11. Cómplices

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Con el volumen suave de la canción Bitter Sweet Symphony del grupo The Verve, me desperté un par de horas después abrazada a Zoro que dormía profundamente. Me tenía sujeta de la cintura, así que con cuidado, deslicé su brazo a un lado y fui por algo de beber. Aún estaba oscuro y no tenía idea de la hora.

Busqué mi bolso para revisar mi celular pero no lo encontré, en cambio, el celular de Zoro estaba encima de la mesa junto a las llaves del auto. No creí que fuera buena idea tomarlo pero de verdad necesitaba ubicarme en espacio y tiempo, sólo lo tomé para ver la hora pero pude ver también que tenía quince llamadas perdidas, una de Sanji, cinco de una tal Elaine y el resto de un contacto identificado como Tashigi.  Quienes eran ellas no lo sabía, pero tampoco es que fuera de mi incumbencia, aún así encontré excesivo el número de llamadas. Sin darle más luz al asunto, volvía a la cama con él cuando sentí la vibración del aparato. Era una nueva llamada de Tashigi a las cuatro y media de la madrugada.

Me picó la curiosidad. Le contesté sin decir ni una palabra pero no fue necesario. La voz de la chica era de un evidente estado etílico.

- ¡Al fin con... testas! Yo.. yo... Te he lla...mado tooooda la no... che... - Decía arrastrando las palabras. - ¿No... vas a decirme... nada? Típi... co de tí... Te extraño... Vuel... ve con...migo... - El hipo casi no la dejaba hablar. - Des... des...de que te encon...tré... Con esa... esa... tipa no quieres nada con...migo... No sé qué le viste... - Escuché suficiente y corté.

Debo confesar que se me hizo un nudo en el estómago. Quién diablos era. Quizá la chica de la fiesta, esa que se lo comía a besos, la duda me carcomía.

La luz de la habitación se encendió y Zoro se asomaba por la puerta estirándose.

- Hola Robin... Qué haces ahí... - Con la voz somnolienta me llamaba con un gesto de su mano.

- Vine por un vaso con agua... - Sonreí tratando de disimular mi repentino malestar.

Parece que mi cara no hacía juego con lo que decía, porque Zoro ya bien despierto, no me quitó la vista de encima.

- ¿Pasa algo Robin? ¿Estás bien? - Me abrazó y me dió un beso. - Dime... -

- Lo siento... No sé esconder muy bien cuando estoy molesta... - Bajé la mirada.

- ¿Y se puede saber porqué estás molesta? -

- La verdad es que... - Lo miré tratando de buscar una excusa pero no me resultó. - Te acaba de llamar una chica... Tashigi si no me equivoco... -

- ¿Y que dijo? - Su cara era neutral.

- Quiere que vuelvas con ella... -

- Mmm ya veo... Y tú qué dices... -

- ¿En serio me estás preguntando eso Roronoa? - Me crucé de brazos y le di la espalda para acostarme. Pero él se me fue encima, me volteó y me planchó en la cama y alzando mis manos sobre mí cabeza, eso hizo que la bata se me abriera dejando a su merced mis pechos.

- ¿Ahora cuando estés enojada seré Roronoa? - Sonreía descaradamente.

- No es de mi incumbencia lo que hagas... - Lo dije sin mirarlo y con los dientes apretados.

- ¿Estás celosa? -

- No -

- ¿Entonces? -

- Ya te dije... Haz lo que quieras... -

- ¿Lo que quiera? - Me besó el cuello electrizándome. - Está bien... Haré lo que quiera... - Lo miré ya muy enfada, pero me ignoró por completo mirándome lleno de erotismo.

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora