Fire Emblem Fates II: Amanecer

6: Planificación

- ¿Y si ponemos esta mesa algo más a la derecha y ésta más a la izquierda? Así habrá más espacio... - gesticuló Azura, en el centro del salón. - Es que creo que las hemos distribuido mal...
- ¿Otra vez? Az, te quiero, pero tienes que dejar de pensar en que, bueno... En que todo sea perfecto. - suspiró Corrin.
- Eso haberlo pensado antes de pedirme que me casara contigo... - contraatacó ella, fría.
Corrin sonrió, abrazándola por la cintura.
- Relájate, por favor. Preparamos una boda, no una estrategia de combate. - le susurró al oído.
Azura resopló por lo bajo, pero no se negó a sus caricias.
- ¿Qué tal así, Alteza? - gritó Felicia desde la otra punta de la sala, mientras terminaba de recolocar por quinta vez una de las mesas en las que se sentarían los invitados.
- ¡Genial! ¡Gracias, Felicia! - gritó Corrin, arrastrando a Azura fuera de la sala.
- ¡Eh! ¿¡Qué haces, Corrin!? - exclamó, alterada, fuera del salón.
Intentó entrar de nuevo, pero Corrin se plantó delante de la puerta, impidiéndole la entrada.
- Aparta, por favor. Aún quedan cosas por hacer...
- ¿No crees que deberías ir a probarte tu vestido de novia? - río él, burlón.
- Eso puede esperar. No creo que faltando dos días para nuestra boda vaya a cambiar de vestido... Además, tú no serías capaz de organizar todo lo que queda por hacer.
Él levantó una ceja mientras la miraba risueño.
- ¿Qué te apuestas? - preguntó el joven.
Azura pensó con detalle su respuesta. Sabía que dejar a Corrin organizando una boda era un terrible error que lamentaría tarde o temprano. Pero, por otro lado, podía sacarle provecho al asunto...
- ¿Te acuerdas de aquella pequeña isla perdida en medio del mar que descubrimos mientras viajábamos hacia Cyrkensia? - respondió, acercándose a él, zalamera.
- Sí... ¿Por?
Ella sonrió, maliciosa, haciendo que Corrin temblase.
- Si tú no eres capaz de organizar nuestra boda... - recalcó - Nos vamos de viaje un par de días a esa isla...
- ¿Y qué pasa si yo gano? - preguntó, temiendo la respuesta.
- Pues que yo me encargaré de firmar todo los informes, leyes y pactos que te envíen en una semana. - se arrimó más a él - Vamos, hoy me he despertado generosa... - sonrió.
Corrin le respondió con un repentino beso que descolocó a la chica.
- Hecho - rió, entrando en la sala rápidamente, cerrando la puerta tras él.
Azura resopló de nuevo, acostumbrada a su actitud. Antes de nada, cogió un trozo de papel y una pluma que había sobre una mesa junto a la puerta, escribió una pequeña nota y la dejó sobre la mesa. Sonrió dulcemente.
Se volvió para dirigirse hacia su alcoba, donde seguramente la estarían esperando Kismena, Taita, Flora, Trateva y una muy agotada Felicia, que habría terminado de organizar las mesas.

Corrin permanecía en el centro de la estancia, rodeado de varias mesas de blancos manteles, perfectamente organizadas. Era una sala amplia, muy bien iluminada, de techos bastante altos y rodeada de ventanales, que servían como paredes. Miró su reflejo, presente en el impoluto suelo de mármol.
Entonces, una idea rondó su cabeza. Se dirigió a la puerta, lamentando que antes de empezar ya necesitase su ayuda. Abrió el portón, saliendo al recibidor del castillo. Giró la cabeza, pensativo, y encontró una nota de Azura sobre una mesa, en la que decía.

« Sabía que tarde o temprano te surgiría esta duda, así que pensé adelantarme a tí. Por si no sabes muy bien que hacer o por donde empezar, te dejo una lista con las tareas primordiales.
- Recibir a las comitivas nohria, hoshidana y nestria, que vendrán un rato antes del almuerzo.
- Asistir a tu prueba de vestuario, que será sobre las doce.
- Distribuye a los invitados por las distintas mesas, antes de que estos aparezcan. Ten cuidado con este punto.
- Busca a Jakob y pídele que decore la sala con guirnaldas, flores, cenefas...
- Y muchas otras cosas más, pero yo no te las voy a decir, cariño...
Si necesitas algo estaré en mi alcoba. Toca a la puerta antes de entrar. Ya sabes que da mala suerte ver el vestido antes de la boda.
Te amo...
Tu Luna. »