Capitulo 16

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C. 16: Inspiración

Había pasado ya una semana desde que había besado a Francesca. La cabeza me daba vueltas, no tenía idea de como arreglar la situación.

-Ey, ¿qué pasa? ¿Estás bien?-me preguntó Francesca, mientras estábamos en el parque.

-No.-respondí enmudecido-Aún me siento mal por lo de la semana pasada, en serio no debí hacerlo.

-¿T-te referís al beso?-cuestionó sonrojada.

-Sí...-la abracé-En serio no quise lastimarte, perderte sería lo peor que me podría pasar.

-No me vas a perder, tranquilo.-sonrió amistosamente.

Nos apartamos lentamente, nuestros labios quedaron muy cerca. Me di la vuelta rápidamente, no vaya a ser que no resistiera y la besara de nuevo.

-Pero, tenemos que averiguar como vas a resolver lo de Violetta.-comentó rompiendo la tensión.

-No sé que hacer...-me agarré la cabeza, desesperado.

-Yo si sé que hacer. Tenés que decirle que todo fue un error y que la amás.-respondió.

Miré a los ojos a Francesca. Era imposible que alguien fuera más amable y bondadoso que ella. Me estaba ayudando con el tema de Violetta, a pesar de que estaba enamorada de mí. Era increíble.

-¿Por qué me mirás tanto?-río nerviosa, acomodándose el cabello.

-No, no es nada.-miré al cielo-Es sólo que, a veces pienso en lo que hizo Violetta para ganarse mi corazón. En los últimos meses, he estado sufriendo mucho por ella y no ha habido ningún avance...En cambio tú, has sido mi amiga, me has ayudado, has estado ahí para mi.

-Tan sólo te devuelvo el favor.-se sonrojó.

-Eres increíble, ¿sabías?-la tomé de la mano-A veces llego a pensar que estoy enamorado de ti...

Francesca abrió los ojos como platos.

-Estás bromeando, ¿cierto?-sonrió incómodamente.

Meneé la cabeza.

-No. Es cierto. Siento cosas por ti, sólo que no era lo suficientemente valiente como para admitirlo.-miré la hermosa sonrisa que se formaba en su rostro-Así que...Francesca Cauviglia, ¿te gustaría salir conmigo?

Francesca se quedó atónita por unos segundos, hasta que con una amplia sonrisa, exclamó:

-Sí.

La abracé con fuerzas. Acaricié su cabello. Nada me podía hacer más contento. Aunque en mi interior, quizá hacía todo esto para olvidarme de Violetta. Pero me negaba a admitirlo.

Francesca y yo caminamos de vuelta al Studio, tomados de la mano. De vez en cuando notaba que Francesca estaba roja como un tomate.

Cuando llegamos, nos dirigimos al sum. Ahí estaban todos, sólo pude ver que Violetta estaba sentada al lado de su querido León. La vi un poco sorprendida al notar que estaba tomado de la mano con Francesca. Notaba celos en su mirada.

-Bueno, chicos, cada vez se acerca más la muestra. Ya debemos estar todos preparados con las canciones que compusieron, ¿alguien se anima a pasar a mostrarnos su canción?-explicó Pablo.

Levanté la mano.

-Yo tengo un tema preparado...-dije.

-Muy bien, entonces, Diego, muéstranosla.-me indicó.

-Suerte.-me susurró Francesca.

Tomé mi guitarra y subí al escenario. Comencé a cantar "Ser quien soy", todos me miraban con atención. Incluso Violetta.

Decidí mirar a Francesca mientras la cantaba, no fuera a ser que me distrajera con Violetta y me olvide la letra. Pude ver la tremenda sonrisa de Francesca, resplandecía más que nunca.

Sin poder evitarlo, miré a Violetta. No podía hacer nada al respecto, mi corazón me indicó a hacerlo. Violetta también me miraba, pero cada dos segundos apartaba su vista, parecía sonrojarse.

Al mirar a Violetta, me inspiré más que nunca. Canté apasionadamente, nada podía detenerme. Estaba claro. Aunque Francesca era una chica increíble, Violetta era esa chica que lograba hacerme sonreír, quien lograba hacer mi corazón latir más y más rápido. A quien realmente amaba, pero no podía admitirlo.

Cuando terminé todos aplaudieron. Noté la sonrisa de Francesca, y también los celos de Violetta.

-Muy bien, Diego, está muy bien.-manifestó Pablo-¿Alguien más que tenga un tema preparado? ¿No? Bueno, nos vemos mañana para escuchar los otros temas.

Todos se fueron. Bajé del escenario y abracé a Francesca.

-Me encantó.-implicó Francesca con ternura-Es hermoso.

-Gracias...-respondí.

Miré hacia Violetta. Estaba con León, él le dijo algo y se fue. Violetta se quedó ahí.

-Bueno, ¿nos vamos?-preguntó Francesca sonriendo.

-Eh, sí, ¿por qué no te adelantas? Tengo que guardar la guitarra, pero te alcanzo en un minuto.-comenté.

-Dale, pero no te tardes.-río Francesca, y se fue.

Violetta y yo nos quedamos en el sum solos. Ella se acercó hacia mí, temerosa.

-Hola, Diego.-me saludó, parecía preocupada-Me gustó mucho tu tema.

-Gracias.

-¿Puedo hacerte una preguntita?

Asentí.

-Eh, si no es mucha indiscreción, bueno, ¿si viste que la canción es del amor? Bueno, quería saber...¿a quien se la escribiste?-interrogó.

Me sorprendí al escuchar esto. ¿Por qué demonios Violetta quería saber eso?

-¿Por qué preguntas?-le cuestioné.

Violetta se veía nerviosa.

-No sé, curiosidad...ya sabés, yo, eh...me gusta saber la fuente de inspiración de las canciones...-era bastante obvio que Violetta estaba utilizando excusas.

-Eso no es de tu incumbencia, lo siento.-me rehusé a decirle.

-¿Se la escribiste a Gery?-continuó-Digo, ya sé que terminaron, pero tal vez se lo escribiste antes...

-No. No se lo escribí a Gery.-contesté con firmeza.

-¿Entonces a Francesca?-Violetta parecía bastante intrigada-Digo, porque vi como que se la estabas cantando, y ustedes estaban muy juntitos...¿algo pasa entre ustedes dos?

-No, tampoco se la escribí a Francesca.

-¿Entonces? Digo, porque debe ser para alguien...

-Mira, Violetta, me tengo que ir.

-¡No! ¡Tenes que decírmelo! ¿Es a Francesca, no? No pasa nada si se la escribiste a ella porque...

Tomé a Violetta de las manos y la besé. Violetta no se negó. Continuó besándome con dulzura. Todo se sentía perfecto en ese momento.

-Te la he escrito a ti.-susurré tiernamente cuando nos apartamos.

Tomé mi guitarra y estaba dispuesto a irme, pero Violetta me detuvo.

-Diego, yo...

Me tomó de los hombros y me besó. Esta vez apasionadamente. No nos separábamos. Yo la tomaba de la cintura y ella me arrancaba la chaqueta. Por supuesto no era un lugar apropiado para hacer eso, pero no conseguíamos parar.

Besé su cuello, apoyándola contra el piano de ahí. Violetta respiraba agitadamente. Nos tomábamos fuertemente de la mano mientras yo la besaba.

Todo pasó tan rápido, que no sentimos cuando la puerta del sum se abrió. Pero lo notamos cuando alguien gritó:

-¡¿VIOLETTA?!

Violetta y yo nos apartamos, y ambos gritamos:

-¡¿León?!

Novela Diego - Ser quien soyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora