9. Encuentro

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Llegué corriendo a la puerta del departamento de Zoro y estaba entreabierta. Sanji fumaba cuando me vió entrar algo agitada. Su cara no era de las mejores pero aún así fue amable.

- ¡Maestra! Adelante por favor... - Me ofreció asiento.

- Puedes llamarme Robin... - Jadeaba. - Busco a Zoro... - Me miró dándole una calada a su cigarro.

- Salió... Por el fin de semana... O eso creo. -

- Entiendo... - No lo alcancé y mi cara reflejó la tristeza. - Bien... No te quito más tiempo, gracias Sanji... -

- Espere... Digo, Robin espera... - Me tomó del brazo para detener mi salida. - ¿Podemos hablar? - Esa pregunta siempre me deja un nudo en la garganta.

- Tengo cosas que hacer en realidad, disculpa, quizá otro día... - Traté de avanzar pero me lo impedía.

- Sólo quiero saber, si no es mucha la indiscreción, qué pasa entre ustedes... - La preocupación se reflejaba en su voz. - Quiero saber qué le dijiste a Zoro para que pierda la cabeza de esa manera, en menos de una semana... - Me miraba fijo a los ojos. - Creo que estás empezando a quitarle las capas a la cebolla... -

- Si quieres hablamos mañana... Irás a ver a Nami ¿Verdad? -

- Si claro, no me lo perdería por nada... - Sonrió.

- Bien... Nos vemos Sanji, gracias... -

- Nos vemos, Robin. - Tomó mi mano y la besó.

Bajé con pesadumbre para ir a casa cuándo en la puerta del edificio me topé con una moto estacionada y con su piloto inmóvil a un lado de ella mirándome. Reconocí el bolso, era Zoro. Me acerqué y le quité el casco. Sus ojos miraban al piso.

- Sanji me dijo que te fuiste por el fin de semana... -

- Ese era el plan... Pero al salir del estacionamiento te ví entrar al edificio... - Continuaba sin mirarme. - Porqué... ¿Porqué me viniste a buscar? Creo que no fui claro en mi mensaje... -

- Oh no... Fuiste muy claro pero quiero saber... No entiendo... Por qué me dijiste esas cosas... Porqué huyes... Yo creí que eras valiente... - Tomé su mano para que mirara  y automáticamente me atrajo hacia él.

- Por que es la verdad... Yo... Yo no soy el hombre para tí Robin... Y por valentía lo estoy reconociendo... - Su voz sonó muy triste.

- Eso no lo decides tú... -

- Apenas me conoces... -

- Pero aún así sientes una conexión, al igual que yo... No lo niegues. -

- No lo niego... Por eso prefiero detenerme ahora... Robin no quiero hacerte daño... -

- ¿Es tu última palabra? - Me alejé un poco.

- Lo siento... De verdad... -

Lo solté de forma definitiva y miré para cruzar. Él no reaccionó más que para prender el motor, darme un último vistazo y arrancar a toda velocidad.

Nami venía saliendo de nuestro departamento cuando me vió. Me preguntó qué había pasado, pero no contesté nada. Entré en mi habitación, en el suelo la rosa que acompañaba la carta. No quería estar ahí pero no me quedaba otra opción. Mi almohada aún tenía su perfume.

Mi amiga entró para animarme, dijo que las cosas podían mejorar y me atacó con todo su arsenal de palabras positivas.

- ¿Sabes qué? Con mayor razón creo que debes acompañarme mañana. - Me tomó de la mano. - Anda que dices... -

Déjame AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora