17. Laberintos

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- Te hice una pregunta Robin... - Zoro miraba la taza en el suelo y la fotografía en mi mano con una expresión que no me gustaba. - ¿Por qué apareces con mi hermana en esa foto? -

- Zoro... Créeme... - Dije tratando de dominarme un poco. - Necesito estar sola en este momento... -

- ¿¡Qué!? Maldición... ¡Contéstame primero! ¡La conocías! Compartiste con ella... Ella... - Desvió la mirada.

- Zoro... De verdad... Necesito pensar... Necesito... -

- Pero me llevo ésto... - Me arrebató la foto de la mano. - Te doy hasta mañana para que me expliques... - Se vistió con prisa.

- ¡Devuélveme la foto! Por favor... Trata de entender... Yo... No sabía... -

- Pero ahora lo sabes... Sólo quiero que me cuentes qué relación tuviste con ella... Y si es que sabes porqué le hicieron esas atrocidades de las que me enteré... - Lo seguí hasta la puerta de mi departamento. - Y espero que no hayas estado involucrada... Porque... -

- ¿¡Y si lo estuve!? ¿Qué pasará? - Su mirada fue suficiente para que me quedara quieta.

Se marchó sin mirar atrás. Parecía que todo iba camino a la segunda opción, nuestra relación se iría al demonio.

Nami llegó muy tarde ese domingo. Me encontró asomada en la ventana mirando al frente, donde podía apreciar como mi novio estaba demoliendo con puños y patadas un costal de boxeo. El ruido de su llegada me distrajo.

- ¡Hoooo...! la... - Se arrepintió dejando a medio terminar su efusivo saludo. - ¿Robin? Estás llorando... ¿Estás bien? ¡Ahgg! ¡Qué estúpida! Claro que no estás bien... ¿Qué pasó? -

- Nada... -

- ¿¡Nada!? Entonces ¿Por qué lloras? Apuesto el que bruto de tu novio tiene que ver con esto... - Me tomó un brazo y nos sentamos en el sillón. - Vamos... ¡Cuéntame! -

- Zoro... - Me puse a llorar de nuevo. - Zoro es el hermano de Yuji... - Nami me miraba tratando de entender. - Recuerda que te conté que ella tenía un hermano pequeño... Resultó ser él... -

Tuve que volver a explicar unas cuantas cosas hasta que Nami entendió del todo. Estaba cansada, sólo quería irme a mi habitación pero sabía que Nami no me lo permitiría.

- ¡Vaya! Qué pequeño es el mundo... pero Robin... Qué te dijo para que estés así... ¿Se molestó? Y porqué diablos se enojaría por eso... -

- No sabes lo que él tuvo que pasar Nami... -

- ¿Y tú? Qué hay de tí... También sufriste... -

- Pero él es su hermano y... -

- Deja de justificarlo... Ya está bastante crecidito... -

- Nami... - No podía revelar detalles, ella no entendería de todas formas y además prometí guardar silencio. - Me voy a la cama... Tengo que trabajar... -

- Pero... -

- Ya es tarde... - Fuí al baño, me enjuagué la cara y me quedé frente al espejo. Al salir Nami me cerró el paso.

- Robin... Recuerda... Todo pasa por algo... -
Tomó mi hombro y con seriedad añadió. - Tal vez ella lo quiere así... Tal vez... Ella los quiere juntos... Soluciónenlo... -

Esas palabras causaron una punzada en mi pecho. Esperaba de corazón que Nami tuviese razón.

Al día siguiente en el instituto había un ambiente muy relajado. Zoro no apareció para llevarme, tuve que ir en metro y fué inevitable recordar el día en que nos cruzamos.

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora