Azura no fue consciente de su error hasta que no sintió el calor abrasador del verdadero infierno posarse en su nuca, haciendo que un aterrador cosquilleo la invadiera por completo. Aquel inhóspito lugar era verdaderamente escalofriante. Se encontraba en mitad de un paisaje volcánico, sobre una especie de acantilado donde las únicas olas que llegaban eran aquellas que eran creadas por el mar de lava que la rodeaba.
La joven volvió la cabeza atrás en un intento de encontrar a su esposo, cuando el suelo se quebró a sus pies y la tierra se abrió, engulléndola. La joven reina lanzó un grito al caer, sintiendo como aquel horrible calor se acercaba más a ella. Inconsciente, usó la poca luz que se filtraba entre las rocas para transportarse a cualquier otro lugar, librándose de una muerte segura entre un mar de lava.
Apareció arrodillada en la falda de un furioso volcán, con las manos y las rodillas clavadas entre las diminutas piedras que cubrían el oscuro suelo. Abrió súbitamente ambos ojos cuando vió como dos furiosos dragones se enzarzaban en una batalla a muerte sobre ella. Su corazón se detuvo un instante al reconocerlos.
- No... - jadeó, incorporándose con rapidez. - ¡Basta! - les gritó, cuando vió como uno de los dragones impactaba violentamente contra el suelo, frente a ella. - ¡CORRIN!
Azura corrió hasta su esposo, apurada, dejando a un lado el miedo que floreció en su corazón cuando Kamui se incorporó y clavó su mirada ensombrecida en ella. Cuando estaba a tan solo un par de pasos de él, Azura impactó contra una especie de barrera invisible que nació frente a ella, cayendo sobre las oscuras piedras y la ceniza.
La joven se incorporó cuando distinguió tras su alborotado flequillo las siluetas de ambos dragones, quienes de nuevo luchaban frente ella con una furia sobrehumana. Azura quiso correr hacia ambos, cuando Taita la retuvo a su lado, agarrándola del brazo. La joven reina se volvió, atónita.
- ¿Qué haces? ¡Taita, suéltame! - gruñó Azura, revolviéndose - ¡Suéltame! ¡Tengo que ayudar a Corrin! - jadeó cuando su nodriza la cogió por los hombros, obligándola a mirarla. - ¡No tiene su piedra dragón! ¡Taita, por favor, tengo que ayudarlo antes de que sea tarde! - explicó, nerviosa. - ¡MALDITA SEA, SUÉLTAME!
- ¡AZURA! - le gritó, haciendo que parara.
La joven reina comenzó a respirar con dificultad, angustiada. Un par de lágrimas asomaron por sus ojos dorados, cristalizándolos.
- Por favor... - murmuró con un nudo en la garganta. - Tengo que salvarlo...
- Cielo... No hay nada que puedas hacer - susurró la joven nodriza, acariciándole la mejilla izquierda con tristeza.
Azura se mordió el labio inferior, ahogando un sollozo. Suspiró. Su corazón todavía palpitaba. Ninguno de los dos había muerto del todo todavía. Aún quedaba un rayo de esperanza... Una idea cruzó la mente de la joven.
- «Esa "bola", si es queréis llamarlo así, es nuestra única oportunidad de salvar al rey...o lo que quede de él». - había dicho Vessperion tiempo atrás.
Azura levantó la cabeza levemente para mirar fijamente a su nodriza.
- ¿Dónde está Éxora...? - murmuró, fría.
Taita no tuvo tiempo de responder. La niebla la atravesó de parte a parte, y Azura no pudo hacer más que maldecir a los dos ojos magentas que la observaban con malicia.Kismena logró esquivar la mortal estocada de Ummal, quien perdió el equilibrio por un momento. El capitán realizó una rápida finta y recuperó la estabilidad, regalándole a Kismena un tiempo precioso que utilizó para herirlo en el brazo izquierdo. El muchacho lanzó un alarido de dolor, esquivando a tiempo el siguiente ataque de Kismena. La joven luchaba con persistencia, con furia, enlazando sus movimientos uno tras otro, sin descanso, rompiéndose la garganta con cada grito. Sus ojos relampagueaban de rabia, chocando contra la incansable mirada de Ummal constantemente.
Trateva interpuso su espada entre las armas de ambos jóvenes, intentando hacerlos entrar en razón. Sin embargo, Trateva estaba herida y cansada, y no hizo falta que Ummal hiciese mucha fuerza para mandar bien lejos la espada de la muchacha, quien esquivó el inconsciente mandoble de Kismena y corrió entre la humareda en busca de su espada. Llegó con rapidez hasta donde estaba su arma, dispuesta a cogerla de nuevo y seguir ayudando a Kismena.
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Fire Emblem Fates II: Amanecer
Fiksi Penggemar(Segunda parte de Fire Emblem Fates: Unión) La mayoría de personajes de esta historia pertenecen a Nintendo y a Intelligent System. La historia es 100% mía. Han pasado cinco meses desde que Corrin y Azura derrotaron a Anankos y le devolvieron la lib...