27. Meses

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Nuestros amigos en la mesa nos felicitaban. Yo los miraba con la alegría a flor de piel. Tomamos nuestros lugares y nos trajeron el pedido que Sanji ordenó, es el único que conoce los gustos de todos cuando se trata de comida.

- Creo... Que me deben una explicación... - Miré a mis amigas con una ceja alzada.

- De qué hablas... ¿Tú sabes algo Viola? - Nami le guiñaba un ojo a la aludida.

- No... Ni idea. - Las chicas reían. Zoro estaba abrazándome con una mano en mi vientre y mirándome con ternura.

- Yo quiero saber qué significa esto... - Puso los zapatitos de bebé celestes sobre mis manos. - Te equivocaste de color... -

- ¿Qué? - Reí. - Quizá el equivocado seas tú... - Le dije mirando los zapatitos rosados. - Desde cuando lo sabes... Quiero decir... -

- No digas nada mujer... Sabes que tengo mis influencias... - Dijo con ese aire de superioridad de siempre. - El asunto era que quería saberlo de tí... Pero no esperaba que me lo contaras de esta forma... -  Sonrío y me besó.

- Solo miren a los tortolitos... - Sanji a su vez le hacía cariño a Viola que reía con la cara de Luffy comiendo carne. - ¿No deberían fijar ya la fecha? -

- Eso... En mi humilde opinión... Tendría que ser mucho después de que nazca el bebé... - Luffy hizo una pausa en comer, todos esperábamos una seria declaración. - Ahí verán lo que es bueno... Cuando empiecen a cambiar pañales... Shi Shi Shi... Los bebés hacen mucha caca... -

- ¡¡¡Luffy!!! - Nami le dió un codazo y todos estallamos en carcajadas. - ¡¡Estamos en la mesa!!... Pero sí... tiene razón... - Ella también reía.

- Me alegra haber llegado a conocerlos a todos... - Viola ponía el toque de cordura a la cena. - Estoy muy feliz por ustedes... De verdad... -

- Bueno espero que ustedes también se animen... Se ve que están bien enamorados... - Les mostraba mi sortija. A la chica se le iluminaron los ojos y Sanji tragó saliva.

- Bueno... Quizá en algún momento... - Nami dejó flotando las palabras con una mirada pícara.

Cenamos, reímos y compartimos sueños y esperanzas. Fue una noche increíble. Nos sentimos como una familia. Familia que pronto empezaría a crecer.

Mi embarazo marchaba sin problemas. Las molestias como los mareos y náuseas cesaron después de mi tercer mes. Zoro no dejaba que hiciera gran cosa, me mantenía entre algodones, la verdad es que al parecer él se estaba llevando también algunos síntomas míos. Tenía antojos de comer cosas raras, me causó gracia cuando lo encontré una noche a las tres de la mañana masticando hielo.

Además de todo lo que compartíamos, viajábamos, íbamos de compras, salíamos a cenar, nos juntábamos de vez en cuando con los chicos, viendo crecer a Ace como un niño precioso. Todo iba de acuerdo a lo que queríamos. Nana me ayudaba en lo cotidiano y estaba feliz al saber que sería una de las madrinas de mi bebé. Zoro se lo pidió y aceptó sin dudar.

Cuando ya tenía seis meses me acompañó una tarde a la tercera ecografía de control. Él estaba algo ansioso pero mantenía su palabra. Afirmaba que era una niña.

- ¿Y si te equivocas? Creo que deberíamos hacer una apuesta... -

- Vas a perder... Es una niña... -

- Pero... ¿Por qué estás tan seguro? -

- Yuji me lo contó... En un sueño... - Sus palabras me dejaron sin aliento.

- ¿Puedes contarme tu sueño? - Unas lágrimas cayeron espontáneas.

- Robin... No... No llores... - Me besó. Su beso me calmó pero la emoción persistía. - Hermosa... No llores por favor... -

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora