ¿De compras? - Alcé una ceja - Odio las compras... -

- Yo también... Pero ya va siendo hora de que renueves ese armario... No más ropa de vieja... No va contigo... -

- Que hay de malo con mi ropa... No te habías quejado... -

- No me he quejado porque siempre te la quito apenas te veo... - Su sonrisa maliciosa me hizo enrojecer.

- Zoro... - Lo abracé y lo besé.

- Bien... ¿Quedó claro el plan? -

- Sí... Señor Roronoa... - Fingía una sumisión repentina con un dedo en mis labios que pareció encantarle.

- No hagas eso... Me enciendes enseguida Robin... - Se río con picardía.

Pasó por mí a eso del mediodía del sábado. Nos subimos al auto y partimos entre el tráfico. Llegamos a un barrio bastante exclusivo donde entramos a una especie de gimnasio muy bonito, de lujo. Los empleados se inclinaban al ver a Zoro quien los saludaba uno por uno con cortesía.

- Vamos a mi oficina... - Me indicó tomando mi mano. Ante una mirada aclaró mis dudas. - Soy el dueño de una cadena de gimnasios y dojos... -

- Oh... Ya veo... - Un poco asombrada lo observé cuando llegábamos a un piso superior.

Se sentó en el escritorio y puso orden en algunos papeles que necesitaban su firma.
Llamó su secretaria para pedirle permiso de entrar y entregarle más papeles.

- ¿Hay algo más Elaine? -

- No, eso es todo por ahora... - La chica, rubia, bajita y algo escuálida, me miraba con recelo, podría decir que hasta con algo de rabia. - Perdón, ahora que recuerdo, estuvo aquí esa chica... Tashigi... Fue muy grosera... Verá... - Su tono me aclaró enseguida que no le agrado.

- Si vuelve, haz que los de seguridad se encarguen... - Le extendió la pila de papeles que había firmado dentro de una carpeta. - Elaine por cierto... Te presento a mi novia... Robin... - La chica dió un respingo disimulando su enfado y me dedicó una sonrisa hipócrita al estrechar mi mano. Se retiró al instante sin mirar atrás.

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora