Capitulo 11

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C. 11: Verdaderos sentimientos

Había pasado ya 1 semana desde que no veía a Gery, pues se había ido a México a visitar a algunos familiares. Y yo me quedaba aquí, deseando besar a la chica de mis sueños, mientras que mi novia confiaba en mí plenamente.

Esto era terrible. Además el tener que bailar muy cerca con Violetta todos los días me hacia enamorarme cada vez más de ella. Pero debía quedarme ahí, impotente, sin poder hacer nada. Era una tortura.

Y ahora que me mudaré en menos de 2 meses, no podía involucrarme de alguna manera con ella. La destrozaría, de nuevo.

Estaba a punto de ir a ensayar la coreografía con Violetta, hasta que Gery me llamó.

-Hola.-le atendí.

-Hola, mi amor.-respondió Gery cariñosamente-¿Cómo te la estás pasando por allá?

-Bien. Todo...todo va bien.-omití la parte acerca de lo de Francesca, o lo de Violetta, o incluso lo de Barcelona-¿Tú? ¿Cuándo regresas de México?

-No te preocupes, regreso el viernes. Y ahí podremos celebrar mi fiesta de cumpleaños.-implicó románticamente-¿No estás ansioso?

-Por supuesto.

Mierda, había olvidado eso. No tenía nada especial preparado para ella, y era obvio que quería algo completamente extravagante.

-Pero no vayas a pensar que quiero algo enorme. Sólo quiero pasar el día contigo y seré feliz.

Reí.

-Bueno, tengo que irme a clase, hablaremos mañana, ¿vale?-quería colgar antes de que llegara Violetta y nos escuchara hablar.

-Bien. Te quiero.-me dijo.

Estaba seguro de que Gery esperaba un te quiero de vuelta, pero yo no estaba listo para decirlo, en especial si pensaba en otra chica, así que ella debía comprenderlo.

-Adiós...-contesté, y colgué el teléfono.

Entré a la sala de baile, donde Violetta y yo habíamos acordado vernos para ensayar. Estaba vacía, Vilu aún no llegaba.

Recibí un mensaje de ella al móvil.

"Diego, me retrasé un poco, llegó ahí en 10 minutos." decía.

Sonreí al ver la foto que tenía de ella de fondo de pantalla en mi celular.

Nos la habíamos tomado en Madrid, antes de que ella descubriera acerca de mi plan con Ludmila. Violetta se veía preciosa en esa fotografía, con una sonrisa natural pero tan mágica al mismo tiempo. Y con esa mirada que me enamoraba todo el tiempo.

-Diego.-manifestó Violetta.

Me sobresaltó un poco verla ahí, parada en la puerta tan de repente. ¿Desde hace cuanto estaba ahí?

-Oh, Violetta.-mencioné guardando mi celular rápidamente-Eh, ¿desde cuándo estás ahí?

-Acabo de llegar.-sonrió, sus ojos brillaban de una manera clandestina-¿Esperaste mucho?

-No, acabo de llegar también.-le sonreí de vuelta-¿Comenzamos?

-Claro...-dijo no muy convencida, y se acercó a mí algo seria-Pero primero, debo decirte algo. Es importante.

-Ah, seguro, ¿qué pasa?-cuestioné algo nervioso.

-Es sobre...Francesca.-declaró.

-¿Francesca? ¿Qué hay sobre Francesca?

Oh, no. ¿Qué le habrá dicho Francesca a Violetta? ¿Acaso le había dicho acerca de nuestro beso?

-Eh, la verdad es que, hace una semana ella me confesó que vos le gustás, y...-explicó mordiéndose el labio.

-¿Ah, sí?-interrogué. ¿En serio Francesca le había dicho eso a Violetta?

-Sí. Y bueno, me pidió que no te lo dijera, pero creo que es mejor que vos lo sepas para que no vayas a ilusionarla en vano ni nada...-intuyó.

-¿En vano?-pregunté en un tono santurrón-¿Y quien ha dicho que a mí no me gusta Francesca?

Violetta parecía impresionada ante esto.

-Pará...¿a vos te gusta Francesca?-interpretó con una mirada de sorpresa.

-No, sólo pregunto quien te ha asegurado que no me gusta. Digo, ¿acaso hay alguna razón por la que no esté con Francesca?

La miré a los ojos intensamente, delatándola. Era obvio que Violetta implicaba que estaba enamorado de ella, pero se rehusaba a admitirlo.

-Porque tenés novia. ¿Recordás?-mencionó después de una pelea de miradas-Que por cierto no he visto en un largo tiempo, ¿pasó algo?

Pude sentirlo. Violetta me estaba retando para que admitiera lo que sentía, pero no esta vez.

-No. Nada ha pasado. De hecho, estamos mejor que nunca.-seguí su jueguito.

-Me alegro.-contestó irónica.

-¿Y ya podemos ensayar?-dije de una vez por todas, revisando mi reloj.

-Obvio, sí, vamos.-Violetta tomó el control remoto del estéreo y encendió la pista que mi padre nos había entregado.

Se acercó a mí y comenzamos a bailar la coreografía. Violetta estaba muy junto a mí.

Podía escuchar su corazón latir, su respiración agitada cerca mío.

-Y, aquí, pienso que debemos dar un giro, y...-dije interrumpiendo la tensión.

-Espera, Diego, por favor...no te muevas.-Violetta me miró a los ojos.

Su mano estaba en mi hombro y yo tenía mi mano en su cintura, sus labios rojos lucían vibrantes, me mataba el deseo de besarlos con locura.

Cuando estaba a punto de besarla, pensé en todo por lo que pasamos. En cómo yo rompí su corazón la primera vez, y como luego ella rompió el mío. En cómo me junté con Gery por darle celos a ella, y como había hecho lo incorrecto una vez, y no pensaba hacerlo de nuevo.

Me aparté de ella.

-Lo siento, no puedo.-aseveré-No de esta forma.

-¿Qué? ¿De qué hablás?-dijo Violetta desesperada-Ambos sentimos cosas por el otro, no hay nada malo.

-Claro que lo hay.-afirmé algo molesto-Tú tienes novio y yo tengo novia. Mira, no me importa si tu quieres engañar a León con una tontería, pero y no pienso hacerle eso a Gery. Además, tú desde un principio me dijiste que no querías nada conmigo...

-Pero Diego...

-No. Sin peros.-la interrumpí-Las cosas no son así.

Recogí mis cosas y salí de ahí. Estaba frustrado. En lo único que pida pensar era en lo bella que Violetta se veía, y en lo mucho que quería tomarla y hacerla mía apasionadamente. Pero no podía. Era una estupidez.

Llamé a Gery, alterado.

-¿Diego? ¿Qué pasa?-atendió.

-Pasa que no puedo seguir así.-solté una lágrima por despecho.

-¿Qué? ¿De qué hablas?-exclamó Gery.

-No puedo soportarlo, Gery. Yo quiero estar contigo, pero es muy complicado lo que me pides.-expliqué-Si para estar contigo necesito alejarme para siempre de Violetta...creo que es imposible.

-¿Por qué dices esto, Diego?-Gery estaba desesperada.

Tomé aire y di un enorme suspiro. Mi pecho me dolía de tantas emociones.

-Porque aún la amo.-contesté sin rodeos.

Novela Diego - Ser quien soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora